¿Por qué en lugar de ir a apoyar a uno de los cuatro candidatos que el Partido Verde Ecologista de México postuló en alianza con el PRI en Veracruz –Cirilo Vázquez Parissi, en el distrito de Cosoleacaque; Carolina Gudiño, en Boca del Río; Miguel Ángel Sedas, en Huatusco, y Edgar Spinoso, en Martínez de la Torre–, el joven gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, uno de los principales estrategas electorales del PVEM, decidió acompañar al abanderado priista por Tuxpan, Alberto Silva Ramos, en su precierre regional de campaña realizado este domingo 31 de mayo en la cabecera municipal de Tepetzintla?

El espaldarazo a Silva desató especulaciones futuristas y atizó el fuego amigo en contra del tuxpeño, pues en su discurso Velasco Coello –considerado el alter ego del presidente Enrique Peña Nieto y uno de los aspirantes a la candidatura presidencial en la sucesión del 2018– pronosticó que “el triunfo de Beto Silva el próximo 7 de junio será contundente y sólo es el principio de un proyecto que está respaldado con trabajo y resultados”.

Este, en apariencia, habría sido el motivo por el que el mandatario chiapaneco habría aceptado la invitación de Silva, pues de acuerdo a la mayoría de las encuestas contratadas por la cúpula del PRI en Veracruz, el tuxpeño aventajaría casi tres a uno al candidato del PAN, Roberto Cortez, su más cercano contrincante. El 5 de abril pasado, precisamente, al acompañar al ex vocero del gobierno duartista en el arranque de su campaña en la congregación de Chapopote, municipio de Álamo –de donde es nativo el abanderado de Acción Nacional–, el senador priista Héctor Yunes dijo que “en las democracias modernas se gana y se pierde por un voto”, pero pronosticó que “Beto Silva ganará por un chingo”.

Por ello, el mandatario chiapaneco ponderó que Silva no únicamente sabe ganar elecciones, sino que sabe trabajar y dar resultados, “como cuando gobernó Tuxpan, que lo hizo muy bien”. Velasco Coello dijo que “me consta que mi amigo Beto Silva busca y sabe trabajar en unidad, porque la unión de las personas facilita el trabajo y que se les den resultados”.

La presencia del gobernador de Chiapas –el primero de extracción verde ecologista que gobierna una entidad federativa en México– evidentemente levantó bastante polvo y alborotó el gallinero priista en Veracruz, ya que además estuvo acompañado por uno de sus mejores amigos: Javier Herrera Borunda, el hijo del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, quien va amarrado en la segunda posición de la lista plurinominal de candidatos del PVEM, razón por la que el güero Velasco reconoció públicamente el trabajo de su partido que “impulsa la renovación generacional para ganar las elecciones el próximo domingo”.

En su libro “Los Juniors del Poder”, el periodista Francisco Cruz Jiménez, en su primer capítulo (“Un tipo de cuidado, el Peña chiapaneco”) refiere que Velasco Coello es “un hombre difícil de definir” ya que milita en el PVEM, comulga con el PRI, se entiende con Nueva Alianza, llegó a la gubernatura de Chiapas protegido por la casta dominante del PRD y es descendiente de priistas de abolengo. “Enarbola la bandera de la renovación generacional, aunque formó su gabinete como un representante de la era pridinosáurica…”

Cruz Jiménez da un dato interesante: “(…) La carrera del nuevo ecologista –también sobrino del ex comisionado para la paz, ex secretario de Estado y ex regente Manuel Camacho Solís– empieza a documentarse en el 2001, cuando el abuelo (Manuel Velasco Suárez, priista que gobernó el estado de 1970 a 1976), antes de morir en diciembre de ese año, solicitó una audiencia especial y lo llevó a conocer al astuto Pablo Salazar Mediguchía, gobernador de Chiapas; lo que se trató en ese encuentro sigue rodeado de un halo de misterio, aunque los resultados dicen mucho: Salazar puso en marcha una inexplicable campaña que dio al junior Velasco un repentino impulso de altos vuelos.”

A partir de entonces, Velasco escaló posiciones de manera vertiginosa durante el gobierno de Salazar Mendiguchía y luego se encumbró en el de Juan Sabines Guerrero. Primero fue líder estatal del PVEM en 2001 y luego el diputado más joven en la historia del Congreso de Chiapas. En 2003 saltó a la diputación federal, donde llegó a ser el coordinador del grupo legislativo del Verde.

Según el autor, Velasco Coello “tiene otras cualidades: es un redituable experimento de la liga PRI-PVEM y mantiene una cercana amistad con el presidente Peña, con lo cual garantizaría la continuidad del modelo económico-político que no ha dejado de beneficiar a unas cuantas familias y su alianza con un sector de los poderes mediáticos; en concreto con el magnate Ricardo Salinas Pliego, propietario de TV Azteca –los canales 13, 7 y 40–, Grupo Elektra, Banco Azteca, Seguros Azteca, Afore Azteca, Advance America, Grupo Iusacell, Italika, Punto Casa de Bolsa, Azteca Internet y Blockbuster México.”

Para llegar a la gubernatura, en 2012, Velasco tuvo que hacer amarres también con otros juniors, como el hijo del ex gobernador Fidel Herrera. Al respecto, el escritor consigna: “Si bien Javier Herrera Borunda llegó a instalarse en el Palacio de Gobierno chiapaneco sin un cargo oficial, el hecho concreto fue que Velasco Coello no sólo devolvía favores sino que también daba muestra de cómo se ha preservado la juniorcracia en su estado, cual si fuera religión.”

¿Cuál habrá sido el pacto de Tuxpan? En la sucesión estatal de 2016 o a más tardar en la de 2018 lo sabremos.