Mutatis Mutandis

Por Rafael Arias Hernández.

Irremediable final  a casi  200 días y a menos de 30  de elecciones.  Gobierno fuera de la ley; el colmo, ni siquiera la actualiza. Más delincuencia electoral gubernamental en acción,  con cargo al presupuesto. Más miles de millones de pesos desaparecidos.  Más Veracruz de pobreza y hambre,  deuda pública y delictiva administración.

No aprendemos. La democracia no es solo elección o proceso de ocasión; más bien,  es permanente  participación responsable y activa.

Absurdo o ingenuo esperar al “elegido, redentor o salvador”, para exigir justicia hoy. Ni  olvido, ni encubrimiento convenenciero.

No más cheque en blanco ni carta abierta a quienes dicen gobernar.

Ni complacencia, ni indiferencia. Los electos a rendir cuentas.

Cadenas de complicidad e impunidad.

Y cuando despertó, cuando el sexenio concluyo y las elecciones pasaron, ellos seguían ahí, en el gobierno.

Hay temores fundados de que la pesadilla de renovar para seguir igual o peor, apenas empieza. Mediocridad e ineptitud, ineficiencia y delincuencia en el gobierno   aumentan, porque se retroalimentan. No hay más ciego que el que no quiere ver.

Ahí siguen  “dinosaurios y bebesaurios”, cada vez más depredadores e insaciables,  intocables y reciclables, cómplices y encubridores,  que una y otra vez se  relevan y protegen. El caso es mantenerse en la continuidad de la impunidad.

El objetivo central es someter y dominar, permanecer y ganar el poder casi en cualquier forma y a cualquier costo. Frecuente deciden hacerlo,  a base de exagerada, cara y notoria estrategia de escándalo, distracción, enajenación y entretenimiento, para olvidar, minimizar o suplantar el principal problema que se padece.

¿Continuidad o cambio? esa es la elección.

Insistir e insistir. La primera pregunta simple, sencilla y directa es, ¿quieres más de lo mismo?

De ella depende a quién hay que apoyar; y, desde luego, participar, pero es indispensable defender y saber utilizar el voto. Para no acabar apoyando a los mismos, que se deben ir.

Voto mal utilizado es desperdiciado.

Así que lo primero es no apoyar a ineficientes, corruptos, delincuentes e impunes en el gobierno, ni a sus cómplices y encubridores, y tampoco al partido que los postulo, sostiene en el poder  y apoya.

Y segundo, apoyar a quien les puede ganar y, en verdad,  desplazar, procesar y en su caso castigar.

Matemáticamente sólo dos han recibido respaldo ciudadano y tienen posibilidades electorales.

Objetivo y justo decirlo,  uno en particular ha recibido toda la atención y presión de la propaganda exagerada y el escándalo fomentado y financiado por presuntos responsables y prófugos potenciales en el gobierno estatal.

Bajo descarado abuso y financiamiento de ridícula y patética estrategia de exaltación de supuestas santidad, pureza y perfección propias. Ya es público y notorio que sólo contra uno, en muchas formas, muchos desde el mismo gobierno estatal,  se han dedicado a identificar y atacar como villano favorito,  malo para toda ocasión  e indigno de fantasía.

Es más, se ha probado y comprobado que desde los cargos públicos con frecuencia facilitan,  apoyan y recurren  a la delincuencia electoral, en innumerables de sus formas,  para garantizarse el triunfo.

Para ellos, resulta justificado y  normal dividir, fragmentar, distraer, dispersar  y hasta alquilar candidatos y partidos políticos,  mercenarios y serviles; o supuestos activistas independientes para controlar y manipular, fragmentar y dividir  el voto y la voluntad popular. Ni que decir de medios y comunicadores disponibles al mejor postor. “Divide y vencerás, también es fragmenta,  compra y ganaras”.

Incluso, muchos son capaces de disponer,  de usar y abusar de recursos públicos, personal, equipo y atribuciones de las instituciones para ganar elecciones y controlar el gobierno. “Si cuesta dinero es barato, si es con cargo al presupuesto oficial mejor”.

Capacidad o perversidad.

¿Qué hace llevar al gobernar, a quienes aumentan y complican problemas y conflictos sociales? ¿Quiénes usan y abusan de los recursos públicos y las instituciones?

Al nombrarlos y contratarlos, al elegirlos o seleccionarlos, ¿ qué es determinante? ¿Responsabilidad y esfuerzo,  preparación y capacidad? ¿O, simple servilismo y abyección, perversidad y   complicidad?

La respuesta siempre ha estado ante nuestros ojos. La clave radica en quien o quienes garantizan continuidad de la complicidad e impunidad. Crimen sin castigo, olvidar y compensar, encubrir y simular. Son los que ni se deslindan, ni se separan, ni enfrentan a ineficientes y delincuentes..

Limitaciones y sacrificios por mal gobierno.

Persisten inseguridad y violencia. Persecuciones,  desaparecidos, secuestrados, heridos.

A diario en Veracruz, los seres humanos pasan a ser, si bien les va, estadísticas y noticias que, para su desgracia, no incluyen  en gran parte, a  los responsables y culpables, a los obligados a hacer un trabajo que no hacen bien y a tiempo, pero que cobran puntualmente y del que se aprovechan.

Así no es raro que se nieguen, escondan, manipulen, distorsionen o minimicen los hechos delictivos, incluyendo las lamentables pérdidas humanas. Los presuntos responsables siguen ahí, junto con los supuestos fiscalizadores y otros, mostrándose con su negligencia e ineficiencia, con su irresponsabilidad y mediocridad.

Mientras el jefe  se preocupa y ocupa de querer rescatar lo poco que queda, si algo queda,  de su imagen pública; misma que sus empleados, colaboradores y cómplices,  se encargan de acabar y debilitar, de acrecentar negativamente.

Notorio que  día y noche se practican, abyección, servilismo y dispendio inútil de valiosos tiempo y recursos públicos, en costosa autopromoción. Mientras esto  sucede,  a la cada vez más costosa e  inútil burocracia jarocha, los veracruzanos agregan más pérdidas y retrocesos,  siguen  limitaciones y sacrificios en aumento.

Y ahora, aparte de mal administrar y desaparecer miles de millones de pesos; aparte de profundizar el debilitamiento y quiebra de innumerables instituciones públicas. Por si fuera poco el daño causado, ahora el gobierno no solo está fuera de la ley sino que no cumple con actualizar y crear nuevas normas, violando olímpicamente su obligación. En Veracruz, gobierno  fuera de la ley, no la cumple, ni la hace cumplir, ni la gestiona y aprueba. Estado descarrilado.

Si no se desea más de lo mismo y peor,  entonces no más continuidad de la impunidad. Votar y participar siempre.

 *AcademicoIIESESUV@nullRafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez