En los días recientes, el tema de la inseguridad y la violencia en Veracruz se ha mantenido presente en los medios informativos y en la realidad cotidiana de la entidad.

2017 está a punto de terminar y el trabajo gubernamental en la materia parece lejos de rendir frutos, dado que las estadísticas de los delitos más graves siguen altas.

A unos días de concluir el año, la tendencia parece mantenerse en una entidad que ha sufrido como nunca antes el fenómeno delincuencial.

El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública ubica a Veracruz como una de las entidades con más casos de secuestro y homicidio doloso; sin embargo, prácticamente no hay delito que no se haya disparado en la entidad.

Hasta octubre del presente año, dicha instancia de la Secretaría de Gobernación había contabilizado 42 mil 520 delitos en Veracruz; más de 7 mil 500 robos con violencia; 3 mil 500 lesiones dolosas; mil 382 homicidios dolosos; y 146 secuestros.

Las cifras de los primeros diez meses del presente año, en algunas casillas, ya superaron a los números de 2016, cuando se registraron en la entidad, cifras oficiales, 42 mil 300 delitos totales; 5 mil 400 robos con violencia; 3 mil 246 lesiones dolosas; mil 258 homicidios dolosos; y 132 secuestros.

En todos esos conceptos, robo con violencia, lesiones y homicidios dolosos, y secuestro, Veracruz rebasó durante diez meses del presente año –de enero de octubre–, los números de los 12 meses del año pasado.

Pues bien, basado en esos números es que el precandidato de Morena a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, utiliza el tema de la inseguridad veracruzana para lanzar declaraciones y golpes mediáticos contra el actual gobierno de la entidad.

El gobernador Miguel Ángel Yunes puede referirse al trabajo que realiza su administración en el rubro de la seguridad; puede argumentar que se ha duplicado la capacidad operativa de la Secretaría de Seguridad Pública, con la adquisición de cientos de nuevas patrullas y cámaras de video para la vigilancia; y hablar de la depuración de la corporación estatal; del apoyo de la Marina, del Ejército y de la Policía Federal; pero mientras no se bajen los índices delictivos y en tanto no se logre reducir la frecuencia con que ocurren los hechos violentos, los argumentos del gobierno estatal seguirán frágiles.

Las noticias de la violencia y la inseguridad en Veracruz no pararon: este jueves, en el municipio de Isla fue asesinado un agricultor; cuando se disponía a salir de su domicilio, un motociclista abrió fuego y le dio muerte; un cadáver fue arrojado a un camino cercano a Sayula de Alemán; una mujer, asesinada en Yanga; y un cuerpo fue localizado en una comunidad de Misantla.

La noche del miércoles en el puerto fueron encontrados los cuerpos de tres personas que habían sido ejecutadas; y unas horas antes, un taxista de Papantla también fue asesinado.

Todo eso, a unas horas de que el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública difunda las estadísticas delictivas correspondientes al mes de noviembre del presente año.

Este viernes 22 de diciembre, dicha instancia publicará las estadísticas delictivas conforme a la nueva metodología para el registro y clasificación de los delitos y las víctimas.  Será en ese momento cuando se pueda realizar un balance del primer año de gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, dado que habrán pasado doce meses del inicio de las mediciones en su administración.

Lo evidente es que el actual gobernador de Veracruz tendrá los peores números en dicha materia en un arranque de administración; aunque también es cierto que el fenómeno de la violencia se registra en todo el territorio nacional y no es privativo de una o dos entidades.

Como sea, esos números son armas argumentativas de los adversarios del actual ejecutivo estatal. @luisromero85