El ataque perpetrado este lunes contra dos sacerdotes de la Iglesia Católica en Poza Rica no es el primero que ocurre en nuestro país en los años recientes. Al contrario, es un eslabón más en una larga cadena de secuestros y asesinatos contra ministros de culto.

Este lunes por la mañana, dos sacerdotes y un auxiliar fueron levantados por sujetos armados, cuando se encontraban en el interior de la iglesia Nuestra Señora de Fátima, en la colonia Petromex.

Posterior al secuestro, los clérigos Alejo Nabor Jiménez Juárez y José Alfredo Juárez de la Cruz, así como el asistente de la iglesia fueron obligados a subir a los vehículos que los delincuentes tenían preparados en las goteras de la parroquia.

Desde la mañana de este lunes, la Fuerza Civil, el Ejército y la Marina sitiaron la iglesia, que ya comenzaba a congregar a decenas de feligreses, e iniciaron la búsqueda.

Casi dos horas después de los hechos, el asistente de los curas, Miguel X, fue encontrado, afortunadamente sano, en el punto conocido como La Curva del Diablo, que se ubica en la carretera Poza Rica-Papantla; sin embargo, los dos sacerdotes no corrieron con la misma suerte; fueron ejecutados.

Esos hechos provocaron, como era predecible, un ambiente de preocupación entre la sociedad de Poza Rica y particularmente entre la feligresía católica.

El crimen se registró un día después de que elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno estatal iniciaran un operativo de seguridad y vigilancia en Coatzintla, Papantla, Poza Rica y Tihuatlán. Incluso, el pasado fin de semana, el comandante de la Sexta Región Militar, general de división Juan Manuel Rico Gámez, anunció el despliegue a dicha zona de varias unidades para el combate al delito, que se enfocaron a la supervisión del transporte público, de unidades particulares y de carga; al patrullaje diurno y nocturno; a operativos en bares y cantinas; y a recorridos por escuelas y parques.

Nadie contaba, sin embargo, con que entre las víctimas de la delincuencia podrían estar los sacerdotes de la iglesia católica, que no escapan de la ola delictiva y de violencia que se vive en Veracruz y en el país entero.

La iglesia no está a salvo

Este secuestro, decía, no es el primero que se registra contra ministros de culto: en abril de 2015, por ejemplo, el padre Francisco Javier Gutiérrez Díaz, que oficiaba en Salvatierra, Guanajuato, fue ultimado a balazos. Dos años antes, en octubre de 2013, fue secuestrado el presbítero Juan Carlos Ackerman Ayón, en Tijuana, Baja California.

En Tamaulipas, sólo durante 2013, se reportó la desaparición de tres sacerdotes; en tanto que uno más fue asesinado a golpes; este último respondía al nombre de Guillermo Amaro César.

De acuerdo con un estudio realizado por el Centro Católico Multimedial, sólo durante 2014 se reportaron 4 asesinatos, tres sacerdotes y un laico que era acompañante. En total, en los últimos 24 años se han documentado 47 atentados contra miembros de la Iglesia Católica; de esos, 45 fueron homicidios y dos, secuestros cuyas víctimas no aparecieron.

Sólo durante los primeros cuatro años del sexenio de Enrique Peña Nieto, el número de sacerdotes católicos asesinados llegó a 11; 13 contando a los dos de Poza Rica. Entre 1990 y 2015, la lista de víctimas incluye a un cardenal, 41 sacerdotes, un diácono, cuatro religiosos, 5 laicos y una periodista católica.

Los dos sacerdotes levantados en Poza Rica y asesinados en territorio papanteco lamentablemente engrosaron la lista de las víctimas que pertenecen a la iglesia católica, cuya Arquidiócesis de Xalapa se pronunció, el pasado 22 de mayo, contra la inseguridad que se vive en Veracruz.

En aquella ocasión, la Arquidiócesis se refirió a los hechos ocurridos en la iglesia Santa Rita, del puerto de Veracruz, donde un comando ingresó y secuestró, para después dar muerte, a una persona que se encontraba en el interior.

En esta ocasión, ante un hecho tan cruento y brutal, la Conferencia del Episcopado Mexicano, CEM, envió sus condolencias a la Diócesis de Papantla, que tiene como obispo a José Trinidad Zapata, y pidió al gobierno estatal el esclarecimiento de los hechos y la aplicación de la justicia contra los responsables.

La CEM expresó “dolor e indignación ante la violencia ejercida contra ellos”.

Se trató, sin embargo, de un comunicado más bien mesurado, prudente; falta todavía el pronunciamiento de la Arquidiócesis de Xalapa, que se esperaría mucho más contundente y severo, dado el tono de los últimos comunicados de dicha instancia sobre el tema de la inseguridad  en Veracruz.

Américo, en la reunión de municipios turísticos

En Ensenada, Baja California, se llevó a efecto, este lunes, la Reunión Nacional de Municipios Turísticos.

El evento fue encabezado por el alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, en su calidad de Presidente de la Federación Nacional de Municipios de México (FENAMM) y Copresidente de la Conferencia Nacional de Municipios de México (CONAMM), cuya participación generó buenas opiniones entre sus homólogos del país, que reconocieron la pertinencia de las propuestas que el alcalde de la capital veracruzana puso en la mesa.

De entrada, Zúñiga Martínez propuso integrar una Agenda Nacional para el Desarrollo Turístico de los Municipios de México, que incluya ejes rectores, como el fortalecimiento de las capacidades de los servidores públicos para que contribuyan a atraer más turistas y los atiendan con la calidad que se merecen. Además de promover la definición clara e inteligente de las marcas ciudad, como lo ha hecho Xalapa a través de su XL, y de los productos turísticos, a fin de identificar los nichos que tienen mayor potencial de capitalizarse y posicionar a las regiones en el mercado-destino.

Zúñiga Martínez también planteó la construcción de estrategias turísticas de largo plazo. Con su participación, el munícipe xalapeño dejó constancia de que en materia de promoción turística, la experiencia que le da lo que ha realizado en la capital veracruzana, es ya un referente que puede ser utilizado a nivel nacional. @luisromero85