Bien dicen que Héctor Yunes es “como la humedad”, que se va metiendo poco a poco, sin que nadie lo perciba, hasta que ya es imposible sacarlo.

Héctor Yunes Landa, primo hermano del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, ha sido muy claro: Insistirá en el 2018 en la búsqueda de la gubernatura con la bandera del PRI, a pesar de los compromisos hechos en su momento con Pepe Yunes.

Sabedor de que su compañero en la Cámara Alta tiene el respaldo de dos personajes prominentes en el gobierno del priista Enrique Peña Nieto (Luis Videgaray y José Antonio Meade, con quienes compartió muchas horas de estudio en el ITAM) Héctor Yunes ha buscado su propia ruta para conseguir, por segunda vez, la candidatura al gobierno de Veracruz.

Su primer paso fue buscar el cobijo de otros presidenciables, esos que estarían interesados en impulsar para la gubernatura de esta entidad a alguien ajeno a sus contrincantes por la Presidencia. Ese apoyo lo encontró en el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, a quien le calentó la cabeza sugiriendo que él, con su “cruzada contra la corrupción”, podría ser la opción en caso de que la lucha entre los otros contendientes se empantanara.

Producto de esos acuerdos subrepticios, Yunes Landa logró dar su primer golpe: Consiguió que, a pesar de su histórico descalabro y de la ilegalidad de su nombramiento, Felipe Amadeo Flores Espinosa se mantuviera al frente del PRI en Veracruz.

Esta decisión ha sido fundamental para los planes de Héctor Yunes Landa.

Coludido con el dirigente estatal, el candidato del PRI por la gubernatura en el 2016, que fuera derrotado por su primo hermano, impuso a una gran parte de sus agremiados en la asociación política “Alianza Generacional” como consejeros políticos, desplazando con ello a aquellos que son reconocidos por su afinidad con otros personajes de la política estatal.

El dato no es menor. Héctor Yunes Landa se apoderó ya de la dirigencia estatal priista y tiene el control del Consejo Político Estatal. Además, esta semana fue confirmada la integración de la Comisión Estatal de Procesos Internos del PRI en Veracruz, para el periodo del 2017al 2020.

Y adivine quiénes la integran.

Sí, la mayoría son miembros de Alianza Generacional y fueron actores fundamentales en la campaña de Héctor Yunes Landa.

Alicia González Cerecedo, Zaida Alicia Lladó Castillo, Anabel Ponce Calderón, Rosalba Aburto López, Crisóforo Hernández Cerecedo, Jaime Cisneros González, Tomás Cristóbal Cruz y Sergio Ramos Hernández.

Sin embargo, y a pesar del avance de Yunes Landa en el control de los órganos definitorios del PRI en la entidad, la pregunta que se hacen muchos es… ¿para qué?

Hoy el PRI en Veracruz está en la lona, disperso, confrontado y carente de un liderazgo legítimo.

Hoy los únicos liderazgos válidos, los que están dando la cara por el PRI en la entidad, son los sectoriales.

Juan Carlos Molina, desde la CNC, organiza ya la más importante movilización de priistas de los años recientes, el próximo 6 de enero, para conmemorar la promulgación de la Ley Agraria, en un evento al que asistirá el Presidente Enrique Peña Nieto.

Desde el Sector Popular, Érika Ayala sigue impulsando la participación de su partido en las decisiones fundamentales para Veracruz, mientras que la CTM consolida su liderazgo en la defensa de los derechos de los trabajadores.

Los priistas deben abrir los ojos y dejar de pensar que se quedaron huérfanos por la ausencia de un gobernador emanado de su partido.

Hoy los priistas deben buscar en la sociedad los liderazgos naturales, las movilizaciones espontáneas en defensa de sus derechos y en la búsqueda de espacios dentro de la política estatal.

El PRI de Veracruz –por fortuna- es mucho más que su espuria dirigencia estatal.

 

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