De visita en Xalapa, el presidente de la Canacintra, Enoch Castellanos Pérez, no se anduvo con rodeos y fue directo al grano. Dijo que los empresarios están “huyendo” de Veracruz porque no aguantan la inseguridad y violencia. Y aquí el punto es que tiene razón.

Ya es parte del paisaje cotidiano ver letreros de “Se Renta”, “Se Vende” o “Se traspasa” en locales que antes fueron fábricas, mueblerías, ferreterías, papelerías, farmacias, tiendas de ropa, antros y tiendas departamentales. ¿En qué municipios? En casi todos.

Estos cierres van aparejados a la indolencia de las autoridades porque el cacareado combate a la inseguridad ni se ve ni se siente.

Y va nomás un ejemplo.

Comerciantes de la calle Insurgentes de Xalapa, a dos cuadras del centro, denunciaron este martes que sólo en esa arteria han cerrado cinco negocios debido a la inseguridad.

Castellanos Pérez dijo que los empresarios están migrando a Puebla, Querétaro y la Ciudad de México, donde también hay problemas, pero donde las autoridades tienen más disposición de enfrentar a los delincuentes.

Y es que aquí la apatía está bárbara; tanto que ya nadie contesta señalamientos como los que hizo el representante de la Canacintra.

Este fin de semana presidente Andrés Manuel López Obrador estará en Poza Rica, Tuxpan y Tantoyuca. En mayo del 2017 prometió que regresaría como presidente y lo va a cumplir. Pero además, dijo que impulsaría un programa de desarrollo para esa zona y es ahí donde lo quieren ver sus anfitriones.

De la otrora pujante y petrolera Poza Rica no queda mucho. De acuerdo con cifras extraoficiales, al menos un 15 por ciento de pequeños y medianos empresarios han cerrado sus negocios.

“Aquí sobran dos cosas: violencia y desempleo. La gente que puede vende lo que tiene y se va porque no le ve futuro a la ciudad. El auge petrolero es historia; el comercio va en declive, las fuentes de trabajo escasean y si a eso le agregas la inseguridad tienes la tormenta perfecta” me dijo un amigo pozarricense.

La crisis lleva años, pero el crack se produjo entre 2012 y 2017 con la debacle del proyecto Aceite Terciario del Golfo que dejó sin empleo y sin liquidación a más de 20 mil trabajadores. Y es que las empresas que los contrataron se fueron de la noche a la mañana y los dejaron a su suerte.

A raíz de eso se agudizó la inseguridad, la violencia y la falta de empleo. Mismos problemas que sufren en Tuxpan (donde están aumentando los feminicidios) y Tantoyuca, un lugar pobre, sin fuentes de empleo y que adolece de un cacicazgo familiar.

En esos tres municipios AMLO ganó por patiza el 1 de julio porque prometió trabajo y seguridad. Algo bueno en esos dos renglones debe llevarles el Presidente porque eso es lo que quieren sus habitantes. No un choro largo y tedioso plagado de retórica triunfalista.

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