Por Bernardo Gutiérrez Parra

Lo que Javier Duarte dijo textual sobre las famosas 99 cosas buenas fue: “Tenemos un caso en Tierra Blanca que, lamentablemente, en temas de seguridad pueden hacerse 99 cosas bien y con que una salga mal ése es el tema, como es el caso que hoy nos obliga a estar atentos y pendientes. Sin embargo, los resultados ahí están, los índices delincuenciales ahí están y van de manera clara y puntual a la baja en el estado de Veracruz”.

No me voy a detener a cuestionar los lamentables errores de dicción del señor gobernador y tampoco a divagar sobre lo que habrán pensado los padres de los cinco jóvenes desaparecidos al leer estas declaraciones, sino en nueve palabras: “En temas de seguridad pueden hacerse 99 cosas bien…”

¿Cuáles serán, se acuerdo con el gobernador, esas 99 cosas que se han hecho bien en materia de seguridad? ¿Podrá nombrar cuatro de ellas?

¿Acaso ya no hay policías corruptos? ¿Se acabó la infiltración de bandas criminales en los cuerpos policiacos? ¿Hay más seguridad en las calles? ¿Aumenta día a día la confianza ciudadana en los policías?

“…Sin embargo, los resultados ahí están, los índices delincuenciales ahí están y van de manera clara y puntual a la baja en el estado de Veracruz”.

No es posible que un gobernante hable con tanta ligereza. Si a él lo engañan o se deja engañar con las cifras mentirosas que le presentan sus colaboradores, ese es su problema. El de miles de veracruzanos es pedirle a Dios que les haga la caridad de regresarlos con bien a su hogar después de un día de trabajo.

Y es que no pasa semana sin que nos enteremos de un asesinato, un secuestro o el hallazgo de cuerpos sin vida.

Sin ir más lejos, este martes la Fiscalía estatal dio conocer que como parte de la investigación que hace sobre la desaparición de los muchachos, encontraron tres cuerpos sin vida cerca de El Lencero.

Si su declaración sobre los frutsis y los gansitos movió a la risa, esta última mueve a la conmiseración. A la conmiseración por un individuo que no sabe lo que pasa en el estado que presuntamente gobierna.

Qué triste debe ser estar en los zapatos de Javier Duarte; agobiado por una deuda impagable, perseguido por los acreedores, acosado por posibles demandas penales, sin nadie que le proteja las espaldas cuando deje el poder, rechazado por la mayoría de los veracruzanos y sin el respaldo del Presidente de la República, su vida debe ser un martirio en estos días.

Debe ser hasta preocupante estar en el lugar de un gobernante que ha sido acusado por la prensa nacional de hacer muy poco por la seguridad de sus gobernados.

Si fue pésimo y de mal gusto su comentario sobre las 99 cosas buenas, más pésimo fue que sacara de quién sabe dónde a su secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, a que dijera frente a periodistas debidamente escogidos, que se hará una “revaluación” en los mandos de la SSP y que habrá cero tolerancia con los malos policías.

Ahora resulta que la evaluación que se hizo a estos señores fue chafa, como chafa el desempeño de su famosa y cacaraqueada “policía acreditable”.

Qué tristeza da todo esto, palabra.

El italiano José de Maistre dijo que cada pueblo o nación tiene el gobierno que se merece, pero no lo creo así. No creo que nos hayamos portado tan jodidamente mal como para tener el gobierno que padecemos.

Simplemente me niego a aceptarlo.

bernardogup@nullhotmail.com