En esta parte final de la conversación, Isabel Esparza habla de la escuela de música que creo recientemente con Mariana Flores Zeleny.

Staccato, el aprendizaje grato

Con Mariana he hecho una mancuerna, no solamente como amigas sino como maestras y como músicos; hemos estado siempre juntas, hay mucha química entre nosotras, es de esas amistades que luego se pueden convertir en hermandad. Trabajamos juntas en Cemijazz y en la tesis, nos titulamos y luego salió la oportunidad de rentar un espacio y abrir un lugar en el que pudiéramos dar clases como nosotras queremos hacerlo, como nosotras concebimos la docencia, como nosotras queremos enseñar.El espacio está súper bonito y estamos en una zona bien privilegiada, en la calle Zempoala esquina con Primavera. Fue bien complicado elegir el nombre porque teníamos varias opciones, al final nos decidimos por Staccato Escuela de Música y creo funcionó, Norma [Cecilia Cid] nos apoyó con el diseño del logotipo y quedó bien bonito.

Hicimos un concierto de bienvenida porque dijimos somos las maestras pero nuestros prospectos de alumnos tienen que ver qué hacemos, tienen que ver cómo canto, tienen que ver cómo toca Mariana y tienen que ver cómo nos desenvolvemos. Mariana estuvo en el bajo, nos apoyó Miguel Flores en la guitarra y yo canté. El repertorio fue de música infantil: Cri-Cri, música infantil de argentina, canciones populares pero dirigidas a los niños. Estuvo muy padre y a partir de ahí entraron varios niños. Apenas tenemos cuatro meses y ya tenemos varios alumnos. La escuela es para todo público, pero ahorita solo tenemos niños.

En Xalapa hay muchas escuelas de música y muchos músicos que dan clases particulares, hay muchos proyectos muy buenos, creo que está muy bien darle un menú de opciones a la gente, todas las ciudades deberían tener tantas opciones como Xalapa, somos muy privilegiados en eso.

Lo que nosotras queremos es dar habilidades de vida, que el niño tenga un desarrollo, que sepa lo que es la música, para qué funciona, que aprenda géneros que no sean impuestos por nosotras, es bien chistoso, los niños llegan con la guitarra de Coco bien puestos para aprender.

Es un espacio de aprendizaje que nosotras entendemos y concebimos amoroso, y donde podemos ser libres de enseñar sin unas estructuras tan pesadas y formales porque, independientemente de que de 10 alumnos a lo mejor uno se va a dedicar a la música, queda claro que esas clases les van a funcionar toda la vida para escuchar, para estudiar otras materias, para lo que hablamos del silencio y del ruido, para muchas cosas.

En la mañana es una estancia infantil, atendemos niños desde un año. Intentamos darle mucha importancia a la educación de la primera infancia porque en las la guarderías, generalmente, la gente deja a los niños para tener un tiempo libre pero nosotras somos conscientes —y esto no lo digo yo, lo dicen los psicólogos— de que somos el reflejo de nuestra formación primera, con esa premisa, tratamos de enseñarle a los niños de forma amorosa.

Los niños de un año van con sus papás, con ellos trabajamos psicomotricidad, pulso, lateralidades, estimulación. Muchas veces, los papás no le cantan al niño, entonces es muy importante que la mamá o el papá estén presentes para que puedan ver los ejercicios y repetirlos en casa, porque a veces el niño es arrítmico porque la mamá o el papá son arrítmicos, a veces el niño es ronquito porque la mamá o el papá son ronquitos.

Al principio trabajamos con marchas, les canto: esta es la hora de marchar, de marchar, de marchar, y el niño, tomado de la manita, va marchando; luego: vamos arriba, vamos abajo, y el niño sube y baja sus manitas; y luego: vamos lento, lento como un gusanito, y así va el niño. Así, los niños van marchando, van teniendo pulso, van entendiendo una estructura de clase.
Uno tiene que ponerse en la posición de un niño, ¿qué hace un niño de un año?, contemplar ver, hace todo lento, entonces, las actividades, aunque duren poquito, tienen que ser al ritmo del niño; y los papás se van dando cuenta de que no es que el niño tenga que ser como ellos, más bien, ellos tienen que ir con el niño.

Los niños son muy rutinarios, entonces les ponemos una rutina: empezamos con el estiramiento, luego una canción, luego un dibujo y luego, ya con la mamá o el papá, vamos haciendo los ejercicios, vamos cantando, vamos imaginando, vamos creando los cuentos. Hacemos los ejercicios con los papás también para que ellos no le tengan miedo a la música, porque luego creen que hacer música es tocar piano, hacer un concierto, y nosotros tratamos de hacerles ver que la música va desde lo micro hasta lo macro, es como cuando los niños empiezan a leer y leen todos los anuncios y todo lo que se encuentran, eso ya es leer, pues con la música es igual, cuando empiezas a llevar un pulso, cuando empiezas a cantar cancioncitas de dos o tres notas, ya estás haciendo música, y si los papás están acompañando a su niño a hacer música, no necesariamente tienen que estar haciendo la gran orquesta, eso es lo que estamos manejando.

Esas ya son bases firmes para poder hacer cosas; obviamente, si tú tienes bien una base vas a poder entender muy bien otro tipo de cosas más complejas. No es tanto la estructura musical, más bien es cómo manejas la parte de la imaginación.

Si un niño va desarrollando las dos partes del cerebro —la parte imaginativa y la parte de estructura— desde chiquito, vas teniendo niños más creativos pero también más aterrizados, porque la música es una materia que involucra los dos hemisferios cerebrales, entonces está bien padre, porque son cosas sencillas pero muy meticulosas.

Eso trabajamos con los niños de un año, cuando van creciendo, hacemos otro tipo de actividades de acuerdo con sus edades y ya vienen las clases de instrumento, Mariana da guitarra y bajo, yo doy canto, las dos damos clases de piano, porque es de iniciación. Ahorita estamos solamente nosotras pero tenemos una maestra de violín, solo que aún no tenemos alumnos, y tenemos maestros de otros instrumentos, cuando tengamos más demanda, podremos ofrecer otras opciones.

Es una pequeña empresa humanista con muchísimas ganas de estar contagiando a la gente. Pensamos mucho la parte del precio y de no lucrar, sobre todo, pero conscientes de que hay que darle un costo que pueda pagar la gente y que nos permita pagar todos los servicios y tener una pequeña utilidad. Fijamos unos precios súper accesibles en comparación con otras escuelas y, sobre todo, por la zona en que estamos, creo que es económica.

Tenemos muchos planes, tenemos la idea de hacer una matrícula de una escuela en forma, pero vamos pasito a pasito, ahorita la escuela es una semillita que va creciendo bien bonito.

PRIMERA PARTE: Los dos mandatos
SEGUNDA PARTE: Espiritualidad, voluntad y libertad

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