Si por algo se ha caracterizado el presente proceso electoral veracruzano es por una virulenta campaña negra que ha tenido como principal destinatario al candidato de la alianza PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes Linares; por las acusaciones por la corrupción gubernamental; y por un fuerte problema de inseguridad y violencia que se ha extendido a todas las regiones de la entidad y que amenaza con ahuyentar a los votantes de las urnas el próximo domingo 5 de junio.

Durante la campaña, los escándalos han rodeado a dos figuras de la clase política estatal, el abanderado panista y el gobernador Javier Duarte, quien, aunque no participa en la contienda, se terminó por convertir en el lastre del barco priista.

Cada semana, los medios informativos nacionales y estatales han dado cuenta de todo tipo de señalamientos y acusaciones contra Yunes Linares. A estas alturas ya resulta innecesario enlistar todas las conductas ilícitas que le han atribuido al abanderado de la alianza “Para Rescatar Veracruz”. De igual manera, las redes sociales se convirtieron en el ring de lodo donde se libran las batallas más desgastantes.

Por su parte, mucho antes del arranque de la campaña, Miguel Ángel Yunes ya había afilado sus cuchillos para intentar ganar los puntos que le faltaron en el proceso de 2010; en esta contienda, el panista no dirigió sus dardos contra el candidato del PRI, Héctor Yunes Landa, a quien muy poco ha criticado, sino que se concentró en el desgaste del actual ejecutivo del estado, sabedor de que cada punto negativo del gobernador repercutiría en el PRI.

Toda la crítica del panista se dirigió a Javier Duarte; de hecho, si Morena no hubiera crecido tanto, a estas alturas del proceso, la elección ya estaría definida para el lado azul.

En ese contexto, resulta paradójico que la participación de Morena en la elección veracruzana haya representado oxígeno puro para el PRI, sobre todo por la división del voto opositor.

Así las cosas, por acuerdo o pacto; como parte de la estrategia priista; o simplemente de rebote, el PRI ha sido uno de los beneficiarios del crecimiento de Morena.

Violencia, el marco de las elecciones en Veracruz

Desde la zona norte llega a mi correo una observación sobre los problemas de inseguridad y violencia que se registran en Veracruz.

El mensaje, muy breve, retoma los recientes hechos registrados en la iglesia Santa Rita, del puerto de Veracruz; y en el antro “Madame”, de Xalapa; nos dicen que en Poza Rica, “murieron más que todos esos… la semana pasada”.

En efecto, murieron más; y muy limitada fue la cobertura de los medios informativos, que no dieron espacios a los levantones y homicidios registrados en el lugar.

Consultado al respecto, un reportero de esa región nos dice que en dos semanas, diez personas fueron asesinadas en Poza Rica, donde también se registraron siete plagios.

Aclara que después del homicidio del periodista Manuel Torres, se reforzó la presencia policiaca, por lo que los hechos violentos bajaron de forma significativa.

Desafortunadamente, los problemas que se registran en Poza Rica en materia delictiva, también se observan en otras regiones, como la Huasteca Alta, Xalapa y las zonas centro y sur de la entidad.

Ese es el marco que rodea al presente proceso electoral veracruzano, tan contaminado por la guerra sucia entre los candidatos; por la ola de violencia que se ha extendido a diversas regiones del estado; y por los escándalos de corrupción gubernamental.

Xalapa, sociedad en shock

Este martes, el alcalde Américo Zúñiga Martínez fue entrevistado por Adela Micha en el programa Imagen Radio, sobre el ataque que se registró en Xalapa la madrugada del domingo, en que cinco jóvenes perdieron la vida.

Dijo que la ciudad se encontraba muy sorprendida por este hecho y reiteró su llamado a la Secretaría de Seguridad Pública, para reforzar las acciones nocturnas de vigilancia.

La periodista preguntó sobre los índices de violencia en la ciudad o si este tipo de hechos eran comunes; Zúñiga Martínez contestó: “es lo que a nosotros nos sorprende. Xalapa es una de las capitales estatales con índices delictivos bajos. No se habían dado este tipo de cuestiones y menos una masacre como la que se dio.

“Entiendo que las investigaciones llevan su curso, pero todos los xalapeños estamos realmente sorprendidos, la sociedad está en shock, exige y por eso yo también lo hago; me sumo a esta exigencia, a que se esclarezcan los hechos, a tomar cartas en el asunto, que se pueda contar además con el respaldo del Gobierno Federal para que podamos tener más vigilancia.

El alcalde xalapeño ha sorteado bien esta crisis. Primero estuvo al tanto de los hechos desde el primer momento, coordinándose con las autoridades encargadas del ramo; luego mostró su indignación, pues no era para menos: y ahora se encuentra exigiendo justicia y resultados.

El Ayuntamiento hace su parte, lo mismo gestionando recursos de la federación para prevención del delito –este año Xalapa cuenta con más de 31 millones de pesos para esta materia– que recibiendo ambulancias en donación de la ciudad hermana de Omaha, Nebraska, en Estados Unidos, como lo hizo el alcalde este martes en viaje fast track, de ida y vuelta rápida. @luisromero85