Sin dar datos precisos, el secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, declaró este jueves que no sólo va a correr sino también a denunciar penalmente por fraude a todos los “aviadores” que presuntamente cobran en la nómina de la SSP y no se presentan a trabajar.

Es muy plausible lo que pretende hacer el titular de la SSP, pero esa tarea debería dejársela a su jefe de la Unidad Administrativa, Ulises Rodríguez Landa, o a la Dirección General Jurídica a cargo de Ailett García Cayetano.

Gutiérrez Maldonado debe concentrarse en lo suyo: cómo combatir los delitos del fuero común y a los grupos del crimen organizado. Para eso lo trajeron del estado de Nuevo León y hasta el Congreso local tuvo que concederle la dispensa de ley porque incumplía con el requisito constitucional para ser secretario de despacho, ya que no es nativo de la entidad ni es hijo de padres veracruzanos.

Precisamente por su desarraigo y desconocimiento de nuestra entidad es que sigue manteniendo buena parte de la estructura operativa de la SSP que le dejó el yunista Jaime Téllez Marie. Por ejemplo, en la Subdirección de Información y Estadística Delictiva –donde presuntamente fueron borrados muchos datos de la fallida administración del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares– sigue despachando Oscar Fernando Reyes Díaz, esposo de Cinthya Berenice González Téllez, sobrina del ex secretario que en el pasado bienio la tuvo despachando en el área de Recursos Humanos de esa dependencia estatal.

Y en las Delegaciones Regionales de la SSP sólo ha podido hacer enroques con los mismos jefes policiacos que presuntamente están coludidos con los cárteles de la delincuencia organizada. En Fortín, por ejemplo, nombró como delegado a Omar Ugalde de Mar, (a) “Vampiro” o “Vampirín”, quien anteriormente estaba en Pánuco, donde en octubre pasado traicionó al Cartel del Golfo por la “detención ilegal” de cuatro de sus elementos, por lo que el grupo criminal ofreció 6 millones de pesos por su cabeza y la del comandante Roberto Xalate Macario, tildándolos de “ojetes”.

Según versiones anónimas atribuidas a grupos de la policía estatal, en los municipios que abarca la Delegación de Fortín se libra una sangrienta batalla entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y Los Zetas por el negocio ilícito del huachicoleo. Presuntamente pagaban a los jefes policiacos sobornos de hasta 500 mil pesos semanales.

Por supuesto que es muy pronto para exigirle a Gutiérrez Maldonado que reduzca al mínimo la criminalidad, pues apenas está por cobrar su primera quincena. Sin embargo de él se espera más acción que simulación, pues aparte de visitar planteles educativos como en Coatzacoalcos debería diseñar también estrategias y poner en operación programas efectivos de seguridad, pues en esa vulnerable región siguen disparándose los asaltos, extorsiones, secuestros y ejecuciones, a tal grado que maestros de por lo menos nueve escuelas de esa zona sureña adelantaron esta semana sus vacaciones decembrinas ante la sicosis de ser secuestrados y despojados de sus aguinaldos.

Desesperados por la descomposición social que siguen padeciendo, la mañana de este jueves centenares de comerciantes porteños cerraron sus negocios y salieron a marchar junto con miembros de cámaras empresariales, de asociaciones civiles y ciudadanos en general para demandar paz en Coatzacoalcos.