Aunque todavía la semana antepasada, en una gira por San Luis Potosí, el equipo de campaña de Gustavo Madero se ufanaba de sacarle 10 puntos de ventaja a su oponente Ernesto Cordero, de quien aseguraban que terminarían ganándole con un amplio margen de dos a uno en la elección interna del próximo domingo 18 de mayo, lo cierto es que las encuestas que ha mandado a hacer el gobierno federal priista pronostican una contienda muy cerrada entre ambos contendientes por la dirigencia nacional del PAN, lo que anticiparía un posible escenario de confrontación al interior del partido blanquiazul que finalmente  podría dirimirse en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y que por ende entorpecería el curso de los procesos legislativos para sacar con celeridad en el Congreso de la Unión las leyes secundarias de las reformas constitucionales impulsadas por el presidente Enrique Peña Nieto en la mesa del Pacto por México con el apoyo del ex dirigente Madero Muñoz.

Este columnista tuvo acceso a los resultados de estos sondeos de opinión sobre la renovación de la dirigencia nacional del PAN realizados presuntamente por el área de inteligencia de la Secretaría de Gobernación. El primero fue  aplicado hace un mes y el segundo levantado la semana anterior, entre el 29 y 30 de abril. Se efectuaron entrevistas en 183 puntos de levantamiento de las 31 entidades federativas y el Distrito Federal, utilizándose un muestreo aleatorio simple, teniendo como base las secciones electorales.

En cuanto a las preferencias entre militantes o simpatizantes del PAN, a los cuales se les preguntó hace una semana que “si en este momento se llevara a cabo la elección para la renovación de la dirigencia nacional del PAN, ¿por cuál de las dos fórmulas registradas votaría usted?”, el 48.35% respondió que por la de Gustavo Madero (Presidente) y Ricardo Anaya Cortés (Secretario General), mientras que el 44.21% dijo que por la de Ernesto Cordero y Juan Manuel Oliva.

Sin embargo, en la encuesta aplicada hace un mes, la fórmula Madero-Anaya tenía el apoyo del 50.17% de los panistas encuestados, mientras que la de Cordero-Oliva era respaldada sólo por el 40.86%. O sea que en un mes, el senador con licencia subió en las preferencias cerca de 4 puntos mientras que la encabezada por el ex dirigente bajó casi 2 dígitos.

Pero, además, en ese lapso, de la primera encuesta fechada el 10 de abril a la del 2 de mayo, el número de indecisos pasó de 8.97% a sólo 7.44%.

Casi el mismo resultado se obtuvo al medir la preferencia a población abierta. Al preguntar a los encuestados que “sin importar que usted no milite o simpatice con el PAN, ¿cuál considera usted que es la mejor fórmula para ocupar la dirigencia nacional de ese partido?”, en la primera medición el 48.80% se pronunció a favor de Madero-Anaya y el 39.96% por la de Cordero-Oliva, pero en el segundo sondeo las preferencias por el ex dirigente bajaron a 46.75% en tanto que las del senador con licencia aumentaron a 43.30%.

En ese sector abierto, el número de indecisos pasó de 11.24% a 10.15%.

La moneda, pues, pareciera estar en el aire, ya que todavía faltan 13 largos días para la elección y no ve cómo la fórmula Madero-Anaya pudiera frenar su aparente tendencia a la baja. A menos que los ex priistas que ahora militan en el PAN y apoyan a Madero operen como ellos lo saben hacer para asegurar el triunfo del ex dirigente.

La semana antepasada el diputado federal Juan Bueno Torio se lanzó precisamente en contra de los maderistas Miguel Ángel Yunes Linares y Víctor Serralde, compañero del cordobés en el Congreso  de la Unión, a los cuales acusó de haber llevado al partido blanquiazul los peores vicios del PRI. Y el sábado 26 de abril, en Monterrey, Cordero también acusó que en Nuevo León había una “cargada” de los alcaldes metropolitanos albiazules a favor de Madero Muñoz, lo que calificó como una práctica propia del tricolor.

En Veracruz, algunos corderistas comenzaron a sentir la tentadora presión que desde Puebla estaría ejerciendo también el gobernador Rafael Moreno Valle para favorecer a Madero. Y es que el mandatario poblano se juega con el ex dirigente del PAN su aspiración por la candidatura presidencial de 2018, mientras que Yunes Linares buscaría afianzar primero su arribo al Congreso de la Unión como diputado federal en 2015 y luego reintentar que se le nomine a la gubernatura de Veracruz en 2016.

Exgobernador polémico

El pasado viernes 2 se conmemoró el tercer aniversario luctuoso del ex gobernador Agustín Acosta Lagunes. El orador oficial del gobierno del estado fue el coordinador general de Comunicación Social, Alberto Silva Ramos, en cuyo discurso resaltó que en el Veracruz de hoy los problemas no se niegan, se enfrentan, y que ante el reto de los criminales existe mano firme y coordinación para enfrentarlos.

No fue el mejor escenario para decirlo, pues precisamente el régimen acostalagunista se caracterizó por la proliferación e impunidad de las bandas criminales.

Por eso sorprendió también la presencia en dicho evento del arzobispo emérito de Xalapa, monseñor Sergio Obeso Rivera, pues en 1985 los obispos del estado encabezados por él suscribieron una durísima carta pastoral criticando la violencia y el derramamiento de sangre que publicaciones de la ciudad de México llegaron a considerar como algo propio de la idiosincrasia veracruzana.