«He mantenido mi cultura, he mantenido la música de mis orígenes y gracias a ello me convertí en esta voz y esta imagen de África y de su pueblo, sin ser consciente de ello», escribió en su autobiografía Miriam Makeba, la cantante y activista sudamericana que fue conocida como Mamá África.

En 1932, en Johannesburgo, Sudáfrica, nació una niña pobre y prácticamente presa, pues cuando tenía dieciocho días de nacida su madre fue encarcelada por vender cerveza casera, y tuvo que llevarla con ella a la prisión: Miriam Makeba. Al salir, creció ayudando a su madre en sus trabajos de empleada doméstica.

Desde muy pequeña, en la escuela y en la iglesia descubrió que amaba cantar y empezó a hacerlo en un suburbio multicultural de Johannesburgo, posteriormente, el apartheid obligó a la población negra a abandonar la zona. En los años cincuenta se integró a grupos que mezclaban la música tradicional con el jazz, después formó su propia banda, The Skylarks, con la que lanzó el tema Pata Pata que la hizo famosa en su país y un tiempo después, en el mundo.

En 1959, el cineasta estadounidense Lionel Rogosin la invitó a participar en la película Come Back, Africa, una cinta de ficción pero con testimonios documentales que resultó muy controversial y causó conmoción en el Festival Internacional de Cine de Venecia.

La película puso a la cantante en la mira del mundo y fue invitada a presentarse en diversos lugares de Europa y en Estados Unidos. Cuando intentó asistir al velorio de su madre, supo que no podía volver a su país, ese fue el inicio de un largo exilio, estuvo en algunos países europeos y posteriormente se trasladó a los Estados Unidos. En 1963, pronunció un discurso de denuncia de la política del apartheid ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, hecho que incrementó la ira del gobierno sudafricano, que respondió prohibiendo su música en el país.

Su popularidad creció en los Estados Unidos y en 1962 se convirtió en la primera mujer africana en obtener un Grammy. A fines de los sesenta contrajo matrimonio con un líder del grupo radical Panteras Negras e intensificó su lucha por los derechos de los afroamericanos. Eso la puso en la lista negra del gobierno estadounidense, su contrato con RCA fue rescindido y sus conciertos, cancelados.

Se trasladó a Guinea Conakry donde permaneció hasta 1990, cuando fue excarcelado Nelson Mandela. En 1991 dio el primer concierto en su país natal después de más de tres décadas de exilio. Su carrera y su lucha continuaron. En 1999 fue nombrada embajadora de Buena Voluntad de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. En 2001, la Asociación Alemana de la ONU le otorgó el premio de la paz Otto Hahn. Al año siguiente, la Real Academia Sueca de Música la reconoció con el Polar Music Prize.

El 9 de noviembre de 2008 participó en un concierto contra el racismo y la mafia italiana que tiene amenazado al escritor Roberto Saviano. Al finalizar, tuvo un desvanecimiento, fue trasladada a un hospital de la localidad Castel Volturno, en el sur de Italia, donde falleció a consecuencia de un infarto. Cantó hasta el último momento de sus setenta y seis años de congruencia y compromiso. El sábado pasado se cumplieron once años de su partida, hoy la recordamos.

 

 




 

 

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