PRIMERA PARTE: Una voz de cuerpo entero

—Mhhhhh, yerbitas
Le han traído el aderezo y come con fruición a un lado del smog y el escándalo de la calle Xalapeños Ilustres
—Está grueso aquí el tema de los camiones
—Sí, está cabrón
Comienzan a llegar los alumnos del curso, Tere Chaires y su hija, Valentina Marentes, declinan mi invitación a compartir la mesa, mis enfrijoladas han llegado a su fin y se me antoja un cigarro pero, pues no se puede así que tras un ansioso trago a la segunda limonada continúo

—Tony [Cárdenas] era tu carnal

—Uf, no sabes a qué nivel. Es una pérdida que, por un lado, fue muy triste pero por otro lado ya no se la estaba pasando chido, su ánimo ya no estaba bien y, bueno, sus decisiones de vida pues eran de él pero fue un ser sumamente querido.
Hace muchísimos años tocábamos juntos con Agustín Bernal, Emiliano [Marentes], [Enrique] Nery, [Miguel] Villicaña y Tony, solamente siendo Tony, sin hacer nada más que ser él, me enseñó que la cosa era alegría y buena onda y pasársela bien; normalmente los músicos están muy serios ante la música y Tony era un vacilón entonces me enseñó que no porque estuvieras alegre estabas menos comprometido con la música, metió el ingrediente festivo y eso se lo agradezco muchísimo porque creo que si eso no está, entonces como que pa’ qué.

—Cantas con todo el cuerpo
—Parece ser que sí

—No es pregunta, cantas con todo el cuerpo y debo decirte que lo extrañé

—Es es una cosa de este proyecto [el LIJ Trío, con Juan José López y Luis Miguel Costero], la realidad de las cosas es que me ha costado muchos años construir esto de salir a tocar como pianista, ha sido un proceso y ahora que está pasando, pues ni modo de que no, pero al mismo tiempo tengo la inquietud corporal pero, bueno, aquí atrás estamos amarrados, esa es la situación.

—Cuando bajaste, en el ancore, involucraste a mucha gente, ¿cómo se logra eso?
—Yo creo que cuando pasa, pasa porque quiere, yo no sé cómo se le hace, más bien siento que cuando hay ganas de hacerlo, lo hacemos, es como si quieres platicar chido con alguien pero no lo puedes obligar, o sea, si está como cerrado y no hay ganas, pues entonces está bueno respetar eso y creo que con el público la cosa debe ser respetuosa

—Es como la actitud de tu papá de medir al público
—Al público y a uno mismo porque hay días que estas más simpático y hay días que no. En teoría, la idea sería siempre estar bien, pero no siempre es así, en realidad, para mí el trabajo en cada tocada, no importa dónde, es saber que estas en apertura y no en cerrazón entonces, bueno, a veces la cosa se dispone y a veces no tanto.

—Así sí va a cambiar el mundo, dijiste; así, ¿cómo?
—Mira, ese es un tema que ahorita me tiene muy ahí, el trasfondo de ese comentario es: nos quejamos mucho de lo que está pasando pero poco nos hacemos responsables de eso entonces, la neta, yo sí siento que el acto de cantar en colectivo (por eso los talleres son la onda) es muy transformador en uno y en los demás, sí creo que eso mueve frecuencias vibracionales de los lugares y aparte despierta cosas que sí tienen que ver con quitar un poco el letargo de que vengan a resolverte las cosas. ¿Sabes?, expresar, decir, cantar como pasó el otro día como que genera un bienestar y te hace hacerte responsable de tu persona y de lo que eso representa en tu comunidad.
Mira, en los noventas, que es cuando regresé a México y me integré a la acción, empezaba este movimiento de música independiente que se gestó porque en el sistema no había manera de florecer. El movimiento, que no es otra cosa que un movimiento cultural, empezó por una necesidad de florecimiento, de expresión, de encontrar un lugar en el universo; a 30 años de distancia yo considero que se ha vuelto una postura política sin hablar de izquierdas, derechas, de PRI, de PAN, de nada más que una postura política humanista de persigue tus sueños, haz lo que tienes que hacer y eso restaurará el orden a otro nivel, o sea, a nivel social. Resulta que, 30 años después, el movimiento independiente está siendo muy contundente, resulta que las disqueras y todo lo que representa una sistematización de cosas está cayendo y en una parte de la base de la comunidad se está instalando un nuevo orden de intercambio, de otros valores y no nos dimos cuenta de que estábamos haciendo una acción política para implantar otro sistema, solamente pasó porque mucha gente empezó a buscarse un lugar y a hacer por su causa.
Cuando nos ponemos a cantar así, esos gestos de comunidad sí mueven las cosas. Ese gesto de cantar despierta comunidad porque regresamos a la tribalidad y a la manada y a una serie de cosas que en esta «civilización» hemos perdido.

—A mí por momentos me parecía como góspel
—Sí que lo fue

—Sí, fue un acto político pero también fue un acto religioso sin aludir, tampoco, a ningún dios ni a ninguna religión en especial sino a ese sentimiento de religiosidad, de comunión
—Totalmente, creo que en la medida en que podamos gestar vivencias de este tipo se nos va quitando esta especie de desesperanza, de no, es imposible, para qué me muevo. Por eso dije eso, porque es una convicción.
Insisto mucho con la gente:
—¿Tú qué haces?
—Hago joyería
—Hazlo valer; ¿que está cabrón?, sí, pero encuentra un lugar, si te pones tras de eso y buscas la manera, la encontrarás
—Es que yo hago zapatos
—Es que yo tengo un huerto con verduras
—Hagamos eso para recuperarnos y que no nos estén diciendo qué y cómo y estableciendo condiciones que no son

—¿El arte debe ser social?
—Creo que, sin entrar en el discurso político, el arte transforma, no tiene que pasar por un filtro de conciencia, hay artistas que sí se ponen en esa onda y son muy activistas, hay otros que no tanto pero sí lo están moviendo

—Trabajas mucho con mujeres, con Magos Herrera, con Leika Mochán, ¿cómo se dan esas complicidades?

—Fíjate que se dan de una manera muy orgánica. Con Magos pareciera que fue una estrategia mercadotecnista pero en realidad fue un encuentro de si estamos vibrando en la misma onda, hagámoslo; con Leika ni se diga, la conozco desde bien chiquilla entonces es como una consecuencia de que conoces alguien en la vida con la que vibras y le dices hagamos algo.
Creo que ahorita el tema de la mujer es un tema político, con lo cual no necesariamente estoy de acuerdo, no estoy en desacuerdo pero siento que ya se pasó de manipulación pero, más allá de eso, es encontrar chavas con las que se vibra y compartir con ellas porque para mí, estando en un mundo que es más masculino, la verdad es que sí es un oasis cuando trabajo con las chicas porque son otras sensibilidades las que pueden ser compartidas

—¿Tienes algún romance de en especial con Xalapa?, te lo pregunto porque vienes con cierta frecuencia
—Parece ser, ¿verdad?, de repente pasó un par de años en los que no vine pero vine hace poco a lo de Aleph [Castañeda], el año pasado venimos con la Groovy Band, en JazzUV di un taller que fue hermosísimo, cuando todavía estaba Édgar y antes di un taller en lo de Berklee [se refiere al Seminario Internacional Jazz Fest].
Creo que Xalapa es un lugar con el que estoy en afinidad vibracional, aquí la cosa es muy cultural, es muy creativa, es muy experimental, es muy osada, o sea, como que hay lugares donde uno cabe y hay lugares donde no y aquí parece que sí vibro y, aparte, con los talleres y demás se va generando una especie de manada, de complicidades a esa altura y en ese sentido se va volviendo como familiar.

—¿Haces algo además de cantar y componer?, ¿pintas, bailas, escribes?
—Te decía que en algún momento lamenté no haber seguido desarrollando la parte de la danza paralelo a la música pero ahorita lo estoy hallando, es decir, el hecho de haber tenido esa formación me da libertad de movilidad; ahora que he estado haciendo algunas cosas de teatro no me cuesta tanto trabajo hacer congruente lo que pasa con mi cuerpo y lo que estoy cantando a nivel teatral (porque es teatro musical)
Me gustaría reconectar con la danza pero me gustaría, justo, aprender zapateado, ahorita tengo más inquietud de eso que de otra cosa pero, bueno, para responder tu pregunta, de unos años para acá, y creo que tiene que ver con el hecho de que soy mamá y ahora que estoy en la educación de mi hijo hago conciencia de estas decisiones que vienen por las programaciones que traemos de a ver, escoge qué es lo que vas a hacer, y define, y no sé qué tanto versus con mi hijo que es, híjole, que florezca en todo, que sea más integral entonces me estoy permitiendo salir de esta decisión lineal y, con mi hijo, ahorita estamos haciendo cosas manuales como de papel maché o esas ondas con hilos como las de los huicholes, la pintura no tanto porque, la neta, yo no tengo onda para pintar nada, en mi trazo ves que no pero, sin importar eso, me estoy dando chance de explorar esta parte de las manualidades.
Por otro lado, he estando yendo más a talleres de poesía; hace unos tres años mi hijo y yo nos certificamos en lo del buceo y eso es algo que también me gusta mucho integrar a mi vida, bucear una vez al año

—Ahora que hablas de poesía, ¿algún poeta en especial?
—Fíjate que este proyecto que estoy haciendo con Abraham Barrera es un delirio que no sé en qué momento nos trepamos a eso, pero ya estamos cabalgándolo. Tengo un cuadernito en el que todo el tiempo estoy apuntando poesía o frases que me conmueven, así nomás, por ociosa y de repente salió la posibilidad, o no sé cómo es que llegamos ahí, el caso es que hice una selección poética que no me costó mucho trabajo porque, al final del día, como todo venía de cosas que me gustaban, a la hora de juntarlas había una lógica. Se la presenté a Abraham y armó cuatro movimientos con el piano y yo estoy haciendo la composición melódica y la adaptación de la poesía a la música; esto se llama Luminosa.
Desde hace un rato para acá he estado leyendo a muchas mujeres, y no por un viaje feminista ni mucho menos porque, como te decía, ya no es tanto por ahí, sino porque con quien hago lo del tallereo de poesía me ha puesto a leer muchas mujeres escritoras como Olga Orozco y otras, y de repente en talleres me encuentro con chavas que van a cantar pero que escriben y me dan sus libros, hay una chava de San Luis Potosí que se llama Fabiana Amaro que está increíble lo que hace, hay una chava de Guadalajara, Valeria Guzmán, que también está bien padre lo que escribe.
Dentro de este proyecto también hay cosas de Huidobro, de Sabines, de Andrés Henestrosa y la razón por la que están en ese proyecto es porque me gustó cierta frase, no porque tienen que estar porque no sé qué, todo es orgánico

—Platícame de la comedia musical en la que estás trabajando

—José Fors es un rockero muy, muy, muy famoso y La Cuca, su grupo, es una banda muy famosa de rock nacional y a José todo mundo lo ubica en esa onda pero también es un artista plástico brutal, de hecho, vive más de su obra plástica que de La Cuca, además tiene toda una formación teatral y le encanta el cine de terror de los 20, es muy clavado en esa onda entonces hace unos años, por encargo U de G, conjuntó todas sus pasiones y escribió una ópera rock con una lectura muy particular, muy suya, de Frankenstein, de Merry Sheley; se armó esta superproducción y me invitó junto con mucha gente, todos eran roqueros y yo fui como el personaje non rock de la ecuación. Eso estuvo vigente como tres o cuatro años y el año pasado se estrenó una siguiente ópera rock de José, Orlok, El Vampiro que no es precisamente drácula, pero viene de ahí.

—¿Está en cartelera?
—Fíjate que es muy loco, creo que ya no se va a presentar mucho; tuvo un fin de semana de funciones en el Teatro Diana en Guadalajara y estuvimos en en México en Teatro de la Ciudad pero no se han armado temporadas ni giras. La obra está bien padre, está buenísima sin embargo no sé que pasa con la U de G, no sé si no les gustó o no la están pudiendo vender, es raro.

—¿Te gusta el cine?
—Me gusta el cine, tengo un hermano cineasta y un hijo que también tiende mucho a eso

—¿Algo en especial?
—Fíjate que en general, honestamente, no soy tan clavada en el cine de arte; en general con el cine me pasa que puedo ver muchas «pelis» porque aprecio mucho la manera en que ese universo me abstrae y a veces es como una terapia, por lo mismo me gusta ir a ver cosas que no me tengan como apretada en el clavón, ¿me entiendes?

—¿Ya viste Birdman?
—Sí y te voy a decir qué me encantó: lo que hizo Antonio [Sánchez], la decisión de hacer un scort con el drum y cómo lo abordó Antonio, también me gustó toda la onda de que siempre estás como en una toma, corriendo, esa sensación de continuidad está increíble, por lo demás, para mí no fue la onda de wooooow porque, bueno, yo no estoy tan apasionada con el tema de si el cine hollywoodense, si las películas de acción y todo ese viaje. Tengo un hijo que ya pasó por su racha de todas esas cosas y eso me hizo entender que es es una especie de mitología moderna, todos esos personajes con poderes son como de la mitología griega pero en la contemporaneidad de la ciudad, pero yo no tengo tantos rollos con ese tema.

—Podríamos pasarnos toda la tarde platicando…
—Completamente
—… pero ya faltan veinte para las cuatro, se rompió el encanto. Muchas gracias
—No hombre, qué chido. ¡Lo logramos!

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