{Hora libre}

 

Dos años antes de que Veracruz viva la euforia de una elección local única, la de los poderes ejecutivo y legislativo (pues la de presidentes municipales se realizará hasta el 2017), la que más llama la atención es la de Gobernador del Estado y ya están apuntados quienes buscan la candidatura priista. Tan apuntados que todos los pasos que dan se encaminan a ese propósito.

Y hablo del PRI porque, aunque en el PAN y el PRD también se mueven sus aspirantes, hay procesos internos para selección de dirigentes que, según quede la cosa, serán determinantes para inclinar la balanza por uno u otro de los posibles. Incluso la elección del líder nacional panista tendrá una fuerte influencia en la determinación del candidato, una vez que los dos más visibles, Julen Rementería y Miguel Ángel Yunes Linares, le están apostando por uno de los dos candidatos: Ernesto Cordero y Gustavo Madero.

Ya hemos visto que lograr un escaño en el Senado de la República ha servido como paso previo para lograr la candidatura al Gobierno de Veracruz. Así lo vivieron al menos Miguel Alemán Velazco y Fidel Herrera Beltrán. Y no solo porque ello permite una cercanía muy importante con el poder en el ámbito nacional, con la posibilidad de lograr apoyos federales a programas y obras que los senadores pueden divulgar como propios. También porque como son representantes ante el Congreso de la Unión no de un distrito sino de toda la entidad, pueden viajar de norte a sur de nuestra geografía promoviéndose y estableciendo alianzas.

Varias encuestas aplicadas en las últimas fechas dan como el precandidato puntero al senador Héctor Yunes Landa, y el mismo político originario de Soledad de Doblado (como su primo azul Miguel Ángel) está haciendo todo lo que en la orilla de la legalidad puede ser considerado como actos anticipados de campaña pero que no llegan a tal calificación porque encuentra justificación en la difusión de sus actividades camerales.

Cualquiera puede ver a Yunes Landa lo mismo bañándose a jicarazos en la humilde casa de un misanteco (como hizo Carlos Salinas de Gortari en Monterrey cuando Zedillo inició la persecución de todo lo que oliera a salinato), que acudiendo a la inauguración de oficinas periodísticas en Tuxpan, o dando conferencias en Xalapa o subiéndose al caballo en una cabalgata en Vega de Alatorre. Todo lo que pueda fortalecer su presencia por todos los rumbos de la entidad. La cara sonriente de Héctor, quien promueve en Twitter su cuenta Hectorízate, aparece por todos lados, en periódicos, portales de internet, entre los anuncios de Facebook, en artículos donde escribe sobre su tarea legislativa, en entrevistas a modo.

Y hace bien porque, cuando sean los tiempos, sus adversarios meterán el acelerador, y ya vimos cómo se ha fortalecido el manejo de imagen en el caso del gobernador Javier Duarte de Ochoa, quien encabeza un proyecto diferente y por el que podemos intuir los cambios, enroques, posturas y actitudes.

 

Empieza a moverse el proyecto duartista

 

Luego de los ajustes en su gabinete y su llamado a fortalecer la actividad gubernamental por sobre los proyectos particulares, queda claro que Duarte busca estructurar una opción distinta al del choleño en la persona de otro senador, el peroteño José Francisco Yunes Zorrilla, a quien cobija, levanta la mano e impulsa, pese a que Pepe muestra un exagerado respeto por las formas y trata de ir mátalas callando por todos los rumbos del estado. En efecto, Pepe pregona que no son los tiempos para construir candidaturas, si bien a todas luces eso es lo que busca hace ya muchos años.

Exagerar en las formas puede costarle a Pepe alejarse del puntero Yunes Landa, quien el viernes pasado de plano se destapó en una entrevista de radio en Xalapa, cuando afirmó que sí aspira a ser candidato al Gobierno de Veracruz, porque político que no aspira no respira. Y envió un mensaje directo y una postura de rompimiento con el gobernador veracruzano: que él no determinará al candidato a sucederlo sino que solo podrá emitir su opinión, ya que la dirigencia nacional priista será la que lleve todo el proceso desde el altiplano, en un regreso al consabido centralismo que ha hecho tanto daño al país.

Y sí, ahora que el PRI ha regresado a la Presidencia de la República, parecería claro que la candidatura gubernamental se decida en el CEN, y no en los estados como cuando gobernaba el PAN y los gobernadores se convirtieron en los definidores de las cosas internas del partido. Pero no es con esas declaraciones como podrá realizar un mayor trabajo proselitista para su causa. De todas maneras, ya las cosas se han roto y no volverán a unirse.

Lo que queda claro es que el gobernador Javier Duarte trabaja intensamente en la sucesión, aunque su actividad fundamental sea la de gobernador nuestro estado.

Al apoyo como su as bajo la manga de Pepe Yunes, a quien le tiene en alta estima y considera como el único capaz de restarle puntos a Héctor, todo parece indicar que mantiene bajo protección y como posibles candidatos emergentes a los tres más importantes herederos de la fidelidad y que, por el momento, se han disciplinado ejemplarmente para darle impulso al proyecto duartista: Erick Lagos Hernández, Jorge Carvallo Delfín y Alberto Silva Ramos.

Los tres se mantienen en puestos claves: el primero vigila el tema de la gobernabilidad y el control de los grupos políticos como secretario de Gobierno, el segundo mete fuerza a la política social que es generadora de votos en la Secretaría de Desarrollo Social, y el tercero realiza un enorme trabajo de recuperación de la imagen pública del gobernador y el enorme equipo de gobierno, como coordinador general de Comunicación Social.

El tiempo lo dirá todo.