Aunque durante varios años tuvo una importante participación en Guacamole, me parece que la vida de Francisco Galán ha sido determinada, en buena medida, a partir de su militancia en Jazz House Collective porque, igual que para el resto de los integrantes, esta agrupación ha sido el laboratorio que le ha permitido crecer musicalmente hasta convertirse en uno de los trombonistas destacados en la escena xalapeña. Comenzó con la guitarra pero en la adolescencia el viento sopló en su corazón y le exigió que lo expulsara por la campana trombón.

Cada detalle…

Recuerdo todo de nuevo,
cada detalle,
como si hubiese sido ayer,
incluso ese sentimiento
que me hizo fuerte
para después a nada temer
(Guacamole.
Recuerdos.)

Yo nací el 30 de abril de 1993 aquí en Xalapa pero desde que estaba muy chico nos fuimos a vivir a Banderilla. El único músico que hay en mi familia es un medio hermano de mi abuelo que se llama Raúl García, fue arpista de Tlen Huicani hace muchos años.
Mi familia es muy religiosa, entonces tengo muchos tíos y primos que tocan en coros de iglesias y ahí aprendía a tocar la guitarra como a los 10 u 11 años.
El barrio donde crecí es muy peligroso, en la tarde salía a jugar la «reta» y otras cosas con mis vecinos, pero después de la seis de la tarde llegaban las pandillas y se ponía pesado, entonces mi mamá me llevó a la Casa de la Cultura de Banderilla, que me quedaba a una cuadra. Ahí tomé clases de inglés, de pintura y de música; decidí quedarme en la de música y empecé a tomar clases con el maestro Claudio. Siento que la música me salvó porque tengo compañeros de esa época que son ingenieros, otros están haciendo otras cosas, pero hay varios que ya no están.
Eso fue como a los 12 años, a los 13 o 14, ya sabía que quería ser músico y decidí presentar examen para guitarra en el Instituto Superior de Música. Las fichas se repartieron en un periodo de febrero a abril, yo fui a sacar la mía el último día, obviamente no tenía buena técnica ni tuve tiempo de prepararme, y no quedé.

Solo con el trombón se puede ver bien…

Solo con el corazón se puede ver bien;
lo esencial es invisible a los ojos.
(Antoine de Saint-Exupéry
El principito)

Después, en el tercer año de secundaria, como a los 14 o15 años, se juntó el dinero que me daban de Reyes Magos con el de mi cumpleaños y mis papás me compraron un trombón de vara. El maestro de música de la secundaria era Erick Salazar, ahora es mi compañero en la Xalli Big Band. Él es saxofonista y además daba clases de guitarra y de flauta, no tenía muchos conocimientos de trombón, pero me ensañaba lo que podía. Así fue como comencé, y como a los cinco meses ya quería estar tocando ska, empecé con una banda, obviamente no sabía tocar nada pero me invitaban porque siempre hacen falta trombonistas.
A los 16 años entré a estudiar la prepa en el CETIS de Banderilla, estudiaba turismo. El último día de mi primer semestre tuve problemas con unos compañeros, me golpearon entre varios y dejé de tocar el trombón seis meses. Después de eso, estuve un semestre estudiando mecánica en el CBTIS 13, pero nada más iba a echar relajo porque lo que yo quería era estudiar música.
Después entré a la escuela del DIF que está en Rébsamen, ahí estudié con el maestro Carlos Ixba —que ahora también es mi compañero—, ese maestro me aguantó un montón, me estuvo enseñando como dos años; el primer año de plano no daba una, hasta que decidí aferrarme. Él me enseñó las primeras clases de trombón, ahí fue donde por primera vez empecé a ver la clave de fa y a leer, y ahí fue donde conocí el jazz porque hay una big band de jazz latino que dirige el maestro Fernando Azuara y un día me invitaron a tocar. Yo estaba encantado, estaban montando un concierto de aniversario y estaban poniendo rolas de Glenn Miller, de Benny Goodman y también de jazz latino, y me empezó a llamar mucho la atención.
Para ese entonces, yo ya quería entrar a la Facultad de Música a estudiar trombón, cuando saqué la ficha tenía17 años, pero cuando fueron los exámenes ya tenía 18, entonces ya no me pudieron admitir. Seguí estudiando y tocando en esa big band y en grupos en los que me invitaban.

JazzUV

A los 18 entré a JazzUV, mi primer maestro fue Héctor Díaz y me empezó a enseñar qué es el blues, las escalas, los modos, todas esas cosas. En ese tiempo eran dos años de preparatorios, los cursé y en el 2014, cuando tenía 20 años, entré a la Licenciatura de Estudios en Jazz, y empecé a participar en proyectos y en la grabación de tareas, fue así como conocí al Jazz House, me decían oye, hay que grabar tal tarea, y como no había muchos trombonistas y los que había eran de clásico, me empezaron a invitar y a jalar hasta que me quedé ahí, yo fui el penúltimo que ingresó al proyecto.

Nadie es poeta en su tierra

También me invitaron a tocar con Guacamole, con ellos aprendí muchas cosas: cómo armar un proyecto, qué necesita un grupo, cómo hacer las carpetas, todas esas cosas. Estuve ahí alrededor de cuatro años, el último concierto que toqué con ellos fue en la Cumbre Tajín del 2015, no me salí por ningún problema con ninguno de ellos, al contrario, somos compísimas, solo que ya venía mi titulación, estábamos viajando mucho y no tenía tiempo de estudiar, estaba difícil.
Algo raro que nos pasaba con Guacamole era que aquí en Xalapa iba muy poca gente a los conciertos, una vez solo hubo seis personas y eso nos ahuitó, pero siempre que salíamos, nos iba a ver mucha gente y había muy buenos comentarios. Eso pasa en Xalapa, hay un montón de bandas muy buenas y no pasa nada con ellas, pero van a tocar a otros lados y son un exitazo, está muy loco eso.

(CONTINÚA)

 

SEGUNDA PARTE: Época Florida
TERCERA PARTE: El dios de los vientos


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