Me van a perdonar/agradecer la comprometida lectora y el arrimado lector, pero hoy le voy a ceder el espacio al admirable presidente de Uruguay, Pepe, don José Mújica.

Resulta que estuvo el sábado en Guadalajara, en donde fue galardonado por la Federación de Estudiantes de la Universidad de Guadalajara, e improvisó un discurso que no tiene pierde, como todo lo que expresa este gran hombre.

Lo que dice el mandatario uruguayo es válido para todos, pero en especial para la gente que se siente de izquierda, porque proviene de alguien con una militancia revolucionaria impecable: ahora es Presidente, pero en su juventud y buena parte de su vida adulta fue guerrillero tupamaro y sufrió largos años de persecución y cárcel.

Es tan luminoso lo que expresa, que mejor les dejo lo que nos dijo a los mexicanos:

“Yo sé que pasan por un momento difícil. Quieran a su país. Siéntanlo. No se puede luchar por algo que no se quiere y los seres humanos necesitamos querer cosas. Comprométanse. Quieran a su pueblo. Es lo único que queda cuando nos vamos”

“En el halago y en el calor con el que me reciben aquí, veo la necesidad de esperanza que hoy vive México. Hay que creer en algo cuando muchas cosas se derrumban. Así que ustedes lo que están haciendo es agarrarme de pretexto para manifestar la esperanza que necesitan para vivir”.

Ayotzinapa

“Nada vale más que la vida y por eso la vida es lo que más hay que cuidar”.

“Los que hoy sienten tanto dolor nunca se dejen llenar de odio el corazón. Entre el amor y el odio prefieran el amor. Porque el amor construye y el odio destruye”

Desigualdad

“Compañeros, de las 50 ciudades más peligrosas del mundo, 41 están en América Latina, pero tampoco es casualidad que nuestro continente es el más inculto de todos. Tampoco es casualidad que la desigualdad extrema es una característica de nuestra sociedad. Por ello no tenemos que impactarnos de las consecuencias que tiene la desigualdad que nos une”.

Inversión extranjera

“La cosa no tiene nada de sencillo. Yo, gobernante, tengo que dar oportunidad a la inversión, porque para generar trabajo a mi gente le tengo que dar ciertas condiciones al capital que viene de lejos. Son condiciones especiales que aprovechan para seguir acumulando, y lo tengo que hacer a conciencia porque tengo que pensar en los miles que están sin trabajo. Pero si me paso de la raya, los capitales se me van para otro lado. Los controles los tenemos que hacer en todos lados. Porque si se espantan en un país, se van a otro donde encuentran mejores condiciones”.

“La labor de un mandatario, entonces, consiste en controlar esos capitales millonarios, pero sin dejar de ofrecerles ciertas ventajas que les permitan quedarse en el país y con ello poder dar trabajo y bienestar a las clases menos favorecidas.”

Gran final

“Soy un revolucionario lleno de reumatismo y si me estuviera dado vivir dos vidas, volvería hacerlo al servicio de lo que siento”.

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