En sólo un mes, el gobernador Javier Duarte de Ochoa ha tenido que sortear un par de crisis al interior de su gabinete.

La noche de este lunes 4, en la víspera de la visita del presidente Enrique Peña Nieto, el mandatario veracruzano tuvo que dialogar durante algunas horas con Juan Antonio Nemi Dib para persuadirlo de que se reincorporara a la Secretaría de Salud, a cuya titularidad habría renunciado el politólogo cordobés molesto por la renuncia solicitada a su director administrativo Pedro Manuel Solís García.

Un mes antes, a principios de julio, el gobernador Duarte de Ochoa también fue sorprendido con la renuncia de su secretario de Finanzas y Planeación, Fernando Charleston Hernández, a quien el mandatario veracruzano ya no pudo convencer de continuar en su cargo, pues oficialmente dimitió “por motivos de salud” aunque el diputado federal coatepecano con licencia anunció que se reincorporaría a su curul en la Cámara baja del Congreso de la Unión.

La salida de Charleston del gabinete estatal desconcertó a medio mundo, ya que todavía el 30 de mayo había recibido un espaldarazo de su amigo el gobernador, quien instruyó una serie de cambios de primer nivel en la estructura de la Sefiplan en los que el secretario duartista acomodó a sus colaboradores más cercanos. Por ejemplo, a Carlos Hernández Martínez –al cual venía promoviendo para la candidatura del PRI a la diputación federal por el distrito de Coatepec– lo reubicó en la poderosa Subsecretaría de Finanzas y Administración, mientras que a Arturo Jaramillo Díaz de León, quien fungía como subsecretario de Desarrollo Regional en la Sedesol del gobierno del estado, lo designó en lugar de Hernández Martínez como subsecretario de Planeación, y en la Procuraduría Fiscal ascendió a Antemio Carrillo Sasso, el cual se venía desempeñando como subprocurador de Legislación y Consulta.

Luego de comer en privado con Charleston en la Casa Veracruz y oficializar su salida de la Sefiplan, a Javier Duarte le llevó más de quince días encontrar un sustituto. Finalmente el gobernador decidió colocar en la Secretaría de Finanzas a Mauricio Audirac Murillo, quien estaba a cargo de la Contraloría General del Estado (CGE) y anteriormente dirigió el Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS).

Ahora Audirac, supuestamente con la venía del jefe del Ejecutivo estatal, ha emprendido una embestida contra los colaboradores más cercanos de Charleston. El primero en caer fue el procurador fiscal Carrillo Sasso quien fue reemplazado de inmediato por Juan Manuel Corral Verdugo, el cual se venía desempeñando con Audirac como director general de Responsabilidades y Situación Patrimonial en la CGE y anteriormente como subdirector de Asuntos Penales del ORFIS.

Corral Verdugo, oriundo del norte del país, es uno más de los tantos arribistas que llegaron a Veracruz el sexenio antepasado, durante el cual fraguó jugosos negocios al amparo del poder en complicidad con Roberto López Delfín, a la sazón secretario particular del gobernador Miguel Alemán Velasco, y Rodolfo Chena Rivas, actual director Jurídico de la Secretaría de Gobierno.

En el régimen alemanista, este abogado egresado de la UNAM y con maestría y doctorado en Derecho Fiscal por la misma casa de estudios, se desempeñó también como procurador fiscal.

Pero en la Sefiplan la arremetida contra los colaboradores de Charleston ha llegado a grado tal que ya se rumora que los siguientes en salir serían los subsecretarios Carlos Hernández y Arturo Jaramillo, quienes aparentemente quedaron en la orfandad política y sujetos al acoso de los otros grupos de poder dominantes al interior de esa importante Secretaría de despacho.

Ahora, en el caso de la Secretaría de Salud, después del obligado lapsus por la visita presidencial,  habrá que ver qué ocurre con el reinstalado titular Juan Antonio Nemi Dib, cuyos enconados enemigos políticos, de adentro y fuera del gabinete estatal, difícilmente le van a otorgar una tregua en la campaña de golpeteo mediático que según el politólogo cordobés algunos oscuros personajes, cuyos intereses políticos y económicos ha lesionado, le estarían orquestando y financiando en su contra desde principios de este año para forzar su caída del Olimpo gubernamental.

Por lo mientras, con su ratificación en el gabinete duartista, el escultural Toño Nemi ya demostró que goza de mucha mejor “salud” que el fugaz ex secretario de Finanzas, Fernando Charleston.