El senado

La cultura política, la democracia y la consciencia, son elementos de la organización social que parten de la libertad. Y la libertad, no sólo representa andar libre físicamente, sino que tiene un significado más profundo. Libertad de cuerpo, alma, sentimiento y pensamiento. La libertad interior, que se forja en una organización poblacional, en la que todos participan y aportan sus opiniones. Esa participación activa o inactiva, es el enriquecimiento del establishment, que se busca, afanosa y constantemente.

Esa democracia de la que se habla y se dice tanto, de la que  se pretende establecer paralelismos de Estado democrático y Estado efectivo, de los que se utilizan sus recursos sólo de manera verbal, pero, no en su aplicación real. La realpolitik, aboga por el avance de los intereses de un país de acuerdo con las circunstancias actuales de su entorno, predominando el realismo filosófico con la oportunidad de establecer fundamentos esenciales para mantener el desarrollo.

La democracia, no es una terminología de estos tiempos o del pasado reciente. Ya los vikingos utilizaban recursos democráticos, en donde se considera que el Althing es el origen del parlamentarismo. Hoy en día las democracias, se fundamentan en el derecho de propiedad, fuerza de trabajo instruida, crecimiento financiero con economías de mercado. Predominantes que permiten el dominio y control, siendo al mismo tiempo antidemocráticas.

De acuerdo con el  historiador, político y escritor inglés, James Bryce (Belfast, Reino Unido 1838-Sidmouth,Reino Unido 1922); «La democracia es el Estado en donde existe igualdad».

Norberto Bobbio, lo refirió así: «La democracia es el conjunto de reglas procesales, de las que, la principal, pero no la única, es la regla de la mayoría». En México es la regla de la minoría, faltando a la libertad y al derecho de la libre elección, lo que limita a un ambiente en que prevalezca la cultura política y  la consciencia social.

Para el proceso electoral del 2018, en Veracruz, se tiene la certeza de que el candidato por el Partido Revolucionario Institucional, PRI, a la gubernatura, es ya de hecho y por derecho, el senador José Yunes Zorrilla. Hombre caballeroso, de trato afable, talentoso, ocupado en las necesidades sociales que impulsen el desarrollo económico de Veracruz, factor elemental para el progreso y bienestar de una sociedad. Al senador, Presidente de la Comisión de Hacienda del Senado de la República, le ocupa allegar suficiencias a la economía, para fortalecer los impulsos de desarrollo de la entidad que representa, sabedor de que atendiendo esas necesidades, se mitiga la inestabilidad social que impera en estos tiempos. Visos de hombre de Estado, de formación en el seno familiar, preparado académicamente en uno de los institutos más prestigiados de México y a nivel internacional; el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), con  Maestría en Administración Pública en la Universidad de Columbia en los EEUU. Abrevó ahí, del conocimiento de destacados académicos. Yunes Zorrilla, prepara las estrategias y tácticas a emplear en el proceso electoral ya en ciernes, que le aseguren el triunfo constitucional en la candidatura a gobernador.

Nada mal estaría allegarse de recursos humanos con amplia capacidad de ascendencia en los votantes. Allegarse de los conocimientos académicos, de la praxis, de la experiencia en la economía, que enriquecen el bagaje del académico e investigador Rafael Arias Hernández, del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES) de la Universidad Veracruzana, que ha fortalecido en ello, con la práctica de la función pública y administrativa. Distinguiéndose siempre por propuestas realistas tangibles que benefician al Estado, la sociedad y la cultura.  Rafael Arias Hernández, hace tiempo, mucho tiempo, que le han negado la Rectoría de la Universidad Veracruzana. De haberle permitido dirigir la Alma Máter, las condiciones y las oportunidades de desarrollo de los académicos, los estudiantes en formación, el personal en general de la UV, serían aún más destacadas, y se volvería a retomar, la elevada moral que existió en otros tiempos para la máxima casa de estudios. La grilla, la politiquería, limitan e impiden, la oportunidad de mejora en las áreas sustantivas para la gobernanza y la construcción de desarrollo de las nuevas generaciones.

Arias Hernández, bien podría ser, es, un candidato electoral necesario, ahora más que nunca para Veracruz. Los poderes que definen los destinos políticos, tienen en él, a un hombre con las mejores propuestas, atendido y reconocido en toda la entidad veracruzana por los diversos estratos sociales. En estos tiempos de difícil encuentro de personajes valiosos, que sean competitivos en las lides electorales y en las participaciones legislativas con una alta capacidad en la función y la administración pública. Rafael Arias Hernández, es un candidato idóneo al Senado de la República.

Pero además de ello conocedor profundo de la geografía veracruzana, su diversidad cultural y etnicidad, experimentado en los puntos sensibles que agobian a las comunidades en extrema pobreza y la forma para generar desarrollo, lo que permitiría un Estado efectivo de gobernabilidad que garantice la vida cotidiana en la que se pueda confiar.

Arias Hernández tiene como elemento, el reconocimiento y, por lo tanto la consideración de la sociedad civil que permitirá evitar el déficit democrático.

Si se quiere garantizar el triunfo de un partido o de una candidatura independiente, ahí esta uno de los pocos elementos valiosos de la política, la administración y la función pública.

De otros tiempos, en este tiempo.

De película

Hace años, vi una extraordinaria película de Emir Kusturica (Sarajevo, Bosnia 1954) sobre la dilución de Yugoslavia. Impresiona la muestra de crueldad con que se desintegró este país. En el filme las imágenes de esos seres,sosteniendo con su dolor, la vida de individuos mezquinos, corruptos y despiadados.  Observándose en ese escenario y los actuales, que algo de la humanidad del hombre se esta perdiendo.

Antes del fin

Ernesto Sabato, en su obra Antes del fin, Memorias, editada por Seix Barral, 2001, nos da cuenta de un acto sobrecogedor, mientras viajaba en tren. Refiere: «entró una mujer esmirriada, de tez morena, que, con un acordeón, destartalado, hacía sonar una música lúgubre. Sobre su pecho llevaba colgado un cartel en donde explicaba que había tenido que escapar de Rumania. Escuche su melodía, y me detuve a observar a esa mujer sin patria y sin hogar, sin importar si provenía de Rumania, de Bosnia o de la ex Yugoslavia. Era únicamente un ser errante, como los miles de refugiados en el mundo, o los de sin tierra en Brasil, o los que desesperadamente intenta huir de la desvalida Albania. Una entre los millones cuya intemperie nos hace responsables. Son aquellos que desconocen ideologías o estadísticas sociológicas, pero que saben bien que ellos no cuentan en la historia. Cuando ya se alejaba hacia el siguiente vagón, me encontré con la mirada triste de una chiquita que cargaba sobre sus espaldas. Me hizo pensar en lo que esta sucediendo: un mundo que parece marchar hacia su desintegración, mientras la vida nos observa con los ojos abiertos, hambrientos de tanta humanidad».

También de Antes del fin : «Me estremeció una noticia que leí esta mañana en el diario; la recorte y guardé en uno de los cajones de mi archivo, entre esos tantos retazos que en estos años me han ayudado a vivir.

Una mujer, en un crudo invierno, apenas con una remera y un pantalón, se escapó del Hospital Psiquiátrico con el deseo de ir a buscar a su compañero. Aprovechando la distracción del maquinista, robó una locomotora y, haciéndola funcionar sin dificultad, comenzó su odisea. Él había trabajado en el ferrocarril y le había enseñado a conducir trenes y «muchas cosas más».

«Si ustedes supieran lo que es el amor, me dejarían seguir», le decía al oficial que la detuvo y, mientras la llevaba a la comisaría, con llantos desesperados, gritaba: «¿ Vos nunca hiciste nada por amor ?».

¡Cuánto más humanos son estos gestos que los de tantos individuos que corren por la ciudad enceguecidos con sus proyectos!

He querido rescatar esta historia de entre mis papeles, ya que de alguna manera, cuando el razonamiento nos conduce al borde de la psicosis colectiva, estos actos son lo más parecido a una salvación».