Cien años de soledad se publicó por primera vez en 1967, yo la leí, lo recuerdo muy bien, en 1979, un año antes de que el asesinato de John Lennon clausurara definitivamente la posibilidad tan anhelada de que el Cuarteto de Liverpool se reuniera para seguir amueblando el mundo con sonoridades ignotas e indelebles.

Hace unos días decidí que la mejor manera de celebrar el medio siglo de la novela más connotada del Gabo, era releerla. El domingo pasado, en medio de un aguacero macondiano, llegué a las últimas líneas:

« (…) dio otro salto para anticiparse a las predicciones y averiguar la fecha y las circunstancias de su muerte. Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra».

El lunes asistí a una rueda de prensa en la que la naolinqueña organización Mateo Oliva A.C. dio a conocer los pormenores del concierto The Beatles Sinfónico, que ofrecerá el próximo sábado el Quinteto Britania en colaboración con la Orquesta Filarmonía, el Cuarteto Chroma y Vox Populi Project.

Sentí que la coincidencia del colombiano y los ingleses (que es menos remota de lo que parece) encerraba algún presagio. Recordé a Remedios, la bella elevándose «entre el deslumbrante aleteo de las sábanas que subían con ella, que abandonaban con ella el aire de los escarabajos y las dalias, y pasaban con ella a través del aire donde terminaban las cuatro de la tarde, y se perdieron con ella para siempre en los altos aires donde no podían alcanzarla ni los más altos pájaros de la memoria» e imaginé a Lucy recibiéndola en el cielo con diamantes.

Entonces volví al texto que publicó García Márquez en El País tras la muerte de Lennon: «En un siglo en que los vencedores son siempre los que pegan más fuerte, los que sacan más votos, los que meten más goles, los hombres más ricos y las mujeres más bellas, es alentadora la conmoción que ha causado en el mundo entero la muerte de un hombre que no había hecho nada más que cantarle al amor. Es la apoteosis de los que nunca ganan. Durante 48 horas no se habló de otra cosa. Tres generaciones -la nuestra, la de nuestros hijos y la de nuestros nietos mayores- teníamos por primera vez la impresión de estar viviendo una catástrofe común, y por las mismas razones».

Y sigo pensando que se trata menos de una coincidencia que de un augurio: algo muy bueno está por suceder. El boletín que repartieron habla del concierto «The Beatles Sinfónico donde se han sumado más de 70 músicos del aclamado Quinteto Britania con más de 30 años en los escenarios y considerados pilares de la Beatlemanía en México, la innovadora Orquesta Filarmonía con una selección de músicos de primer nivel, el premiado Cuarteto Chroma y el dinámico Vox Populi Project quienes interpretarán los éxitos del Cuarteto de Liverpool»

El objetivo del concierto, explicaron, es recabar fondos para realizar el Segundo Festival Internacional de Música Naolinco, que se elevará sobre los muy altos logros del primero: «En esta segunda edición del festival –detalla el boletín- se han invitado a 14 prestigiados músicos provenientes de Uruguay, Estados Unidos, Rumanía, Honduras, Cuba, Venezuela y México, quienes soportarán académicamente este Festival Internacional que alberga al tercer concurso de Música de Cámara ‹Mateo Oliva› que presentará a los 7 finalistas de los 34 grupos inscritos; el quinto Campamento Musical de Verano ‹Tiquitoco› para más de 30 niños, así como el Segundo Seminario de Música de Cámara, donde poco más de 80 jóvenes tomarán clases y realizarán recitales, todo esto del 15 al 23 de julio en Naolinco, Veracruz. Durante el festival todos los conciertos son gratuitos».

Inevitablemente recordé Imagine, pieza que fue presentada en solitario por Lennon tras la disolución del cuarteto pero los beatlerianos han integrado al inventario de sus anhelos porque fue, desde el principio, bandera de soñadores, estandarte de utopistas. Y si pienso en la utopía tengo que volver a García Márquez, especialmente a su discurso de aceptación del Premio Nobel:

« (…) inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de (…) una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra».

Y si recuerdo que el objetivo de Mateo Oliva A.C. es andar desperdigando la música y la cultura no solo por Naolinco sino por todos los rincones de la sierra, descubro que ellos también trabajan la construcción de una nueva y arrasadora utopía de la vida y que nos invitan a participar en la misión, hacerlo es muy fácil y, además, muy placentero, hay que ir el sábado 24, a las 8:00 de la noche, al Teatro del Estado (la información detallada está en el evento de Facebook The Beatles Sinfónico –MateoOlivaAC), hacerlo nos permitirá visitar la hermosa Naolinco entre los días 15 y 23 de julio para participar del Segundo Festival. Si nos sumamos, entre todos evitaremos que nuestras estirpes sean condenadas a cien años de soledad, it’s easy if we try.

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