A quince días de la explosión registrada en el complejo petroquímico Pajaritos, en Coatzacoalcos, un nuevo problema que tiene que ver con la industria petrolera que se establece en Veracruz se registró este miércoles.

Se trata de un derrame de hidrocarburo en la refinería Lázaro Cárdenas, ubicada dentro de los límites territoriales de Minatitlán, muy cerca del lugar donde se registró la explosión de hace un par de semanas, la planta Clorados III.

A través de su área de prensa, Petróleos Mexicanos se refirió a un escurrimiento de crudo en una línea fuera de operación, con una superficie afectada de alrededor de 40 metros; de tal manera que no se puede hablar de un daño ambiental mayor.

El problema, sin embargo, radica en que ese tipo de accidentes han sido muy frecuentes en la historia de la operación de la empresa en la entidad veracruzana.

Antes de la fuga de Minatitlán, el pasado 20 de abril se registró la explosión en Pajaritos, con un saldo de 28 personas fallecidas.

En el seguimiento de ese caso, este miércoles, el secretario de Salud del gobierno del estado, Fernando Benítez Obeso, confirmó que dicha dependencia lleva a efecto una investigación para determinar si la contaminación provocada tras la explosión de Clorados III puede ser causante de enfermedades como el cáncer o la leucemia entre la población del lugar.

Por cierto, este día trascendió que un grupo de ambientalistas presentó una demanda colectiva en materia ambiental, por los potenciales daños ocasionados por la calidad del aire y el agua, tras la explosión en el complejo petroquímico.

El mayor problema es que con mucha frecuencia se registran accidentes, fugas, derrames o explosiones en la industria petrolera que funciona en Veracruz. Lo que ha representado enormes pasivos ambientales.

Los frecuentes derrames y fugas han provocado la desesperación de quienes habitan en las zonas petroleras de la entidad, como Poza Rica y Papantla, en el norte del estado; o Coatzacoalcos y Minatitlán, en el sur; el tema se complica porque no hay quien responda por los daños ocasionados.

Lo lamentable es que prácticamente no hay semana en que no ocurra un derrame de crudo en el territorio estatal, donde cruzan 2 mil 500 kilómetros de ductos activos.

A esto se suman los daños que han denunciado en reiteradas ocasiones organizaciones no gubernamentales, grupos ambientalistas y agrupaciones políticas, sobre la práctica del fracking, la fractura hidráulica.

Pasivos ambientales en Veracruz

Los daños que Pemex provoca al entorno son graves e incuantificables; sin embargo, no son los únicos pasivos ambientales en una entidad donde las grandes empresas e industrias arrojan desechos, prácticamente sin tratamiento, a los mantos freáticos.

A ello habría que agregar tres grandes problemas ambientales que no han sido resueltos por los municipios y el gobierno estatal: la disposición de los desechos sólidos que generan los asentamientos poblacionales; el vertimiento de aguas residuales a los cuerpos de agua; y los escurrimientos de pesticidas y fertilizantes para uso agrícola a los ríos y arroyos.

Por si fuera poco, hay estimaciones que indican que en territorio estatal funcionan unos mil 500 basureros clandestinos; a todos esos destinos se canalizan las 6 mil toneladas de basura que genera la población del estado.

A ese problema se suma el de las aguas residuales; por Veracruz atraviesan más de 40 ríos; sin embargo, la mayoría de ellos están altamente contaminados porque reciben las descargas de los habitantes de más de 22 mil localidades.

De acuerdo con el inventario nacional de plantas de tratamiento, realizado por Semarnat en 2014, aquí operan 105 plantas, que se concentran, en su mayoría, en lugares densamente poblados; la capacidad instalada es de 6 mil 911 litros por segundo, lo cual es poco significativo si se considera que la entidad genera más de 22 mil 300 metros cúbicos de aguas negras al año. De hecho, con esos recursos no se alcanza a tratar ni siquiera el 10 por ciento de las descargas de aguas residuales.

Si a ese diagnóstico se suma el uso excesivo de pesticidas, fertilizantes y agroquímicos en las tierras de cultivo, el panorama resulta, más que preocupante, de urgente atención.

Más propuestas y menos golpes, plantea la iglesia

El vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, José Manuel Suazo Reyes, realizó un interesante planteamiento sobre las campañas por la sucesión veracruzana. Dijo que los candidatos a la gubernatura gastan su tiempo en acusaciones, y se olvidan de propuestas serias para los veracruzanos.

El sacerdote católico apuntó que los aspirantes al gobierno estatal parecen más preocupados por acusarse y descalificarse que por proponer soluciones para los problemas de la población; y que en vez de difamarse deberían entender que los ciudadanos esperan más propuestas.

La confrontación, podríamos resumir, en nada abona a la cultura democrática.

En efecto, las propuestas no han sido la principal característica de la presente contienda electoral, más identificada con los golpes, las agresiones, las descalificaciones y los señalamientos. @luisromero85