Si Miguel Ángel Yunes Linares realmente fuera un cobarde no habría mandado el mensaje que envió desde Pánuco el sábado 17 de septiembre durante el último foro del Plan Veracruzano de Desarrollo 2016-2018, en donde afirmó que aplicará mano dura al crimen organizado para evitar más casos de ejecuciones, secuestros y extorsiones.

“Le digo a la delincuencia desde Pánuco: se van a encontrar a un Gobernador que tiene los pantalones bien puestos y la mano muy firme para combatirlos, de correr todos los riesgos. ¡Ya basta de complacencias con los delincuentes, porque ya basta de desaparecidos!”, expresó Yunes Linares en ese municipio asolado por los grupos criminales que transitan entre Tamaulipas y Veracruz.

“¡Ya basta de homicidios, ya basta de extorsión, ya basta de pago de derecho de piso y ya basta de que nuestro estado se encuentre en manos de la delincuencia organizada, permitido sin duda alguna por los altos mandos de la Secretaría de Seguridad Pública”, acusó el gobernador electo de Acción Nacional, quien lanzó la siguiente interrogante a los centenares de asistentes: “¿Nos toca acostumbrarnos a que toda la vida vivamos con miedo? ¿Nos tendremos que acostumbrar a vivir en la inseguridad? ¿Nos tenemos que acostumbrar a vivir en el terror? ¡La respuesta es no!”.

Por eso el dirigente estatal del PAN, José de Jesús Mancha Alarcón, parece que se ha hecho pipí fuera de la bacinica, ya que este martes en conferencia de prensa declaró que “nos preocupa la integridad física del licenciado Miguel Ángel Yunes Linares”, responsabilizando al gobernador Javier Duarte de Ochoa de lo que le pudiera ocurrir al ex candidato de la alianza “Para Rescatar Veracruz”, pues aseveró que el mandatario priista “ya no está en sus cabales” y que “hemos visto en las últimas semanas cómo elementos de la Secretaría de Seguridad Pública detiene a su equipo de logística”.

Cómo se ve que Mancha no conoce bien todavía a quien lo impulsó hasta la dirigencia estatal del partido blanquiazul. Y es que en vez de mostrarse intimidado, Yunes ha respondido en plan retador las veces que él y su equipo de colaboradores y de seguridad han sido detenidos por uniformados de la Fuerza Civil.

“Es un acto de cobardía de Javier Duarte. Piensa que puede atemorizarnos, se equivoca; hoy más que nunca confirmo mi decisión de gobernar para que Veracruz cambie, y de actuar contra él y contra todos quienes llevaron a nuestro estado al desastre”, dijo el panista el mes pasado, cuando al salir del Hotel Poza Rica Inn para dirigirse a Boca del Río en dos camionetas, un grupo de colaboradores –cuatro jóvenes que lo apoyan desde la campaña, tres de ellas mujeres; un fotógrafo, un camarógrafo y tres elementos de seguridad– fue interceptado por cinco patrullas de la Fuerza Civil, quienes los obligaron a descender de los vehículos mientras eran encañonados con metralletas.

Posteriormente se dio otro incidente en Coatzacoalcos, donde elementos armados de la Policía Estatal entraron a las instalaciones de la Universidad Veracruzana donde el gobernador electo presidía la apertura del foro regional organizado por la UV.

La noche del lunes 5 de septiembre igualmente Yunes, sus hijos y algunos colaboradores fueron detenidos en el retén policíaco que la Fuerza Civil tiene instalado en Las Trancas, a la salida de la carretera federal Xalapa-Veracruz. El gobernador panista, sus familiares y auxiliares retornaban alrededor de las 22:00 horas a Boca del Río luego de haber asistido al tercer informe de actividades de la rectora de la UV, Sara Ladrón de Guevara.

Pero en esa ocasión, al percatarse que se trataba del gobernador electo, los guardias de la Fuerza Civil le expusieron que habían recibido órdenes de detener el convoy de camionetas porque se presumía que iban sujetos armados. El incidente no pasó a mayores porque los encargados del retén de la Fuerza Civil le ofrecieron una disculpa y les franquearon el paso para que prosiguieran su camino.

¿Con esto piensa Pepe Mancha que van a amedrentar o han atemorizado a su correligionario, quien hace aproximadamente un mes advirtió a la delincuencia organizada desde Pánuco que “se van a encontrar a un Gobernador que tiene los pantalones bien puestos y la mano muy firme para combatirlos, de correr todos los riesgos”, porque “¡Ya basta de complacencias con los delincuentes, porque ya basta de desaparecidos!”?

Yunes bien le podría preguntar al dirigente estatal del PAN lo mismo que les planteó a los panuquenses en ese foro del sábado 17 de septiembre: “¿Nos toca acostumbrarnos a que toda la vida vivamos con miedo? ¿Nos tendremos que acostumbrar a vivir en la inseguridad? ¿Nos tenemos que acostumbrar a vivir en el terror? La respuesta es no.”

¿Qué acaso no recuerda Mancha cómo a finales de junio, en vez de retirarse por el estacionamiento del Palacio Legislativo como se lo sugirieron sus ayudantes, Yunes decidió salir en plan retador por el frente de la sede del Congreso donde estaban los manifestantes del Movimiento Nacional de los 400 Pueblos, sin importarle exponer la integridad física del dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, y del ex secretario de Gobernación, Santiago Creel, que lo habían acompañado para pedirle a los diputados locales que frenaran la intención del gobernador Javier Duarte de imponer a un fiscal anticorrupción?

¿Para qué tensar más de la cuenta el de por sí viciado ambiente político, como si a la delincuencia organizada no le conviniera también que esto terminara en una tragedia? Más les valdría serenarse para que asuman el poder en las mejores condiciones de gobernabilidad.