En esta entrega final, Nacho Quinto nos habla del bache en el que cayó tras una separación de pareja, de su regreso a la luz y de algunos de los proyectos en los que ha participado.

Stormy Blues

Tuve un hijo que, la verdad, para mí ha sido una gran bendición, he aprendido muchas cosas a partir de él porque los niños siempre son humildes para aprender.
Después me separé de la madre de mi hijo y me vino una depresión que me duró casi dos años. Después de estar en Jazz entre Tres, Matombe y todo esto, fue como una picada increíble, dejé de confiar en mi persona, me empecé a abandonar, consumía mariguana y bajó mi fe en mí. Dejé de tocar, me empezaron a llamar otra vez para huesos del jazz pero yo ya no daba el ancho, mis dedos no me respondían, no me respondían las ideas, sabía que ahí estaba lo que tenía que tocar pero no me salía.
Había dejado de estudiar psicología para dedicarme a la música y de pronto me vi en la Secretaría de Educación cargando libros y paquetes.
Creo que esa fue la etapa más oscura de toda mi vida. A veces hay que bajarse hasta el lodo para volverse a parar. Un día, cargando cajas dije a ver, cabrón, tú dejaste algo chingón para ser chingón, no para estar cargando cajas. No es porque la gente que conocí cargando cajas no hubiera sido buena o gente que se esforzaba por su familia, pero no era lo mío. Terminé la faena de trabajo, agarré mis cosas y dije voy a ir a ver a Édgar a JazzUV. Fui a verlo y le dije Édgar, estoy muy frío, otra vez necesito una oportunidad, necesito volver a tocar y él, otra vez, así como me dio el teléfono de Lucio, como cuando me dijo sigue adelante, volvió a darme la mano.
Mi primer año en JazzUV fue bastante accidentado, la verdad es que en esas etapas de depresión, a veces uno camina porque camina, sí sabía que tenía que superarme, sí sabía que tenía que aprender mucho pero no encontraba la puerta de salida. Tuve que empezar desde cero, estuve aprendiendo otra vez a leer, era como si todo se me hubiera borrado de la cabeza.
Me daba clases Emiliano Coronel, una persona a la cual le estoy muy agradecido, me tuvo paciencia, me daba todo lo que podía darme pese a su edad porque en ese momento tenía 19 años, era un chiquillo pero dije es hora de ser humilde y aprender de los que son menores que yo, mi hijo me enseño que solamente con humildad puedo aprender algo. Aprendí muchas cosas con Emiliano pero desgraciadamente no pudo ayudarme a tener fe en mí porque era muy joven.
Cuando JazzUV cambió de sede (estaba en la primera cuadra de Allende y se pasó a Úrsulo Galván) me tocó de maestro Óscar Terán y para mí fue EL maestro, me decía a ver, Nachito, estás fuera de foco, no estás concentrado, toca bien la escala y empezamos a hacer puras escalas.
Empecé a tocar con el maestro Raúl Gutiérrez y me exigía mucho, él sí me entendía porque ha vivido mucho, me decía tú estás deprimido, cabrón, te aseguro que si en vez de estar pensando en esa depresión te pusieras a estudiar escalas, tocarías mejor que Charlie Parker (risas). Y sí, no es que me quiera comparar con Charlie Parker pero es neta lo que decía el maestro Raúl.
También me ayudaron mucho Noila Carrazana, mi amigo Gustavo Bureau, Rudyck Vidal me decía Nacho, ¿qué onda contigo?, güey, tienes que chingarle, siempre con esa sonrisa que tiene. Diego Salas, quien ha sido un luchador incansable de la cultura, también está en mi lista de gente a la que estoy agradecido. La verdad es que hubo mucha gente que me ayudó.
El fantasma de la depresión que generó la separación me duró cerca de dos años, eran días muy largos, nunca había esperado a que se acabara el día para que empezara otro. En medio de mi depresión me aferraba a que no estaba deprimido hasta que un día salí.

No hay Quinto malo

Terminé JazzUV y últimamente ha crecido mi confianza en mí, mi nivel como músico ha subido y ahora sé quién soy.
Cuando salí de JazzUV empecé a trabajar en radio, estuve en un programa en ABC Xalapa Radio que se llamaba Alta Fructuosa, lo conducía Joel Vences, que es una persona de teatro, y yo iba musicalizando en vivo sus relatos, era como tocar free jazz (risas), tenía que crear melodías de la nada.
También tuve el gusto de trabajar con Iván Zepeda, un cuentero fabuloso, súper genial, trabajamos con niños. También musicalizaba sus relatos, era un ejercicio de improvisación neto.
Desde que estaba en JazzUV, he estado grabando con cantautores como Paulo Piña, grabamos El cumpleaños del perro, un disco que no salió en físico pero ya salieron algunas de esas canciones en un compendio que se llama Antología, ahí yo grabé contrabajo, leona y bajo eléctrico. Alejandra Paniagua me ha invitado a grabar un tema suyo con contrabajo. También he estado haciendo otro tipo de cosas, le hice un arreglo a una señora que toca música norteña.
Cuando estaba en JazzUV, hice un proyecto con el arpista Kevin Zabdiel, es un chico muy estudioso y con mucho talento. Él tiene la facultad de saber improvisar y además utiliza un arpa que tiene palancas y puede mover la afinación de las cuerdas, entonces, el repertorio de esa arpa es extenso y nos permitía tocar tanto standards de jazz como boleros y arreglos. También tocamos una pieza de él y una mía.
A finales del año me fui al sur y estuve en Campeche tocando algunos conciertos con un compañero de JazzUV que se llama Nain Solana. Allá están los hermanos Alejandro y Emanuel Mora, de Alejandro escuché que Nain es el primer guitarrista de jazz de Campeche.

Nacho Quinto (Foto tomada de su página de Facebook)

Me impresiona el rollo de los duetos porque siempre es difícil y más para un contrabajista porque tienes que estar afinado, cuando tocas en un trío, un cuarteto o un quinteto todo se relaja un poco más pero en el dueto tienes que mantener, tienes que ceder, tienes que escuchar. Un día dije tengo que estar en los retos para subir mi nivel e invité al maestro Raúl Gutiérrez. Tocar con él siempre ha sido chingón porque es otra enciclopedia con patas, armamos el dueto y hemos tocado puro repertorio de jazz que nadie toca, hemos tocado Flamingo, Stompin’ at the Savoy, cosas así, para mí ha sido muy padre tocar con él porque yo tengo una visión del jazz muy distinta a la que él maneja, que es más cercana a los orígenes del jazz.
Antes de morir, Alci [Rebolledo] le encargó a Rubén Pérez León que no dejara morir el proyecto de Ronda Jazz y Rubén lo ha continuado. Me llamó y otra vez estoy tocando con ellos. Ha pasado mucha gente por ahí, ha tocado las percusiones Daniel Ávila, cuando no he podido tocar con ellos han estado Mariana [Flores Zeleny] o Tello [Castillo], Mireya Torres, la cantante, también ha estado ahí, mucha gente, hay mucho talento en Xalapa.
Cerré el año pasado haciendo un concierto con un cuarteto que armé, Quinto Cuarteto. Invité a Arodi Martínez en el saxofón, a Rolando Alarcón en la batería y a Roberto Sánchez Picasso en la guitarra, es otra de las personas con las que estoy súper agradecido, es súper brody. Sonó increíble, con mucha fuerza, otra vez estoy componiendo y tocamos mis piezas. Quiero seguir con ese proyecto, tengo mis piezas escritas y afortunadamente esos músicos todavía están aquí y me gustaría grabar con ellos, espero poder hacerlo más adelante.
Creo que se me olvidan muchos nombres porque todo esto que ha pasado está plagado de días, horas. Se me olvidan muchas gentes pero espero que ellos sepan que están en mi corazón porque siempre me ofrecieron algo, siempre me dijeron verdades.
Y, bueno, hasta ahorita es lo que me acuerdo.

PRIMERA PARTE: En la búsqueda
SEGUNDA PARTE: Una luz cegadora
VER TAMBIÉN: Primera jazzeada, primera │ Nacho Quinto / Avance




CONTACTO EN FACEBOOK        CONTACTO EN G+        CONTACTO EN TWITTER