Ante la posibilidad de que el gobierno panista de Miguel Ángel Yunes Linares insista en heredar el cargo a su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez, con todas las trampas que ha usado valiéndose de las instituciones del estado y de los recursos públicos, y llegue al extremo de intentar un fraude, los involucrados en esta elección de cambio de gobernador sondean un escenario el cual no se había contemplado con anterioridad. Los priistas saben que Pepe Yunes, su candidato, ganará la elección dando el campanazo el día de la elección; Cuitláhuac García Jiménez, candidato de Morena, quien se ha mantenido en la cresta de la contienda hasta con diez puntos, no baja en la intención de voto ciudadano. El problema que ha enfrentado el gobernador en su intento por imponer a su hijo es que no levanta en las encuestas, ha tenido que verse en la necesidad de mandar a hacer las suyas a modo, tratando de generar la percepción de que Chiquiyunes va arriba en las preferencias; lo último que se sabe es la reunión del Secretario de Finanzas, Guillermo Moreno Chazzarini, con diputados panistas locales a quienes les ofreció recursos, todos los que sean necesarios, a fin de que dediquen todo su tiempo a la compra de votos. Todo lo anterior permite presuponer el intento de un fraude electoral que solo se podría evitar si se suman las fuerzas de PRI y Morena para echar por tierra la intentona de albazo del gobernante dictador.