La crisis en el sector energético es una de las principales causas del incremento en las cifras del desempleo en Veracruz; sin embargo, no es la única: la industria de la construcción también enfrenta serios problemas y ello se refleja en la condición de vida de quienes dependen de dicha actividad.

El año pasado, por ejemplo, el Consejo Coordinador Empresarial advirtió sobre dicho problema y señaló que la falta de pago, la deuda del gobierno –de las instancias estatal y municipal– con los constructores veracruzanos había ocasionado despidos y una baja en la perspectiva en cuanto a la creación de nuevas plazas laborales.

Desde hace al menos tres años, las empresas veracruzanas que fueron proveedoras de la pasada administración estatal comenzaron a resentir falta de liquidez, lo que provocó que muchas redujeran su nómina de personal, su actividad empresarial o, en el peor de los casos, optaran por bajar la cortina en espera de mejores tiempos.

Sólo durante el primer semestre de 2016, empresarios de la industria de la construcción en el sur de Veracruz hablaron de la pérdida de 600 empleos.

Contando las plazas que liquidaron Pemex y las compañías transnacionales del sector de los hidrocarburos, así como las empresas que se dedican al comercio y los servicios, la cifra que se relaciona con la pérdida de empleos en Veracruz podría ubicarse en más de 10 mil en los últimos meses.

En materia de desempleo, lo que se vive en Veracruz es una tragedia que sólo se compara con la dimensión del problema de la inseguridad. Prácticamente no hay región de la entidad que se salve de esa complicada situación.

Recordemos que los resultados de la más reciente Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática ubica la tasa de desocupación en la entidad en 3.5 por ciento; 110 mil veracruzanos no tienen trabajo.

Esa es una de las aristas de la tragedia veracruzana que tiene que ver con la inseguridad, el desempleo y la pobreza extrema, talones de Aquiles con los que no ha podido ningún gobierno, sea federal o estatal.

Tendencia laboral de la pobreza

De forma reciente, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Coneval, informó sobre el Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza, con datos actualizados al cuarto trimestre de 2016.

En dicho estudio destaca que el poder adquisitivo del ingreso laboral de los hogares se redujo en un punto porcentual entre el tercero y el cuarto trimestre del año pasado.

Destaca también una significativa reducción, 4.8 por ciento, en el Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza en el ámbito nacional.

El citado estudio de Coneval fue difundido en febrero pasado y en él se consigna que en cuanto al mencionado índice, prácticamente no hay cambios importantes en los últimos 8 años.

Entre los resultados del trabajo del Coneval, llama la atención que los peores números en cuanto a la pobreza laboral en nuestro país se han registrado en los últimos dos años y probablemente a ello se deba el bajísimo nivel de aprobación del presidente Peña Nieto.

Las carencias veracruzanas

Por cierto, el Coneval también ha dado a conocer las estadísticas sobre la evolución de las carencias sociales en las entidades federativas. En ese punto, destaca que Veracruz, junto con Tamaulipas y Coahuila, es el estado en que más aumentó el rezago educativo en el periodo de 2010 a 2015.

En el lapso de 2014 y 2015, la entidad veracruzana fue una de las tres que peores números presentaron en calidad y espacios de vivienda.

En general, podríamos decir que los números de Veracruz en cuanto a carencias sociales no podrían ser peores: es el cuarto estado con más problemas de rezago educativo (26 por ciento); el tercero en carencias por acceso a los servicios de salud (19.2 por ciento); el cuarto entre los que tienen más carencias en calidad y espacios de vivienda (19.5 por ciento); el quinto en acceso a los servicios básicos (40.9 por ciento); y el quinto en acceso a la alimentación (30.1 por ciento).

Por otro lado, en el periodo de 2010 a 2016, la entidad donde más cayó el poder adquisitivo de la población fue, precisamente, la veracruzana, con 14.3 por ciento.

Esos lamentables números de Veracruz nos hablan, sin duda, del fracaso de la política social de los gobiernos estatal y federal en una entidad rica en recursos pero víctima del saqueo, la corrupción y el desinterés gubernamental. En pocas palabras, mucho beneficiario de programas sociales; amplio padrón de Sedesol, pero muy pocos resultados en esa materia.

No nos vaya a salir otra vez la delegada de la dependencia, Anilú Ingram, con la estulticia de que en Veracruz hay mucha pobreza por la gran población del estado.

El problema es que mientras los cargos y los espacios de decisión en las áreas de gobierno, estatal y federal, sigan en manos de improvisados o personas con una evidente falta de preparación, la política de desarrollo social seguirá dando palos de ciego. @luisromero85