Corrían los tiempos del gobierno de Patricio Chirinos. En Cosamaloapan, el alcalde era Eloy Chiunti Ferat, quien llegó al cargo en 1997 abanderado por el PRI. Desde la Tesorería municipal hacía sus pinitos en la política Juan Carlos Molina Palacios (hoy dirigente estatal de la CNC).

En aquel entonces se acercó al ayuntamiento el corresponsal del periódico «Sur» de la familia Robles (hoy convertido en el periódico Imagen de Veracruz) para pedir el apoyo a fin de acondicionar las oficinas de la corresponsalía.

La ayuda consistió en unos cuantos botes de pintura y la mano de obra. El inmueble quedó muy bien presentado y para su inauguración fueron invitadas las autoridades municipales.

¡Craso error!

Una vez que se publicaron en el mismo periódico las fotografías del evento, alcalde y tesorero fueron llamados a la Secretaría de Gobierno, en Xalapa. Miguel Ángel Yunes Linares (quien tenía profundas diferencias personales con el director de ese medio, José Pablo Robles Martínez, al grado de que este último terminó por abandonar el país) les puso una reprimenda que hasta los días de hoy recuerda el dirigente agrario.

La cosa no quedó ahí. A partir de ese momento y hasta el final de la administración municipal, los auditores del Estado desfilaron sin descanso por el ayuntamiento de Cosamaloapan. Un acoso implacable que concluyó sin consecuencias, pues ninguna anomalía pudieron acreditar.

Ese es el origen de las diferencias que en la actualidad se hacen más patentes entre Miguel Ángel Yunes Linares y Juan Carlos Molina.

El candidato de la alianza PAN-PRD tiene muy clara la cercana relación de Molina con su primo hermano, Héctor Yunes Landa, y sabe, además, que la fortaleza del candidato del PRI está en el llamado «voto verde», el de las zonas rurales, justo donde el dirigente de la CNC tiene su gran capital político.

Es por eso por lo que ha enfilado sus baterías en contra del compadre de su primo Héctor. Le ha promovido no menos de siete denuncias ante los órganos electorales y lo señaló directamente de apropiarse de tres mil concesiones de transporte mixto rural, de las que habría de sacar una ganancia de 150 millones de pesos.

Peor aún: Yunes Linares prometió públicamente que, en caso de llegar a la gubernatura anulará dichas concesiones.

De inmediato Juan Carlos Molina salió a dar respuesta al ataque. No fueron tres mil concesiones, sino 3 mil 700, una para cada ejido de la entidad. Con este instrumento los ejidatarios contarán con un medio de transporte propio, que funcionará bajo su supervisión, con tarifas accesibles, para que los habitantes de comunidades alejadas puedan acceder de forma oportuna a escuelas y hospitales.

Aclaró también que a ningún ejidatario en la entidad se le ha pedido ni un solo peso por esas concesiones y calificó como «un gravísimo error» del candidato del PAN-PRD amenazar a los ejidatarios con cancelar dichas concesiones. Ese solo anunció seguramente le va a representar el rechazo de la gente del campo.

Ya en corto, y con más calma, Juan Carlos Molina especuló sobre el tema: «Alguien le dio mal la información y él se la creyó. ¿Qué candidato en su sano juicio va al campo a amenazar a los productores de que les va a quitar un beneficio como el del transporte público? Eso sólo se le podía ocurrir a Miguel Ángel».

Y los temores del candidato azul se están cumpliendo.

En Tierra Blanca -municipio gobernado por el PAN- coincidieron los primos hermanos. Héctor Yunes tuvo un encuentro con cerca de 25 mil productores de la zona. Los acarreados de Yunes Linares apenas habrán llegado a 2 mil 500.

Es el campo veracruzano… la Némesis de Yunes Linares.

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