El diferendo existe. Un número cada vez más importante de diputados federales priistas de Veracruz se ha manifestado en contra de las imposiciones y los privilegios de su coordinador, Érick Lagos Hernández, quien ha repartido el pastel legislativo de forma arbitraria, favoreciendo a unos cuantos (incluido él mismo) en detrimento del resto de la bancada.

Lo que plantean estos diputados «rebeldes» (hasta la semana pasada eran nueve, de los 16 que integran el grupo Veracruz) es que el piso debe ser más parejo y que la distribución de comisiones y cargos, así como de partidas para obras, debe ser equitativa.

Estos legisladores que se han atrevido a levantar la voz señalan que Érick Lagos se sigue comportando como si fuera secretario de Gobierno en Veracruz, como si fuera «jefe de gabinete» y en lugar de convencer, ordena; en lugar de operar, intriga, siempre con el afán de quedarse con la tajada más sustanciosa del pastel.

Y es que el botín -a pesar de las dificultades económicas por las que pasa el país y especialmente Veracruz- sigue siendo atractivo.

Mes con mes Érick Lagos recibe una importante suma de la ruinosa Tesorería de la entidad, para que «opere la gobernabilidad» (dinero del que no rinde cuentas… y tampoco reparte) pero además tuvo a su cargo la negociación de su grupo (el segundo más numeroso entre los legisladores priistas, sólo abajo del mexiquense) en la distribución de presupuestos para obras del 2017.

Este último fue uno de los puntos que más fricciones generó, pues en un principio Érick Lagos pretendió quedarse con el control total de dichos fondos, pero ante el reclamo y la presión de los legisladores «rebeldes», terminó accediendo a asignarles a cada uno de ellos 30 millones de pesos para obras y acciones en sus distritos o para sus gestiones. Sin embargo, el propio Lagos se apartó para sí mismo cerca de 100 millones de pesos, y benefició con recursos adicionales a los diputados más cercanos a él.

Estas son apenas algunas de las razones que esgrimen la mayoría de los legisladores veracruzanos para pedir el cambio de coordinador. Sin embargo, quizá la más fuerte es que a partir del próximo primero de diciembre habrá de desaparecer el «jefe político» de ese grupo, lo mismo que el subsidio que hasta la fecha recibe el coordinador de la bancada.

A partir del primero de diciembre estos 16 diputados estarán «huérfanos», pues quien gobierne la entidad no será de su partido. Será a partir de ese momento que habrá de arreciar la presión para que Érick Lagos deje el trabajo de coordinador. Desde ese momento el futuro de los legisladores priistas de Veracruz estará en manos de quien encabeza a todos los diputados de ese partido, César Camacho, y muchas cosas habrán de cambiar.

Cuentan que en los pasillos de San Lázaro se han escuchado las quejas del propio Érick Lagos, quien se dice «harto» de tantas presiones que le genera la coordinación. Los que de esto saben advierten que sólo se está «amarrando el dedo», pues en cuanto se vaya su jefe y mecenas, Javier Duarte, ya la coordinación no valdrá lo mismo y será el momento de dejarla.

Sí hay, en efecto, un grupo cada vez más numeroso que exige cambios de fondo en la bancada veracruzana. Algunos nombres ya han sido mencionados. Si se observan las fotografías de los encuentros más recientes del Gobernador con su bancada federal, son notorias y constantes algunas ausencias.

Es más fácil, por ser menos, mencionar a los que no están en ese grupo «rebelde»: Los que siguen apoyando a Érick Lagos son Jorge Carvallo (vicecoordinador de la bancada priista y aspirante a retomar la dirigencia estatal del PRI), Adolfo Mota (quien aspira a la dirigencia nacional de la CNOP), Édgar Spinoso y Tarek Abdalá. Casualmente, los que han sido beneficiados con mejores posiciones en el Congreso.

Muchas cosas podrían cambiar a partir del primero de diciembre… también en San Lázaro.

 

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