Hace un par de meses circulaba por el norte de Veracruz cuando el alcalde de un municipio de la zona alertaba sobre el mal estado de la carretera; comenzaba a oscurecer y, para empeorar el cuadro, se refería a los niveles de inseguridad; en síntesis, el edil recomendaba emprender el camino de vuelta al día siguiente, para ver y evitar los baches y reducir el riesgo ante la delincuencia.

Se retoma el tema no para hablar de los índices delictivos, ni de los niveles de la inseguridad que según las versiones oficiales son muy bajos en el estado, aunque la población perciba otra cosa; la anécdota más bien es punto de referencia para abordar el asunto de las carreteras federales.

No es un tema menor desde el punto de vista económico y social.

Podría explicarse parcialmente el minúsculo desarrollo de las actividades productivas en Veracruz si observamos el rezago en la conservación de las carreteras. Lamentablemente, las vías de comunicación en la entidad están abandonadas y al margen de las prioridades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, cuyos burócratas parecen no entender que de ello depende, en gran medida, el bienestar de miles de familias.

El mal estado de las carreteras encarece los fletes y el traslado de las materias primas; afecta al comercio, al sector primario de la economía y también al turismo porque los visitantes simplemente no regresan.

Prácticamente no hay región de Veracruz donde no se presenten quejas por dicho problema, que se relaciona con el abandono de las vías de comunicación y, sobre todo, con la falta de inversión.

Comenzaba febrero del presente año cuando la Secretaría de Hacienda y Crédito Público anunciaba los primeros recortes presupuestales obligados por la crisis en materia de los precios del petróleo; el área más afectada fue la relacionada con las carreteras: a la SCT le disminuyeron los recursos en más 11 mil 800 millones de pesos.

Ese recorte obligó a la dependencia a destinar recursos casi insignificantes para el mantenimiento carretero en Veracruz, sólo pequeños parches a la carpeta; a eso se reduce el trabajo de la dependencia que tiene como delegado estatal a William David Knight Bonifacio.

A ello se debe la comprensible queja de los transportistas. En Marzo del presente año, por ejemplo, Rafael Ortiz Pacheco, de la Alianza Mexicana de Organizaciones de Transportistas, se refería al pésimo estado de las vías de comunicación en la entidad, al daño que registran las carreteras federales y al olvido en que se encuentran.

Hace un año, la Dirección General de Conservación de Carreteras de la SCT calificaba como “no satisfactorios” los tramos del sur de la entidad. En agosto, también de 2014, Héctor Yunes Landa, quien integra la comisión de Comunicaciones y Transportes en el Senado de la República, sostenía en Tuxpan que Veracruz era la entidad con las peores carreteras del país. Habló de vías terribles, malas y caras.

Lo malo es que el gobierno del estado, los diputados federales y los senadores veracruzanos parece que no se han enfocado a gestionar la asignación de más recursos federales para atender ese problema; mientras tanto, en la SCT se observa un trabajo tan limitado como insuficiente.

Purga en Poza Rica

Después de la visita del gobernador Javier Duarte a Poza Rica, inició la depuración de los cuerpos policiacos en el municipio que encabeza el dirigente petrolero Sergio Lorenzo Quiroz. De entrada, desapareció la policía intermunicipal y el mando único policial inició operaciones.

Este jueves fue relevado también el delegado de tránsito: Francisco Sánchez Marín releva a Neltalí Tenorio Gómez. No sólo eso,  ante los alarmantes niveles de corrupción, también habrá cambios en los elementos de la dependencia, que recibieron la noticia en el sentido de que los enviarían a un curso de capacitación de tres meses en la ciudad de México y uno más en la capital del estado, o “renuncias y te cubrimos el finiquito.”

Por supuesto, se estima que ocho de cada diez opten por el retiro.

Por cierto, al reunirse con los elementos de la desaparecida Policía Intermunicipal,  el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, dijo que si se refugiaban en la delincuencia, él tenía 20 mil armas y gente para enfrentarlos.  @luisromero85