Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.
Juan Gelman

Aún le faltan dos años para obtener su credencial de INE y ya tiene un currículum estremecedor: se inició en el violín a los cuatro años con clases particulares, cursó el Ciclo Infantil en el Instituto Superior de Música del Estado de Veracruz y actualmente estudia la Licenciatura en Violín que ofrece la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana, además, ha tomado cursos y clases maestras con maestros tan connotados internacionalmente como Felix Olschofka, Julia Bushkova, Nicholas Tavani, Amalia Hall, Chloé Trevor, Rolf Schulte, Kirsten Yon, Jorge Risi, Igor Petrushevski y otros.

Debutó como recitalista a los cinco años y como solista de orquesta, a los seis, lo que la convirtió en la solista mexicana más joven del país. A partir de entonces, ha sido solista de muchas orquestas de México y Estados Unidos, y en ambos países ha ofrecido recitales.

Abultada es la cuenta los premios que ha obtenido: en dos ocasiones obtuvo el premio Jóvenes Solistas que ofrece la Orquesta Sinfónica de Xalapa. Ganó el concurso nacional para participar como solista de la Orquesta Sinfónica Silvestre Revueltas en Celaya, Guanajuato. Obtuvo el tercer lugar en la ENKOR International Music Competition. Participó en el Summer String Institute (The University of North Texas), ganó el primer lugar en el concurso Concerto Competition que promueve dicha institución y, como premio, tocó como solista de la orquesta en un concierto de gala. Participó en The Chloé Trevor Music Academy y fue elegida para compartir el escenario con las reconocidas violinistas Chloé Trevor y Chee-Yun Kim. Obtuvo el segundo lugar en la Best Mendelssohn Performance International Music Competition. Ganó el primer lugar en el Best Vivaldi Performance. Este año, obtuvo las becas SSI de la University of North Texas y la del Global Summer Institute of Music.

Le pregunté si sus padres son odontólogos, contadores, ingenieros o cuál es su profesión, su respuesta me dio la clave de sus logros, es hija de Alejandro Corona y Nicte Ha Aguilar, pianistas ambos; la música está en sus genes. Se llama Aisha, además de la música, es amante y practicante del dibujo, la pintura, el teatro, la danza, la caligrafía, la lectura, la escritura literaria. Entre clase y clase, se hizo un espacio para hablar de todo esto con los lectores de esta columna:

«Yo soy xalapeña, mis dos papás son pianistas y toda la vida he estado rodeada de música, no hay un momento en el que diga en este instante no hubo música, y como comencé a estudiar violín pequeña, a los cuatro años, todos mis recuerdos son con el violín como parte de mí. Empecé con una maestra llamada Alison Eldredge que enseñaba el método Suzuki, a los cinco años entré al Instituto Superior de Música, estuve en el Ciclo Infantil con la maestra Emilia Chtereva —que es segundo violín de la Orquesta Sinfónica de Xalapa— hasta los once años.

«Concluí el Ciclo Infantil a los once años y comencé a tomar clases particulares con el maestro Mikhail Medvid mientras terminaba la secundaria escolarizada, después hice la prepa en cuatro meses para poder tener el certificado y entrar a la Licenciatura en la Facultad de Música, y entré el año pasado, mi maestro es el mismo, Mikhail.

«A los cinco años tuve mi primer recital completo yo sola, a los seis años hice mi debut con orquesta con la Orquesta Intermedia del ISMEV, bajo la dirección del maestro Rey Alejandro Conde. El maestro Mateo Oliva tenía un programa que se llamaba Descubriendo Talentos y ese mismo año me invitó a tocar con la Orquesta de Música Popular. A los siete años me volvieron a invitar a tocar con la Orquesta de Música Popular, toqué las variaciones de Komarovsky, y como encore toqué con Fernando Torres y Leo Corona un tema que se llama Jazz en balada.

«A los nueve años toqué en Bellas Artes y a los diez años toqué en Cancún. A los doce entré a un concurso que hace la Orquesta Sinfónica de Xalapa que se llama Jóvenes Solistas, gané y toqué el concierto número 9 de Beriot con la Orquesta.

«A los trece, toqué el concierto 22 de Viotti con la Sinfónica del ISMEV. A los catorce, volví a entrar a la convocatoria de la Sinfónica de Xalapa, volví a ganar y toqué con ellos el Concierto para violín de Bruch.

Aisha Corona Aguilar (foto: Luis Ayala)

«A los quince toqué Mendelssohn en Tampico. Ese mismo año, entré a una convocatoria de la Universidad del Norte de Texas, gané y toqué el Invierno de Vivaldi.

«En febrero de este año —ahorita tengo dieciséis— toqué con la Sinfónica de Xalapa, ya como solista invitada, la Introducción y rondó caprichoso de Saint-Saëns. En marzo toqué el Concierto número 2 de Wieniawski con la Filarmónica 5 de Mayo, en Puebla.

«No hay un tipo de música que me guste más que otra, en todos los periodos hay muchas cosas increíbles y todos los compositores tienen cosas que me gustan más, cosas que me gustan menos o cosas que me llaman más la atención, pero no hay uno que sea mi favorito.

«Me gusta el jazz porque en mi casa siempre se ha escuchado, me gusta mucho cómo canta Ella Fitzgerald. También me gusta el pop, pero el más tranquilo, y el rock clásico; los Beatles me gustan mucho.

«Cuando tenía seis años compuse una pequeña pieza que se llama La concha perdida, mi papá me ayudó a hacer el arreglo para piano, pero era para violín y la toqué en algunos recitales. Para mis materias de Armonía y Contrapunto, compuse algunas cosas para cuatro voces el semestre pasado.

«Además de la música, me gusta mucho dibujar y creo que soy bastante talentosa, sin embargo nunca he tomado clases. También me gusta mucho pintar. Me gusta mucho el teatro, tomé algunas clases, y el baile, tuve muchas clases, desde los ocho años hasta el año pasado, de hip hop, salsa, bachata y algunas cosas así. También me gusta cantar, me gusta la caligrafía, la escritura, he escrito varias cosas, y también la lectura, obviamente, porque es el fundamento para escribir.

«Todos los niños deberían tener acceso a la educación musical porque es algo muy importante, se hacen muchas conexiones: coordinación, gusto, y el desarrollo de las emociones y la sensibilidad; todo esto que trae la música para un niño debería ser facilitado».

 

 

 

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