Vaya desgracia la de Veracruz ser representado en el Senado de la República por los tres alegres compadres. Cortados casi con el mismo patrón, el panista Fernando y los priistas Héctor y José Francisco, los tres de apellido Yunes, han votado alegremente reformas como la de energéticos, sin preocuparse por los graves daños que generarán a quienes dicen representar: los veracruzanos.

De entrada, resulta verdaderamente molesto que Pepe Yunes ande de arriba a abajo promoviéndose para la candidatura a la gubernatura, al tiempo que defiende una decisión que significará una grave sangría para todos los mexicanos: cargar con deuda pública el pasivo laboral de Pemex y CFE, que significará una cantidad casi del doble de lo que estamos pagando por el Fobaproa.

Han propuesto junto con los senadores del ¡Partido Verde! y aceptado sin discusión que en el artículo 3 de la Ley de Industria Eléctrica se incluya en la sección de energías limpias, a la energía nuclear como una fuente limpia, pese a que hay señalamientos de que en la Planta Nucleoeléctrica de Laguna Verde, la única del país, instalada en territorio veracruzano, no hay plan adecuado de manejo de los desechos radiactivos.

Para colmo, en la Ley de Hidrocarburos avalaron el uso de fractura hidráulica (fracking) para la extracción del gas y petróleo de lutita, además de la figura de la ocupación temporal para que empresas trasnacionales puedan posesionarse de ejidos, propiedades indígenas o pequeños productores si requieren extraer hidrocarburos en el subsuelo de dichas superficies.

Pese a que a nivel internacional se ha rechazado el fracking por considerar no solo que se atenta contra el cada vez más escaso recurso hidráulico sino que se usan químicos contaminantes que envenenan el subsuelo, los inteligentes e innovadores senadores mexicanos, entre ellos los tres alegres compadres, lo incluyeron como ¡energía limpia!, en la Ley de la Industria Eléctrica.

Pero no solo ellos deben ser abucheados por los veracruzanos, también los diputados federales del PRI, PVEM y PAN, pues hicieron lo propio al aprobar ambas leyes, luego de ser enviadas por el Senado.

La nuclear, ¿energía limpia?

La organización internacional Greenpeace ha convocado a los legisladores mexicanos a repensar las tarugadas que han hecho en medio de la maratónica discusión de múltiples ordenamientos legales en torno a la reforma energética.

Nunca como la presente legislatura se había potenciado tanto el trabajo de los legisladores mexicanos, quienes en menos de dos años, a instancias del gobierno federal priista, han transformado la Constitución en sus preceptos considerados intocables.

Pero que hayan considerado como energía limpia la generada por la única nucleoeléctrica del país, la planta de Laguna Verde, me parece una demostración de lo entregados y vendidos que están, entre ellos, por supuesto, tanto nuestros senadores como diputados federales priistas, ‘verdes’ y panistas.

Mientras se solazaban con la limpieza de la energía nuclear, en Veracruz el investigador de la UNAM, Bernardo Salas Mar, afirmaba que la Central Nucleoeléctrica de Laguna Verde (CNLV) carecía de un cementerio para el depósito de materiales y desechos radioactivos, luego de 24 años de operación.

En ese periodo de más de dos décadas, según Salas Mar, se han depositado 86 mil toneladas de materiales y desechos radioactivos en áreas de la planta nuclear, en lugares que no se consideran sus depósitos definitivos, por lo que podrían representar un riesgo para la salud de los veracruzanos y de los mexicanos.

No solo eso. La limpia y ecológica generación nuclear de electricidad ha obligado a almacenar 10 mil 310 tambos de 200 litros de lodos secos compactados y lodos secos no compactados, contenedores y ensambles de combustibles, sin que cuenten con un cementerio nuclear definitivo y seguro para ser depositados.

El investigador de la UNAM criticó que Rafael Fernández de la Garza haya sido contratado por la empresa General Electric, a la cual otorgó contratos mientras estuvo al frente de la Central Nucleoeléctrica de la Laguna Verde y por los cuales fue inhabilitado durante un año en el 2000 al descubrirse que incurrió en actos de corrupción.

Y a todo ello, ¿qué dicen los senadores Yunes?

IPE y Pemex: trato desigual

Realmente no entiendo por qué, mientras en Veracruz, el gobernador Javier Duarte de Ochoa hizo duros ajustes a la Ley del Instituto de Pensiones del Estado (IPE), que contemplan la ampliación de la edad de los trabajadores para jubilarse y un aumento en el porcentaje de aportación, ahora manifieste públicamente su acuerdo con que el gobierno federal asuma una parte importante del pasivo laboral de Pemex y la CFE.

Es aberrante que se contagie la clase política del país de un optimismo galopante cuando se trata de mantener (y pagar) los privilegios de los dirigentes de los trabajadores petroleros, en particular, el jeque Carlos Romero Deschamps, virtual propietario de la paraestatal, y en cambio se virlen los derechos de humildes pensionados y de trabajadores en activo que estaban a punto de jubilarse.

Y es que los datos de lo que será el denominado Pemexproa son verdaderamente alarmantes. El portal Sin Embargo ha hecho el cálculo de lo que corresponderá a cada mexicano la deuda que será contraída con la decisión del Congreso de la Unión de rescatar el pasivo laboral de Pemex, transfiriéndolo como deuda pública del gobierno federal:

A cada uno de los aproximadamente 118.4 millones de mexicanos que actualmente habitamos el país nos costarán 5,932 pesos los al menos 700 mil millones de pesos en pasivos laborales de Petróleos Mexicanos (Pemex).

De la cantidad señalada, “al menos 700 mil millones de pesos serían obtenidos de los impuestos de todos los mexicanos o sacados de las ganancias de la petrolera (lo que es igual). Esta suma es superior al costo original del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), creado en 1995, para rescatar a los bancos, por alrededor de 552 mil millones de pesos.”

¿Pemex es de los mexicanos? Pues sí, pero solo a la hora de pagar los platos rotos. ¡Qué bonito país!

PD: Nos leemos hasta el lunes 11 de agosto.

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