La tarde-noche de este miércoles comenzó a circular en redes sociales el mensaje de una compañera donde señala que el reportero Jesús Santander, que trabaja en Xalapa y manda su información a la zona sur del estado, no aparece desde el martes por la tarde en que quedaron de verse al día siguiente para cubrir un evento.

El mensaje de la reportera dice en su parte medular: “Hoy no llegó a su trabajo y tenía que asistir a un evento donde una servidora se quedó de ver con él. Desde temprana hora otras compañeras y yo hemos tratado de comunicarnos, pero no lo hemos localizado… su celular está apagado”.

Apenas leí el texto me comuniqué con la reportera que me dijo: “No quiero pensar nada malo, pero no puedo. La ansiedad no me deja”.

No conozco personalmente a Jesús Santander, pero quisiera pensar que se fue de farra y al rato aparecerá desvelado y riéndose a carcajadas por la zozobra que provocó a sus compañeros. Pero no se puede. Y menos cuando uno se entera que salió de su natal Acayuca por amenazas, que se vino a refugiar a Xalapa, que pidió protección y no se la dieron.

Y menos aun cuando uno está consciente que ser periodista en Veracruz y jugar a la ruleta rusa son casi la misma cosa.

Y uno no quisiera pensar en los compañeros cuyas vidas fueron segadas de manera violenta, pero lo piensa. Y uno no quisiera decir ‘ya van a empezar otra vez los sustos, los sofocones, las desapariciones’, pero lo dice.

En eso y más se piensa cuando nos enteramos que un compañero de oficio desaparece.

Reitero, quiero pensar que Jesús Santander se fue de farra y aparecerá hoy mofándose de todos y soportando los improperios de sus amigos que le recriminarán su negro sentido del humor. Pero no se puede pensar así. La pesadez en el estómago, la ansiedad y la zozobra lo impiden.

Cuitláhuac desactiva una bomba

Hace unos días y sin decir agua va, se anunció la construcción de un relleno sanitario en Chinameca a donde serían llevados los desechos de Coatzacoalcos, Minatitlán y otros municipios.

Tomados por sorpresa, sus habitantes se movilizaron exigiendo que se cancelara la obra por riesgos a la salud. Y como primeras providencias protestaron frente al Palacio Municipal y después bloquearon los accesos al municipio.

Por casi seis días hubo protestas hasta este miércoles en que después de estar presente en una asamblea realizada en el parque Central, el gobernador Cuitláhuac García anunció que el relleno sanitario no se construirá en Chinameca. “Se hará lo que acaban de decidir; no habrá relleno sanitario” dijo a los habitantes.

Entre aplausos y porras Cuitláhuac prometió que en breve será asfaltado el camino a las comunidades de Agua Fría y las Palmas; se pavimentará la carretera que lleva a Chacalapa y habrá un pozo en la comunidad de Cerritos.

Pero lo sustantivo fue el anuncio de la cancelación del relleno sanitario.

Con esta acción, el mandatario estatal desactivó una bomba que amenazaba con estallar y se llevó el reconocimiento de la población.

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