Es lastimoso darse cuenta que Miguel Ángel Yunes Linares no ha rebasado su condición de niño pendenciero y berrinchudo, cuando ya está en edad de ser una persona serena, sabia, conciliadora, un líder en toda la extensión de la palabra, interesado en Veracruz y su futuro, con capacidad para encausar todas las energías sociales, económicas y políticas en el progreso perdido del estado.

Sus penosos pleitos de barrio con el alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero, como antes los tuvo con el de Minatitlán, Sebastián Reyes Álvarez, a quien amenazó con quitarle la policía estatal porque no se retractó sobre la calidad de unas despensas, o con el alcalde de Alvarado, Bogar Ruiz Rosas, porque dejó entrever la mano ominosa del hombre en los incendios de la Riviera Veracruzana, o con el de Coatzacoalcos, Víctor Manuel Carranza Rosaldo, por su supuesta falta de apoyo al tema de seguridad, varios de ellos con intervención de su Fiscalía General, amedrentando, linchando públicamente a autoridades que no lo reconocen como jefe porque no lo es, que se oponen a sus amenazas o a actos ilegales, lo único que logran es que su figura política decaiga.

No le ha caído el veinte que desde hace muchos años los veracruzanos estamos hartos de que los gobernadores y sus equipos de gobierno solo se dediquen a hacer política y proselitismo electoral, a gastar a manos llenas el dinero público para apoyar a sus candidatos, a no mostrar la mínima capacidad para negociar con las fuerzas opositoras porque creen que ello significaría debilidad, a hacer ineficiente para la administración pública un gabinete que es utilizado para el triunfo de los candidatos del partido en el poder.

A raíz de la derrota de su partido en las elecciones municipales de cuatro de las principales ciudades de la entidad (Poza Rica, Xalapa, Minatitlán y Coatzacoalcos) y del crecimiento inusitado de la preferencia electoral de Morena en esas regiones, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares ha emprendido una sistemática batalla contra los ganadores. Para desgracia de Morena, sus alcaldes no han estado a la altura de las expectativas de la población, lo que ha hecho la mayor parte del trabajo de desacreditación emprendido por el aparato gubernamental.

El pleito arriba y los xalapeños abajo

La escaramuza más reciente entre Yunes Linares e Hipólito Rodríguez ha mostrado fisuras y debilidades en ambos. Por un lado, a raíz de la clausura de algunos trabajos de instalación de postes para el sistema de cámaras de videovigilancia, que contempla mil 152 para Xalapa, el gobernador se le fue a la yugular al alcalde a través de un video realizado en la soledad de su despacho de palacio de gobierno, mientras que la respuesta se dio en otro video grabado en el palacio de enfrente, el municipal, con Hipólito como protagonista.

Lo que se dijeron no abona a la concordia y posterga el proyecto central para atacar la inseguridad ideado por Yunes Linares, a quien también le urge terminarlo antes de los comicios del 1 de julio, cuando se juega el pellejo con su hijo en la boleta electoral para gobernador 2018-2024.

Del video del góber me saltó algo banal: criticó que el ayuntamiento xalapeño hubiera clausurado postes, cuando no ha clausurado un solo bar, un solo ‘giro negro’; no sabemos qué relación tenga con su tema, aunque en Boca del Río, que gobernó su hijo, abundan estos giros negros, y en el de Veracruz, gobernado por su otro hijo, también; por eso cala hondo que le haya pedido a Hipólito que actúe con prudencia, cuando él pecó de imprudente; en su respuesta, el alcalde le sugirió que se serenara, que él no tenía un hijo que quiere ser gobernador (aunque tendría edad para ello).

Lo cierto es que mientras el gobernador ha pecado de inconstitucional al ordenar a la empresa realizar los trabajos sin esperar la autorización municipal, las autoridades municipales han mostrado nuevamente su torpeza al no tener la capacidad para coordinarse y dar una respuesta (positiva y negativa) a la petición formulada desde el 1 de marzo. Hay que señalar, sin embargo, que la demora es también responsabilidad del gobierno estatal porque los trabajos no solo dependen de la orden que gire el gobernador; también hacen falta autorizaciones de dependencias del gobierno federal e, incluso, de la Legislatura del Estado. Ya vimos que los idiotas que trabajan para las empresas montaron los postes en banquetas reducidas imposibilitando el paso peatonal e, incluso, desapareciendo rampas para personas con discapacidad, sin que Yunes Linares haya mostrado la menor preocupación.

Se apoye a quien se apoye, lo cierto es que los xalapeños seguimos entrampados en los juegos electorales del PAN que gobierna el estado y de Morena que administra la capital. Y, repito, los veracruzanos ya estamos hasta la madre de que los gobiernos actúen con base en los procesos electorales. Que no han sido pocos.

Elecciones, la perniciosa marca de Veracruz

Del año 2000 a la fecha, los veracruzanos hemos participado en 14 procesos electorales. En 2000, para colmo, tuvimos la elección presidencial (que ganó el PAN con Vicente Fox), junto con la de Senadores y diputados federales.

La votación fue el 2 de julio, y dos meses después, el 3 de septiembre, acudimos de nuevo a las urnas, esta vez para elegir a alcaldes y diputados locales.

Al año siguiente, 2001, tuvimos una elección extraordinaria para resolver conflictos poselectorales en la elección de tres ayuntamientos.

De ahí para acá hemos tenido comicios cada uno o dos años.

  • En 2004 elegimos Gobernador del Estado, presidentes municipales y diputados locales.
  • En 2006, la elección presidencial (ganada por el panista Felipe Calderón Hinojosa) y la de senadores y diputados federales.
  • En 2007 elegimos alcaldes y legisladores del Congreso local.
  • En 2009, diputados federales.
  • En 2010 elegimos gobernador del estado, presidentes municipales y diputados locales.
  • En 2012, la elección presidencial ganada por el priista Enrique Peña Nieto, además de senadores y diputados federales.
  • En 2013, la elección de presidentes municipales y diputados locales.
  • En 2015, para diputados federales.
  • En 2016, para gobernador del estado y diputados locales.
  • En 2017, para elegir a los alcaldes.
  • Este año, 2018, la elección extraordinaria de 3 alcaldes, y el próximo 1 de julio, la elección concurrente de Presidente de la República, Senadores, Diputados federales, Gobernador del Estado y diputados locales.

En cada uno de estos procesos electorales, los veracruzanos hemos visto a los gobernadores en turno ocupando los medios de comunicación hasta el vómito (excepción hecha del actual, que prefiere los medios virtuales) para promover a sus partidos, destinando pingües sumas presupuestales para lograr el triunfo de sus candidatos; abandonando los programas de inversión para destinar fondos multimillonarios a comprar votos mediante los programas sociales

Lo que les dijo Américo Zúñiga a los rijosos

El dirigente estatal del PRI y exalcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, debió salir a los medios para exigir tanto al gobernador Miguel Ángel Yunes como al alcalde Hipólito Rodríguez Herrero, que se pongan a trabajar y dejen de enfrentarse, porque la seguridad de los veracruzanos está por encima de sus partidos políticos y de un proceso electoral. Pidió a ambos que dejen los colores partidistas colgados en el perchero de las oficinas y se dediquen a mejorar la situación de seguridad, servicios públicos e infraestructura.

Según Zúñiga Martínez, hay un descontento generalizado entre la población por estos debates mediáticos a los que se enfrentan el gobierno del estado y el gobierno municipal en Xalapa. “Es un espectáculo triste, preocupante y aberrante el que se estén peleando el Gobierno del Estado y el Gobierno Municipal de Xalapa, politizando el tema de la seguridad, mientras las ciudadanas y ciudadanos están siendo afectados”.

Y les pidió: “Que dejen el espacio y la arena de la política electoral para los partidos políticos, deben sacar las manos de este tema y ponerse a trabajar, mientras Veracruz y Xalapa se hunden en la inseguridad y la violencia, ellos siguen enfrascados en una lucha y debate de a ver quién puede más. No se trata de jugar a las fuercitas, entre el gobierno municipal y estatal, reclamamos que haya orden, acuerdo y que se pongan a trabajar en lo que deben hacer”.

¡Mocos!

 

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