No solo a costa de la educación se ha alimentado el fraude en Veracruz. También de la mala salud. A los enormes desvíos de recursos federales enviados a educación, lo que rezagará profundamente a la entidad en las evaluaciones nacionales, pronto veremos los efectos más desastrosos del saqueo en el sector Salud, cuyas más evidentes consecuencias se observan en la nula contención de enfermedades virales como zika, dengue y chikungunya, transmitidas por un mosquito que hace muchos meses no se combate.

En septiembre, la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud reveló que  los casos de zika en el país se han incrementado y han llegado a 3 mil 268, una cuarta parte de ellos se han detectado en Veracruz, el estado que ocupa el primer lugar nacional en personas infectadas con el virus, con 813 casos. En el colmo, acá mismo se habían detectado 277 nuevos casos de zika en mujeres embarazadas.

A Veracruz le siguen los estados de Guerrero (con 694 casos), Chiapas (561), Oaxaca (434), Tabasco (143), Quintana Roo (126), Colima (119) y Yucatán (107). Contrasta con estados cercanos, incluso vecinos, como Puebla y Tamaulipas, donde la situación no es tan grave. Puebla reporta 15 casos, mientras que Tamaulipas sufre 16, Jalisco tiene 19, Nuevo León, 18, y Nayarit, 13.

Aunque son más creíbles los datos aportados por la dependencia federal, el titular de la Secretaría de Salud de Veracruz, Fernando Benítez Obeso, confirmó a finales de septiembre que, en efecto, Veracruz ocupa el nada honroso primer lugar por casos de zika en el país, aunque según sus estadísticas solo tiene confirmados 716 enfermos, contra los 813 que reportó la Secretaría de Salud del gobierno federal.

También en número de casos de mujeres embarazadas infectadas con esta enfermedad, las cifras estatales parecen querer atenuar la dimensión que las cifras federales ofrecen. Mientras la SSA federal habla de 277 nuevos casos de zika en mujeres embarazadas, el Gobierno del Estado reconoce 216 que, de todas maneras, es un número muy alto y preocupante. Las zonas más afectadas, dijo, son Veracruz-Boca del Río, Coatzacoalcos y Cosoleacaque.

En prácticamente todas las jurisdicciones sanitarias (divisiones  territoriales de la SSA estatal), es un secreto a voces que en los últimos años las acciones de prevención, control, vigilancia entomológica y epidemiológica y de promoción de la salud han disminuido drásticamente por falta de los insumos elementales con que los trabajadores de vectores deben actuar, incluido la falta de pago por más de dos meses al personal de contrato, lo que ha generado paros en diversas jurisdicciones, particularmente en aquellas donde las enfermedades transmitidas por vectores (ETV) son más factibles.

Por supuesto que las autoridades veracruzanas se han negado a reconocer que no se combate a este vector, el mosquito transmisor de las tres enfermedades, pese a que hay quejas de los trabajadores y de la población por que no se han realizado las tareas de fumigación.

En el colmo del cinismo, Benítez Obeso ha atribuido este primer lugar nacional en número de infectados a la enorme población de Veracruz. “Somos el primer lugar en zika pero en una población de ocho millones [de habitantes] lo podemos considerar bajo, no es grave”. Acto seguido, acaso con unas copas encima, poetizó: “No es grave porque tenemos un territorio precioso que ya lo quisieran los países del norte, aquí hay agua, selva… El sector Salud no ha fallado”.

Sin recursos no hay cura

La grave elevación de los problemas relacionados con la salud de los veracruzanos, que se manifiesta dramáticamente en la desatención a personas con cáncer, muchos de los cuales, sobre todo niños, han fallecido en racimo por la falta de tratamiento y medicamentos, según algunas denuncias, tienen su correlato en la retención o desvío de los recursos locales y federales destinados al sector.

La infraestructura hospitalaria no ha crecido al ritmo que se requiere pero, además, los hospitales y clínicas en servicio han ido perdiendo competitividad por la obsolescencia de su equipamiento clínico-quirúrgico, la insuficiencia de personal médico, técnico y de enfermería; la inexistencia de medicamentos que estarían obligados a proporcionar porque reciben teóricamente recursos federales para atender a los derechohabientes del Seguro Popular, y la cancelación de plazas laborales.

El propio titular de la SS, Fernando Benítez Obeso, ha reconocido que la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) ha retenido recursos transferidos por el gobierno federal por concepto de Seguro Popular, además de recursos considerados en el presupuesto ordinario estatal para el pago de salarios, como ha sido el caso del personal de Vectores.

Pero pega y esconde la mano: a pesar de que la falta de disponibilidad de los recursos federales afecta la operación de los centros de salud y hospitalarios para brindar servicios del Seguro Popular, señala que los adeudos no afectan a los veracruzanos en situación vulnerable que son beneficiarios de ese seguro.

Y es que, además de poeta, Benítez Obeso debe ser un mago. A pesar de que el sector Salud ha sido uno de los más castigados por el gobierno duartista y que buena parte de los recursos etiquetados han sido destinados a hacer ‘negocios’ con empresas fantasma, el galeno afirma que cuando no hay el medicamento indicado el propio nosocomio entrega recursos al paciente para que lo compren fuera de la institución. Una reverenda mentira.

¿De dónde sacarán los hospitales el recurso para atender a los derechohabientes del Seguro Popular cuando todo el que cae en sus cajas es remitido a la Tesorería de Sefiplan, de donde no sale un solo peso de regreso ni con una procesión del silencio encabezada por el arzobispo?

En el colmo, ni siquiera pueden usar sus vehículos para caravanas médicas o para realizar acciones preventivas contra los vectores porque o no tienen para gasolina o están en corralones por pequeños o grandes desperfectos o porque, creyendo que puede engatusar a los idiotas veracruzanos, Benítez Obeso asegura que están concentrados para el proceso de inventariado con vista al mecanismo de entrega-recepción.

Un robo escandaloso en Veracruz

Según un reportaje publicado por Animal Político en febrero de 2015, los gobiernos de los estados desviaron 72 % del presupuesto federal etiquetado para mejorar los servicios de salud durante 2013, lo que en números absolutos significó una sangría de 2 mil millones de pesos que desaparecieron de las cuentas bancarias o fueron solventados con supuestos gastos justificados sin documentos que lo comprueben.

¿Y saben qué? Veracruz nuevamente ocupó el primer lugar nacional. Según el texto del portal nacional, “Veracruz vació la cuenta bancaria donde le depositaron 190 millones 223 mil pesos –el mayor monto asignado con respecto al resto de entidades– pero no se sabe en qué lo gastó, toda vez que nunca justificó el destino ante la Federación. En las visitas de supervisión la entidad gobernada por Javier Duarte presento ‘minutas de trabajo’ y se comprometió a ‘comprobar la aplicación de los recursos’, pe no lo hizo”.

En el reportaje se explica que los subsidios asignados por la SSA están previstos para que las entidades mejoren las condiciones de operación de las unidades médicas a través de “proyectos de dignificación, conservación, mantenimiento, equipamiento y obra nueva”. Este escandaloso desvío explicaría por qué la infraestructura de salud de Veracruz esté a punto del colapso.

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