La mitad de los escaños de la próxima Legislatura de la Cámara de Diputados, el 50 por ciento exactamente, corresponderá a ese nuevo partido político llamado PRI-PVEM. No son dos, aunque legalmente están constituidos como tales y se lamente la población de que el Verde le haga el juego a los priistas. El PVEM no es una rémora del tricolor, literalmente es una sucursal del PRI.

El Instituto Nacional Electoral (INE) definió este domingo la composición de la LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados y, en conjunto, el PRI y el PVEM han logrado exactamente la mitad de los escaños, 250, lo que le permite manejar casi a discreción, con el apoyo unas veces del Panal, otras del PAN y otras más del PRD, cualquier iniciativa de reforma, desechar aquellas que no convengan al presidente Enrique Peña Nieto y establecer las reglas del juego.

Y es que las 250 curules restantes se atomizan entre 7 partidos y un diputado federal independiente, Manuel Clouthier, lo que impide que haya una reacción opositora que pueda mayoritear al PRI y su anexo político, ese partido que cargó con todas las culpas, que hizo todas las marrullerías inimaginables y al que, gracias al apoyo oficial, no le importó recibir multas millonarias impuestas por el INE.

Peña Nieto tendrá, por tanto, una Cámara de Diputados a modo. Con 203 diputados priistas (156 de mayoría relativa y 47 de representación proporcional) y 47 diputados verdes (29 directos y 18 plurinominales), tendrá capacidad para impulsar sus iniciativas, sobre todo a la hora de poner a discusión muchas leyes reglamentarias derivadas de sus reformas estructurales, y también para vetar cualquier iniciativa encaminada a acotar su poder.

Derecha debilitada; izquierda en la lona

Y aquí el Partido Acción Nacional (PAN) no tendrá mucha capacidad de rejuego con sus 108 diputados (55 de mayoría y 53 plurinominales), lo que ya se considera una de las campañas intermedias más desastrosas para la derecha mexicana, y que ponen en la agenda blanquiazul el cambio inmediato de sus fracasada dirigencia nacional.

Ya no solo se ha postulado el diputado Ricardo Anaya para sustituirle, sino que la propia exprimera dama Margarita Zavala, esposa de Felipe Calderón Hinojosa, ha emprendido ya una campaña en su contra, además de anunciar que buscará la postulación como candidata presidencial en 2018.

El Partido de la Revolución Democrática (PRD), por su parte, ha tenido el mayor descalabro. Apenas 56 diputados (28 que ganaron en igual número de distritos, más 58 logradas por el principio de representación proporcional), que le auguran un papel anecdótico, testimonial.

Sobre todo si consideramos que el espectro de la izquierda en la próxima legislatura lo completan 35 diputados (21 y 14) de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que ha jurado con no confundirse con el PRD de los Chuchos, y el Partido del Trabajo (PT), que solo logró el triunfo en 6 distritos y que, por haber perdido su registro, no obtendrá una sola diputación plurinominal. Si a estos partidos sumamos a Movimiento Ciudadano, el partido de Dante Delgado que ha sido ninguneado por Andrés Manuel López Obrador, la izquierda sumaría otros 26 escaños (10 directos y 16 pluris).

Si la derecha está débil, la izquierda está totalmente en la lona. Aunque los números digan lo contrario (108 diputados de la derecha y 123 de la izquierda), la atomización de las posiciones y las diferencias profundas que los alejan, sobre todo respecto del PRD, impiden augurar posiciones conjuntas para derrotar el predominio PRI-PVEM.

A ello habría que sumar a los partidos cortesanos como Nueva Alianza (que tendrá 10 escaños) y Encuentro Social, que logró ocho diputaciones (todas ellas de representación proporcional), para predecir el comportamiento de la próxima legislatura en San Lázaro.

Los números que definieron las pluris

Según los resultados electorales oficiales, dados a conocer por el INE, la situación en los comicios del domingo 7 de junio para la elección de diputados federales pinta de la siguiente manera, en orden descendente:

Tanto el Partido del Trabajo como el nuevo Partido Humanista no obtuvieron el número de votos que les permitiera alcanzar el 3 por ciento de los sufragios, por lo que perdieron ya su registro como partidos políticos nacionales.

En Xalapa, ¿opacidad o transparencia?

En medio de señalamientos por la práctica del nepotismo en su administración, el alcalde xalapeño Américo Zúñiga Martínez lanzó el viernes pasado un discurso que, si se viera reflejado en la práctica administrativa de su comuna, debería inscribirse en los muros de la Sala de Cabildo como una máxima perdurable ante cuya lectura cualquier alcalde futuro deberá quitarse el sombrero y aquilatar el valor de la transparencia que en el texto se reclama.

¿A qué frase nos referimos? Leámosla con atención y tratemos de imaginar que Américo la ha escrito con toda la honestidad y con ánimo de hacerla cumplir hasta sus últimas consecuencias:

“La transparencia y rendición de cuentas es un mandato de la sociedad, es un deber legal y, sobre todo, es el sello que marca la conducta de los servidores públicos de una administración que aspira a ser honesta, eficiente y eficaz”.

Al hablar en el acto en que hizo entrega de la Cuenta Pública 2014 al Órgano de Fiscalización Superior (Orfis), en el Palacio Legislativo, Américo Zúñiga reconoció: “Afortunadamente, los espacios para la opacidad se han reducido, pero deben seguir reduciéndose sistemáticamente hasta llegar a su eliminación”.

Llama la atención que el alcalde xalapeño haya sido elegido para hablar de estos temas y plantee en su oportunidad que la opacidad se está reduciendo sin que se haya logrado su completa eliminación.

En efecto, tanto en las dependencias estatales como en las que derivan de su cargo como Presidente Municipal de Xalapa, la corrupción, el nepotismo embozado, el uso de la nómina para beneficiar a amigos y familiares, se han convertido en ley, desviando valiosos recursos que debieran servir para beneficio de la población.

Por eso, que el alcalde señale que no hay nada más importante para una administración pública que hacer uso correcto de los recursos públicos y poder así entregarle resultados concretos a la sociedad, suene más bien a una cura en salud o, si se permite la imagen, a un baño de leche y miel para ocultar las pústulas.

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