Mientras el secretario de Educación de Veracruz Adolfo Mota Hernández dedica su tiempo y atención a fortalecer su presencia política en los municipios que integran el distrito electoral federal denominado Xalapa Rural, donde quiere ser candidato a diputado federal, y distrae recursos financieros, humanos y materiales de la dependencia para ese propósito, el sector educativo veracruzano se despeña en caída libre.

El coatepecano no solo ha evitado aplicar las medidas laborales derivadas de las leyes secundarias de la reforma educativa, orientadas a subsanar abusos y acendrados círculos de corrupción entre autoridades y organizaciones magisteriales, sino que ha olvidado sus responsabilidades al frente de la dependencia más importante en términos presupuestales, de cuyos procesos desconoce hasta lo más sencillo.

Mientras eso ocurre en el desempeño del gris funcionario, quien ha empezado a resentir el rechazo de sectores políticos que no lo quieren como su representante ante el Congreso de la Unión, el gobierno estatal muestra su absoluto desdén por los planteles escolares, la mayoría de los cuales muestran un estado crítico en su infraestructura física e, incluso, un buen número de ellos acusan fallas estructurales que ponen en riesgo la vida de los estudiantes y profesores.

A la grave escasez de recursos financieros durante la gestión del gobernador Javier Duarte de Ochoa, que ha impedido atender incluso a los planteles que muestran graves riesgos para los estudiantes, y a una situación económica similar en los ayuntamientos, se ha agregado la colocación en el Instituto de Espacios Educativos de Xóchitl Tress Rodríguez, que se une a la enorme lista de funcionarios improvisados e ineficientes que colman la nómina gubernamental.

En pésimas condiciones, planteles educativos

Se calcula que más del 70 por ciento de los planteles educativos que funcionan en la entidad (más de 15 mil espacios) sufren graves carencias en materia de remodelación, ampliación o reconstrucción, lo que no solo los vuelve imprácticos para la tarea educativa sino peligrosos ante contingencias hidrometeorológicas o movimientos telúricos.

¿Tiene el gobierno estatal un censo preciso del estado y edad de las instalaciones educativas? La respuesta es no. El gobierno federal es el que está aplicando en todo el país el Programa de Diagnóstico de Infraestructura Básica del Instituto Nacional de Infraestructura Física Educativa (Inifed) para conocer los enormes retos que deben atender las políticas de modernización educativa.

Dicho instrumento permitirá al gobierno federal definir líneas de financiamiento para atender las carencias en infraestructura física y, según datos aportados por esta dependencia, pese a que dichos recursos se aplicarían a partir de 2015, en Veracruz se han localizado planteles que son bombas de tiempo por lo que se les ha empezado a ministrar recursos para su compostura.

Por desgracia, las acciones que se realizan en la entidad por parte de las autoridades educativas están locales, además de ser sumamente escasas y de poca monta, están afectadas de origen por la corrupción y la intencionalidad electoral con que la revisten los funcionarios del sector.

Combatir el analfabetismo, despropósito

Mientras eso sucede en materia de educación básica, la situación que enfrenta Veracruz en un orden más elemental, es decir, el relativo a la carencia de las herramientas para la lecto-escritura, es una verdadera tragedia.

No solo no se ha avanzado en la incorporación de miles de veracruzanos a los beneficios de las habilidades para leer, escribir y realizar operaciones aritméticas sino que, como sucede en el ámbito nacional, quienes las han adquirido las olvidan a la vuelta de años en que no las aplican en su vida cotidiana.

Para colmo, el nivel de deserción en primaria y secundaria, sumado a miles de niños en edad escolar que son ocupados laboralmente para lograr la sobrevivencia de sus familias, están incrementando la población mayor de 15 años sin educación básica, tarea que debe agregar, en nuestro caso, el Instituto Veracruzano para la Educación de los Adultos (IVEA).

Por ello, Veracruz se encuentra entre los cuatro estados con mayor rezago educativo. Según cifras del INEA, mientras a nivel nacional la población analfabeta representa el 6.6% de la población, en Veracruz se cuenta con una población que no sabe leer ni escribir de 619 mil 394 habitantes, lo que representa el 11.4 % de su población.

En este tema solo es superado por los estados de Oaxaca (16.3%), Guerrero (16.7%) y Chiapas (17.8%).

Ya veremos qué frutos rinden las políticas implantadas por el gobierno federal para disminuir los índices de analfabetismo y rezago educativo, por lo pronto, en Veracruz estamos muy lejos de que se declare al estado como libre de analfabetismo por la UNESCO, pues debería contabilizar apenas un índice de analfabetismo de 4 por ciento o menor.

A bote pronto

De los primeros movimientos en la estructura de gobierno que anteceden a la salida de su titular, ayer se dio la renuncia del periodista Filiberto Vargas, quien fungía como Director de Prensa de la Coordinación General de Comunicación Social, quien fue sustituido por otro miembro del equipo, el periodista y político veracruzano Emilio Cárdenas Escobosa.

Emilio, con una dilatada carrera tanto en la academia y el periodismo como en la política activa, se desempeñaba desde el 16 de abril pasado como jefe de prensa del Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), al lado de la exalcaldesa xalapeña Elizabeth Morales.

Deseamos todo género de éxitos a nuestros amigos Filiberto y Emilio, cada quien en las tareas que lleven a cabo.

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