La llamada de auxilio lanzada este lunes por el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares al presidente Enrique Peña Nieto para que ponga coto a la fiebre reformadora que ha mostrado en los últimos días el gobernador Javier Duarte de Ochoa, con iniciativas orientadas a blindar su salida y a maniatar al próximo gobernador, difícilmente encontrará eco en un mandatario que ha mostrado una criminal indiferencia por lo que ocurre en Veracruz.

En mi anterior entrega hablé de los jóvenes gobernadores que han llevado a sus estados al precipicio y, en el caso de Veracruz y Quintana Roo, prácticamente al fondo de la barranca. Los casos de Javier Duarte de Ochoa y Roberto Borge Angulo han alimentado ya los peores capítulos de la que puede ser la novela negra de la impunidad, la corrupción y el autoritarismo, gracias a contar con congresos locales verdaderamente vergonzantes, cuyos diputados no alcanzan a calibrar el enorme daño que están procurando para todos los veracruzanos.

Y es que el miedo a ser juzgado y la venganza contra quien ganó, en realidad significará una gravísima estocada a un estado moribundo que, en aras de una confrontación personal, será condenado a dos años más de inamovilidad, a no ser que el movimiento sea para retroceder.

Todo lo que han aprobado diputados que deben ser expuestos al escarnio público permanente, le hará daño a los veracruzanos.  En la Hora Libre del pasado 16 de junio, ya señalaba lo que en los siguientes días los dirigentes y analistas políticos llevaron a una agenda de urgente observación:

“Contra su proverbial inacción, los diputados locales han debido levantar con más frecuencia el dedo para aprobar al vapor cuanta iniciativa le ha mandado el Ejecutivo del Estado, cuyos propósitos son inequívocos: proteger al gobernador Javier Duarte de Ochoa de posibles acciones judiciales en su contra, y maniatar al próximo gobernador Miguel Ángel Yunes Linares para contar con el poder que le permita poner en acción a la Fiscalía General del Estado”.

Y añado: “Hace unos días se alabó como una medida sorprendente que Javier Duarte hubiera propuesto una reforma (aprobada por sus dóciles diputados) que despoja del fuero constitucional tanto al Gobernador del Estado como al Fiscal y a los presidentes municipales. El pasado lunes, cuando promulgó la reforma que lo hace posible, Duarte se vanaglorió de estar haciendo historia, porque ahora “todos y todas en Veracruz somos iguales ante la Ley”.

“El problema es que esta norma y la aprobación de la ley y de la Fiscalía Anticorrupción no le tocan ni le afectan. En sentido estricto, le ha quitado el fuero al próximo Gobernador y, con ello, una vez en funciones a partir del 1 de diciembre, podría canjear su impunidad a cambio de no proceder desde la Fiscalía General (que tendrá independencia frente al Ejecutivo) contra el próximo gobernante, actualizando las demandas presentadas por diputados federales y locales priistas en contra de quien fuera candidato triunfador a la Gubernatura el pasado 5 de junio”.

Lejos estábamos de imaginar el tamaño de la inquina: no solo se aprobó al vapor una ley anticorrupción y se elegirá a un fiscal especializado identificado con el gobierno saliente; también se creará una Sala Especializada en Combate a la Corrupción en el Poder Judicial, con nombramiento de tres magistrados salidos de una terna presentada por el Gobernador, cuando para ello existe el Tribunal de lo Contencioso Administrativo y, en el colmo de la burla, se pretende nombrar como comisionado del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información a un personaje que reúne en su actuación en el presente sexenio las historias más negras del enriquecimiento ilícito, Gabriel Deantes Ramos, exsecretario del Trabajo.

Durante todo el sexenio, el Poder Judicial fue permanentemente saboteado mediante recortes draconianos a su presupuesto, lo que imposibilitó que Veracruz tenga ya las condiciones para ejecutar el nuevo sistema penal acusatorio adversarial. Sin embargo, este lunes Duarte promulgó la reforma que permitirá que este poder cuente con un presupuesto no menor al 2 por ciento del presupuesto general, al tiempo que dota a la Fiscalía General de un presupuesto no menor al 1.5 %.

Dichas medidas, junto a la asignación a la Universidad Veracruzana de por lo menos el 4 por ciento del presupuesto estatal, cuando no ha sido capaz de cumplir cabalmente con sus obligaciones presupuestarias en los años de su gobierno, lo que ha estrangulado a la casa de estudios, permiten observar de inmediato el sentido de tanta bondad: incidir para que el próximo gobernador, el panista Miguel Ángel Yunes Linares, enfrente tan serias dificultades financieras que prácticamente entre en bancarrota la administración estatal. Para colmo, Duarte ha anunciado que basificará a miles de funcionarios y empleados de gobierno, lo que obligará al primer gobierno de la alternancia a trabajar con personal de confianza… del exgobernador.

¿Esto afectará a Miguel Ángel Yunes?

Ni duda cabe. Sus primeras acciones deberán ser en el orden jurídico y legislativo para echar abajo, uno por uno, todos los candados que está imponiendo Duarte. Y el problema que enfrentará no es con la bancada del PRI, sino con la de Morena, cuyo dirigente nacional y su excandidato a Gobernador, Andrés Manuel López Obrador y Cuitláhuac García Jiménez, tienen un compromiso casi de sangre con Duarte, por lo que difícilmente apoyarán a echar abajo las leyes que protegen al saliente y amarran al entrante.

Hace apenas siete días, saliendo al paso de declaraciones hechas por la diputada electa por Xalapa, Daniela Griego, el ya diputado federal de nuevo Cuitláhuac García señaló que la bancada morenista (a la que no pertenecerá y a la que no tendría que manejar pues ni siquiera es dirigente estatal) no pactará con los diputados del PAN ni con los del PRD para servir de comparsa a los caprichos y ocurrencias de Miguel Ángel Yunes Linares.

“No vamos a hacerle el ‘caldo gordo’ a nadie, ni a los priistas, ni a los panistas, ni a los perredistas, y lo vamos a ver con la primera ley que van a impulsar nuestros diputados de Morena, la Ley de Austeridad, que implica quitarse la mitad del sueldo, verán cómo se van a oponer y se van a unir todos ellos para no quitarse los privilegios que existen en la Cámara de Diputados”, dijo quien el diputado federal trapecista que este año pidió licencia para venir de candidato a Gobernador y que el año próximo volverá a pedir licencia ahora para buscar la alcaldía de Xalapa.

De manera que Yunes Linares deberá ir armando toda su estrategia legislativa que le permita gobernar (ya no solo llevar a la cárcel a Javier Duarte y sus cómplices), entrando en alianza con los diputados de otros partidos distintos de Morena, incluyendo a los del PRI que no hayan sido impuesto por Duarte, para lograr tener la mayoría calificada que le permita echar abajo el Frankestein legislativo creado por el gobernador saliente.

Carta abierta a un presidente dormido

Pero volvamos a la pregunta de si afectará a Miguel Ángel Yunes. Ya hemos dicho que sí, y por ello este lunes apareció una carta abierta que el gobernador electo le dirige al presidente Enrique Peña Nieto una carta abierta en que le hace un enérgico llamado para que intervenga en Veracruz y ponga un alto al todavía gobernador Javier Duarte de Ochoa, quien solo se preocupa por blindar su salida del aparato estatal en noviembre y deja un estado en quiebra y a punto de un grave conflicto social.

Mediante un desplegado publicado a nivel nacional, Yunes Linares menciona que el paquete legislativo que Duarte de Ochoa ha turnado al Congreso del Estado solo busca impunidad para él y sus cómplices, pero además destruir las finanzas públicas y provocar una crisis social y financiera aún más severa de la que ya se vive.

El documento precisa que los veracruzanos no permitirán que Duarte de Ochoa destruya Veracruz antes de entregar el gobierno, ya que las decisiones que ha tomado en los últimos días agravan aún más la “terrible situación que se vive en el estado” y en donde el riesgo de un grave conflicto social “es inminente”.

“Hoy cuando enfrentamos la más terrible ola de violencia, de desempleo, de quiebra en las finanzas públicas, Duarte se ocupa solo de blindar su salida y terminar de destruir las finanzas del estado”.

Y todavía faltan más iniciativas que vendrán de Casa Veracruz.

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