La reacción del gobernador Javier Duarte de Ochoa ante el creciente índice delictivo en diversas regiones del estado, que ha colocado a Veracruz en los primeros lugares en la comisión de delitos de alto impacto como secuestro y extorsión, permiten observar que no quiere dar tregua ni esperar a que la situación sea francamente irreversible.

Esta misma semana, Duarte ha tomado y ejecutado acciones para hacer frente a las multiplicación de las bandas criminales que, golpeadas en otras ciudades, se han movilizado a dos polos de desarrollo económico muy importantes: Coatzacoalcos y Córdoba, sur y centro veracruzanos donde la población estaba crispada por el temor de ser secuestrada, extorsionada, amenazada, por los delincuentes.

La movilización de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública, en apoyo a la participación de efectivos de la Marina y el Ejército mexicano, para el combate a la delincuencia en esas dos ciudades y regiones, no hace sino corroborar lo que muchos sectores habían estado denunciando y que el propio delegado de la Secretaría de Gobernación, Alberto Amado Leal, había reconocido: los focos de alerta por el crecimiento de la violencia e inseguridad en ciudades como Pánuco, Poza Rica, Orizaba, Córdoba, Veracruz y Coatzacoalcos.

Apenas el lunes pasado, en Coatzacoalcos, Javier Duarte anunció el programa Blindaje Coatzacoalcos, un operativo especial en que participan 535 elementos, que se suman a los 290 que ya se hacían cargo de la vigilancia en el antiguo Puerto México, y que realizarán 16 acciones de combate a la delincuencia organizada y del fuero común tanto en la ciudad como en la región.

Este nuevo contingente que ya patrulla por aire y tierra la segunda ciudad más importantes de Veracruz está compuesto por 325 elementos del Ejército, 100 de la Marina-Armada de México, 100 policías estatales y 10 policías federales.

Blindan Coatzacoalcos y Córdoba

Dos días después, desde muy temprana hora, Javier Duarte de Ochoa puso en marcha el operativo Blindaje Córdoba, en que participan 750 elementos de la SSP, Marina, Ejército y Policía Federal, que se unirán a las fuerzas de tarea que ya funcionaban en la región Córdoba-Orizaba.

Tanto en el sur como en el centro, los elementos actuarán bajo mandos únicos. En agosto o septiembre, estarán listas las instalaciones militares en Tempoal y entrará en operación un destacamento militar que ayudará a atacar frontalmente la enorme incidencia delictiva de esta zona colindante con Tamaulipas.

En los casos de Córdoba y Coatzacoalcos, los operativos contemplan no solo realizar patrullajes. Además, implantarán cercos de seguridad, puestos de revisión móviles y reconocimientos aéreos; reforzarán la seguridad en los centros urbanos y plazas comerciales, aumentarán los efectivos de vigilancia en zonas de alta incidencia delictiva, contemplarán operativos de revisión aleatorios para recuperación de vehículos robados y se supervisarán talleres mecánicos y deshuesaderos.

Los programas de blindaje también contemplan la revisión de taxis para atacar la piratería e inhibir delitos, retirar polarizados de automóviles y reforzar las redes de videovigilancia, además de aplicar los programas de alcoholímetro, entre otras acciones.

Atomización de bandas criminales

Hace tiempo que se veía venir el incremento en los delitos del fuero común. La persecución de la delincuencia organizada, dedicada al trasiego de estupefacientes y otros delitos del fuero federal, dejaron regados los elementos de infantería que utilizaban y formaban parte de la parte más baja de la pirámide de mando.

Huérfanos de sus jefes, cientos de delincuentes empezaron a organizarse en pequeñas bandas, cuya integración no rebasa los diez elementos, con una gran capacidad de movilización, dedicadas a los delitos de extorsión, secuestro, asalto, cobro de piso, robo en casa-habitación y negocios y abigeo.

El expresidente Felipe Calderón alebrestó el avispero y nos dejó en medio de la marabunta; para colmo, en el gobierno estatal pasado no se hizo gran cosa por combatir la delincuencia. De ahí que sea tan difícil disminuir los índices delincuenciales sin el apoyo de las fuerzas federales.

Ya hemos dicho aquí que, en el primer cuatrimestre de este año, el número de secuestros registrados en Veracruz tuvo un incremento bestial respecto al mismo periodo de 2013: 80.5 por ciento, según los datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP). En efecto, según el número de averiguaciones previas, en 2013 se registraron 36 secuestros en los meses de enero a abril, y este año el número creció a 67 (enero, 10; febrero, 14; marzo, 18, y abril, 25).

Aunque en porcentaje encabezamos el fenómeno, Veracruz ocupa el tercer lugar en números absolutos (67), superado por Tamaulipas (147) y Michoacán (87). Debajo de Veracruz se encuentran Morelos (61) y Estado de México (59).

También andamos muy altos en extorsiones, donde se calculan 100 en el primer cuatrimestre del año, mientras que en homicidios dolosos, si bien no estamos en los primeros lugares, se han registrado, según la misma fuente, 188, siendo los meses más sangrientos enero (57) y abril (59). Los estados que encabezan la lista son el Estado de México (817), Guerrero (555), Chihuahua (440), Michoacán (429) y Tamaulipas (338).

Como se observa, la espiral de violencia en nuestra entidad se recrudeció en el mes de abril, por lo que era necesaria una respuesta contundente por parte del Gobierno del Estado.

El surgimiento de fuerzas de autodefensa es un fenómeno que tuvo su mayor publicidad en el mes de abril y, como dijo el delegado de la Segob en la entidad, estos grupos ciudadanos surgen porque el gobierno no se da abasto para resguardar a toda la población.

Esperemos que las medidas tomadas esta misma semana por el gobernador Javier Duarte de Ochoa rindan frutos lo más pronto posible.

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