En esta parte final de la conversación, Saúl Cosme habla de su constante búsqueda musical, de la grabación de su primer disco y de los proyectos en los que trabaja actualmente.

Mi voz en medio de la jungla

Al salir de Purchase, hace un año, conseguí varios eventos en los que tengo residencias: toco dos veces al mes en un lugar o una vez al mes en otro. Estos lugares me ayudaron a empezar a formar mi sonido porque, una vez fuera de la escuela, la ciudad de Nueva York es agresiva en el sentido en que las personas tienen oportunidad de ir a verte a ti y escuchar tu música o de ir a ver a Peter Bernstein o a Kurt Rosenwinkel, entonces llega un momento en el que entra una duda existencial: ¿qué tengo que ofrecer yo?
Estaba intentando decir algo y al estar tocando en estos lugares constantemente y estar en la escena de Nueva York tocando en distintos clubes con distintas bandas, empezó a surgir la inquietud y retomé una idea que tenía desde antes de empezar a tocar mi música: yo siempre he querido hacer una mezcla de lo que soy como mexicano, de toda la música con la que crecí, por ejemplo los huapangos, los boleros; mi abuelo por parte paterna es de Oaxaca, entonces los sones oaxaqueños me gustan mucho, y desde antes de venirme mi idea era hacer a los neoyorquinos tocar algo de música mexicana. En esos lugares empezó a surgir la oportunidad llevar mi música, tocarla y empezar a probar.
En esos lugares empecé a tocar con Jason Wastor, baterista de Grecia; Mikey Migliore, bajista de aquí de Nueva York, y Haeun Joo, la pianista que ya te había comentado, es de Corea del Sur. Empezamos a tocar mis composiciones y a generar nuestro propio sonido, y llegó un momento en el que dijimos hay que grabarlo. En Nueva York todo es un círculo, vi que Omer Avital acababa de abrir un lugar que se llama Wilson Life en el que puedes hacer un evento y puedes llevar público y grabarlo en vivo. Lo contacté, aceptó y grabamos, estuvimos los miembros del cuarteto más un saxofonista que se llama Dongguk Pak, de Corea del Sur, amigo de Haeun.

No hay quinteto malo

Tocamos un arreglo mío de La Martiniana —una canción tradicional oaxaqueña que es de mis favoritas—; tres composiciones mías: Pensamientos, Canción para sanar —es una pieza que que escribí en un momento difícil al estar acá, lejos de mi familia, y sentir que tenía que resolver solo los problemas que iban saliendo— y una canción que se llama Para Haeun —que, obviamente, escribí para la pianista—; y un par de standards que a mí en lo personal me gustan mucho. Para ese mismo evento tocamos una canción que se llama Flor de azalea, que es uno de mis boleros favoritos, pero no llegó al disco porque hay algunas cosas que no me gustaron.
Ese es mi primer disco, se llama Saul Cosme Quintet. Live in New York, lo saqué el 22 de marzo de este año. Varias de las canciones son largas porque es lo que pasó en el momento, ahí está la energía de la gente y la energía de los músicos, no estábamos pensando que la grabación fuera bonita sino que tocamos lo que iba pasando en el momento, como normalmente sucede en el jazz.
Después de que salió el disco, se dio la oportunidad de ir a México; en abril toqué en el Zinco Jazz Club, que es un club en el cual quería tocar; quería ver mi nombre en un club importante para mí y para la escena jazzística de México, y se dio la oportunidad. También tocamos en LaFaro Jazz Institute, ahí, además de tocar, dimos una clase para los nuevos estudiantes. En ambos conciertos invité al maestro Agustín Bernal y a Gabriel Puentes porque son mis músicos favoritos de México, y tocamos juntos. Estuvo increíble, lo disfrutamos mucho, nos acompañó un saxofonista que estaba de visita allá en México, se llama Mike Bjella, es un saxofonista increíble y pudimos hacer música bonita. Afortunadamente, los dos lugares se llenaron completamente.

The Jazz Walk

Regresé a Nueva York y ahorita estoy trabajando en varios proyectos:
Estoy en el proceso de aplicar para mi visa de artista para poder seguir acá y seguir haciendo música y tocando aquí en Nueva York.
Estoy trabajando en mi próximo disco, quiero hacer un cancionero mexicano, esa es mi idea, aún estoy escribiendo muchas cosas y definiendo la instrumentación porque quiero invitar a varias cantantes de aquí.
Cuando llegué acá, coincidí en una jam session con una vocalista que se llama Jamile Staevie, intercambiamos información y ahora toco constantemente con ella. Es brasileña, entonces el aprendizaje es muchísimo, el goce es muchísimo, es una cantante increíble. Va a ir a México en diciembre, tenemos que preparar todo para llevar el proyecto allá y tocar un poco de mi música, su música, música brasileña y jazz, que es lo que tocamos aquí. Normalmente tocamos en un lugar que se llama en Harlem, en un café que se llama At Tsion Cafe, ahí hay un saxofonista que se llama Wayne Escoffery que siempre nos invita a tocar. Tocamos en Williamsburg Music Center y en varios lugares que salen de repente. Acá el nivel es increíble, pero en algún momento se va a dar la oportunidad de tocar en el Jazz Standard o en The Village Vanguard, que es el club más importante en el mundo del jazz, muy, muy pocos músicos llegan y no solamente es una de mis metas, es una de las metas de cualquier jazzista.
Aún no tengo la fecha exacta, pero ya me confirmaron que este año me van a dar la oportunidad de tocar en el Club Bonafide con Saul Cosme Sextet, también es un club de mucho prestigio y quería tocar ahí porque es importante para mi carrera.

Coda

Eso es un poco de lo que soy como persona, de lo que soy como músico, y aquí sigo, planeando lo que viene después.

 

 

PRIMERA PARTE: Jazz on my mind
SEGUNDA PARTE: New York, New York



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