El voto de confianza al que tenía derecho ya lo agotó. Compró con él la aprobación de un Fiscal General a modo y la posibilidad de hacer ajustes a su presupuesto en los próximos tres meses.

Miguel Ángel Yunes Linares obtuvo el apoyo de dos terceras partes de los diputados locales para que le aprobaran su propuesta para la Fiscalía General del Estado. Lo consiguió con pura saliva. Con argumentos válidos, aunque rebatibles.

La oposición decidió darle el voto de confianza, pero varios de ellos advirtieron que no siempre será así y que en futuras negociaciones la postura será mucho más rígida.

Para el Gobernador de Veracruz era importante que le brindaran este apoyo, al inicio de su gestión lo que le permitirá transitar en los primeros meses. Pero vienen más iniciativas, vienen nuevos dictámenes y las cosas entonces no serán tan sencillas.

El único grupo que no se plegó fue el de Morena, que desde que llegó planteó una agenda legislativa muy distinta a la que ha promovido el Jefe del Ejecutivo.

El primer mes de contacto entre la Legislatura local y el Gobernador ha sido muy ilustrativo. Las bancadas del PRI, de Morena, del Grupo Mixto y legisladores independientes se unieron para «reventar» una sesión cuando descubrieron (gracias al reclamo del Presidente de la Comisión de Hacienda del estado, el perredista Sergio Rodríguez) que pretendían meter a la agenda legislativa un par de dictámenes que no pasaron por comisiones.

A partir de ese «exabrupto» hubo quienes supusieron que Yunes Linares habría de encontrar un sendero minado. No fue así. De inmediato estableció contacto directo con los diputados y les planteó sus principales inquietudes en materia financiera.

Los legisladores lo escucharon con atención y lo cuestionaron. Al día siguiente recibieron a los funcionarios de la Secretaría de Finanzas y tras analizar el panorama que vive Veracruz, decidieron apoyarlo.

Estas no serán las condiciones que habrá de encontrar en el futuro.

Los legisladores, representantes de los veracruzanos, esperan ver resultados y de no llegar pronto, optarán por endurecer sus posturas.

El año que está iniciando será de vital importancia para el futuro de Veracruz. El déficit estructural es real, aunque quizá no llegue a los niveles planteados por Yunes Linares.

El gobernador habló de un balance negativo del orden de los 21 mil millones de pesos, cuando en realidad la diferencia entre ingresos y gastos ronda los 10 mil millones de pesos por año.

Para detener dicho desbalance, Yunes Linares plantea reducir en forma significativa el gasto corriente, con un ajuste severo a la plantilla laboral. Esa sola medida no será suficiente, ni siquiera si se le suman los fondos que potencialmente se recuperen de la persecución penal contra exfuncionarios corruptos.

El esfuerzo deberá incluir una revisión a fondo de las funciones de cada una de las dependencias de la administración estatal, para compactar dependencias, fusionar tareas y crear un organigrama más simple, que no represente una carga a la nómina estatal.

Muchas de las medidas que habrá de tomar requerirán de la aprobación de del Poder Legislativo, que no siempre estará tan accesible como lo estuvo en este primer mes.

Los votos sumados del PAN y del PRD, partidos aliados en el actual gobierno, no son suficientes para sacar temas de relevancia, por lo que será importante que el Presidente de la Junta de Coordinación Política, el panista Sergio Hernández, deberá mostrar mucho mejor capacidad de negociación con las fuerzas opositoras.

Si Yunes Linares mantiene el diálogo y les da su lugar a los legisladores, podría encontrar el camino para solucionar los problemas más urgentes de Veracruz.

 

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