No hay duda de que la libertad de escribir con objetividad y postura crítica es un valor tan intangible que en ocasiones se nos olvida.

Unas veces por el miedo a pisarle el pie a un gigante dormido; otras, por la cómoda posición que nos obsequia la zalamería y la postración ante el poder; también, por la cobardía o la complicidad.

Poco a poco, el periodista se va convirtiendo en una máquina de alabar, o lo que es peor aún, en un artefacto hecho para esconder, para ocultar, para mentir, para someter.

De espejo del poder, el periodismo se convierte muy pronto en instrumento para la reproducción de ese poder.

Despojado de su valor social, de su papel de observador de la realidad real, de su obligación como la voz crítica de quienes no tienen voz, el periodismo se vuelve un elemento contaminador.

No le sirve ni al gobernante ni al lector. Al primero le impide conocer sus errores y los efectos demoledores de sus políticas públicas en el entramado social y, por ende, le incita a seguir fallando; al segundo cree engañarlo, y lo hará por un tiempo, hasta que este lo releva de su interlocución.

A nueve años de un ejercicio crítico del periodismo, entendido no solo como aquel que ve todo negro sino el que es valeroso al criticar y generoso al reconocer lo positivo, Formato Siete ha fortalecido su credo.

Y lo ha hecho no solo con los 391 números de su edición impresa semanal, que ha ampliado su legión de lectores en cada vez más espacios de la geografía veracruzana, sino recientemente con su portal informativo en internet (www.formato7.com), cuyos contenidos críticos, sin mordaza ni temas prohibidos, ha logrado en unos cuantos meses colocarse como el favorito de miles de lectores, tanto del estado como del país e, incluso, de otras latitudes.

Nuestro compromiso con la veracidad, la honestidad y el tratamiento crítico de la información y el análisis, nos permitirá muy pronto crear un nicho de comunicación, conformado por personas comprometidas con la verdad.

En nuestro próximo aniversario, cuando celebremos la primera década de este esfuerzo colectivo de periodistas comprometidos, Formato Siete se habrá convertido en una opción real para conocer el Veracruz profundo y diverso que hoy se oculta en los entresijos del halago oneroso y la blasfemia gratuita.

¡Salud por Formato Siete!