Este año para celebrar el cine hecho en México, el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) llevará a cabo un primer festival nacional de proyecciones de cine contemporáneo de la mano de espacios independientes.

Es oficial que el 15 de agosto es el Día del Cine Mexicano, luego de que el 20 de abril de 2017 la LXIII Legislatura del Senado aprobó de manera unánime una iniciativa que establece que se celebre en nuestro país la producción cinematográfica hecha en México.

Este año el instituto tejió alianzas con casas de cultura, universidades, bibliotecas y otros cines clubs para exhibir 58 títulos de producciones y coproducciones nacionales.

En entrevista con El Economista Dolores Díaz González, subdirectora de Acervos y Circuitos Culturales dijo que espera una respuesta positiva de la gente con una meta de hasta 5 mil asistentes en todo el país.

“Esperamos que la respuesta de la gente sea buena, tenemos pensada una asistencia de al menos 5 mil espectadores, pues este es un primer ejercicio; porque el Imcine no había tenido algo así”, reconoció Díaz González.

En la selección de las películas se ha optado por un menú contemporáneo con exponentes del cine documental que México ha exportado en los últimos años con mucho éxito.

“Hicimos una curaduría de películas mexicanas, un ciclo infantil y un ciclo del acervo del Imcine y los ofrecimos a diferentes espacios de exhibición, tenemos cines móviles, cinetecas y universidades, entre otras asociaciones”, relató.

“Se invitaron a los promotores de estos espacios a que eligieran las películas que preferían para armar su programación de manera independiente”.

Cine mexicano en cada rincón

Las proyecciones se realizarán del 12 al 18 de agosto, en más de 100 sedes en todo el país, que albergarán más de 200 funciones.

“Todavía se van a sumar más de la Ciudad de México, con un total aproximado de 250 funciones”, adelantó Dolores Díaz González.

Además, se realizarán proyecciones con interpretación al lenguaje de señas mexicanas en Chihuahua, Baja California, Guerrero y Ciudad de México y en lenguas indigenas; funciones dobladas en vivo al tzotzil y chontal en Chiapas, así como al zapoteco en Guelatao, Oaxaca, “es importante incluir otro tipo de público”, destacó la subdirectora de festivales.

Ana y Bruno, La más solicitada

Se proyectarán documentales como La plaza de la soledad. de Maya Goded; Rush Hour, de Lucía Kaplan; Ayotzinapa, el paso de la tortura; sin embargo, la película más solicitada ha sido una de corte infantil: Ana y Bruno, del director Carlos Carrera.

“Hay que reconocer que hay muy poca producción infantil en México, entonces (hay) poco de donde elegir; aunque existen colectivos y grupos que hacen cine y video, no tenemos grandes producciones. Se ofrecieron siete propuestas de películas infantiles para estos espacios y la más pedida fue Ana y Bruno, y del total de 58 también es la más pedida, eso nos hace tener en cuenta qué es lo que le gusta a la gente”, comentó la gestora cultural.

Dolores Díaz también destacó que hay documentales muy recientes o que incluso todavía están en ruta de festivales que se sumaron, como Tío Yim, de Luna Marán, o que incluso todavía no se han estrenado en México, como Feral, de Andrés Kaiser u Olimpia, de José Manuel Cravioto.

“Hay otros títulos como Juan y Vanessa, de Ianis Guerrero, que creemos que se han visto poco y que tendrá una función en Colima y en San Cristóbal de las Casas, también Los Débiles, que se estrenó este año pero que tuvo un circuito muy pequeño de exhibición, sólo en la Ciudad de México en la Cineteca, pero que también tiene grandes posibilidades, y otras de gran público como Las niñas bien, de Alejandra Márquez; Pájaros de Verano, que es una coproducción mexicana o Perfectos Desconocidos, de Manolo Caro, hay una diversidad enorme ”, abundó Lola Díaz.

Llegar lejos con lo que ya se tiene

“No tenemos todavía el balance porque se están haciendo los pagos, pero no será (un festival) oneroso, lo importante es que con poco sí se puede organizar a nivel nacional, más allá de gastar millones de pesos en un evento que podría caer muy bonito en la Ciudad de México, es más importante tomar y retomar lo que ya está, las bases que ya tenemos, reconocer el trabajo de la gente que lo está haciendo y hacer ver que el cine mexicano está en todo el país, hay que encontrar la manera de llegar y que sea más frecuente, porque al final los festivales tienen su actividad solo una vez al año y tienen una itinerancia, lo que hay que buscar es que sea constante y más amplia la exhibición del cine mexicano”, concluyó.

El economista/ Katia Nolasco