En las campañas políticas de nuestro país y de Veracruz, es cada vez más común el reacomodo de piezas, lo que antes era considerado como fuga de militantes, cambios de camisa o chaquetazo.

Unos cambian de partido debido a que no encuentran espacios de participación; otros, porque en las subastas políticas les va mejor en una opción diferente a la que tienen; y los menos, por cuestiones ideológicas o de afinidad.

El caso es que ya es muy común que a quienes ayer vimos en  un partido, hoy encontramos en otro diferente y mañana en un tercero.

Hay políticos que cambian más de partido que de automóvil; y hay quienes en un proceso son candidatos por una fuerza política, y al siguiente están en otra y hablando mal, pestes, de sus anteriores compañeros.

En la entidad tenemos varios casos recientes: la actual candidata de Panal a la gubernatura, Miriam Judith González, era diputada local de Morena y no pierde la oportunidad para lanzar toda clase de petardos verbales contra su ex partido.

Otro caso: Renato Tronco Gómez, de Las Choapas, llegó a la presidencia municipal con las siglas del PAN; luego fue priista en tiempos de Fidel Herrera; luego “independiente” y ahora hace campaña por PAN-PRD-MC.

Uno más: en la zona norte de Veracruz, Basilio Picazo Pérez fue un histórico dentro del PRI. Fue presidente municipal de Coyutla y participó en varias campañas en favor del tricolor; ya como diputado local, electo en 2016, se cambió al blanquiazul.

Felipe Amadeo Flores Espinosa fue dirigente estatal del PRI en dos ocasiones; diputado, procurador de justicia durante la administración Duarte y para enlistar los cargos que ha ocupado se necesitarían varias cuartillas; hoy, la organización política fundada por Amadeo ha expresado su apoyo al candidato de la coalición Por Veracruz al Frente, Miguel Ángel Yunes Márquez.

La historia del ex dirigente estatal perredista, Sergio Rodríguez, ha sido una constante de zigzagueos políticos; digamos que el actual diputado local se mueve según el score; como líder de su partido siempre fue objeto de señalamientos por su excesiva inclinación a los intereses del gobierno estatal en turno. El legislador veracruzano plurinominal parecía más priista que Javier Duarte y aun así llegó a la curul; ya en ese cargo, renunció a la bancada del PRD para sumarse a la fracción de Juntos por Veracruz; luego regresó al PRD; y ahora dice que sin dejar su militancia en el Sol Azteca, apoya a López Obrador, el candidato presidencial de Morena. Sin embargo, pese a todos esos movimientos, Rodríguez Cortés ha trascendido mucho más por esa foto donde aparece acostado en una cama de billetes, que por su participación política.

Un caso más reciente es el del joven Sandro Gómez, ex dirigente (acaba de renunciar) de una de esas organizaciones priistas que sólo existen en el membrete, la Red de Jóvenes por México en Veracruz. Tiene razón quien diga que Gómez Valdés no tiene la estatura política de los citados líneas arriba; sin embargo, a pesar de ser, digamos, una pieza muy menor en el organigrama de ese partido, no deja de ser una renuncia.

Sandro Gómez fue un invento de Américo Zúñiga; al amparo del ex alcalde de Xalapa, hoy dirigente del PRI en Veracruz, el muchacho tuvo alguna participación política. Nada realmente importante. Este lunes se presentó en un café del centro de la capital; dijo que en el tricolor no le cumplieron las promesas y que ahora se va al PAN “por convicción”. ¿Se lleva algo?; él dice que se va con 20 mil jóvenes, pero quienes le conocen bien afirman que es una mala broma; que tiene más fuerza una botella de Tehuacán abierta hace una semana; y que sólo se trata de un berrinche porque en la campaña priista no tiene sonaja. Como sea, lo cierto es que los reacomodos, los cambios de partido, son cada vez más comunes en la política nacional y estatal; así que no debe extrañar ver mañana a Felipe Amadeo y a Renato Tronco de nueva cuenta en el PRI; a Sergio Rodríguez en el PRD; o a Sandro Gómez aferrado a las valencianas de Américo. @luisromero85