El pasado 3 de septiembre un estudiante de la facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana, fue golpeado en las instalaciones del campus por unos porros. Sus compañeros levantaron la voz, pero para las autoridades universitarias el asunto no tuvo mayor repercusión y lo dejaron pasar.

El chavo se quedó con sus golpes, regresó a las aulas y ya. Pero las protestas subieron.

Este lunes al rendir su informe de labores, la rectora Sara Ladrón de Guevara dijo: “No toleraremos el porrismo ni el vandalismo. Hago desde aquí un llamado a la paz pública, a la convivencia en un marco de respeto, de tolerancia, de inclusión y de justicia” Y bla bla bla.

Es decir, las mismas frases que ya tienen hasta el gorro a los estudiantes que miran impotentes cómo crece el porrismo al interior de la UV, ante la indolente e inaceptable pasividad de las autoridades.

Quizá lo que les colmó el plato fueron las declaraciones del dirigente de la FESAPAUV, Enrique Levet Gorozpe, quien negó categórico que en la UV existan grupos porriles.

“No creo que en la Universidad Veracruzana se esté dando este fenómeno en las mismas circunstancias que en la UNAM” dijo y tiene razón. Los porros de la UV no utilizan bombas molotov (aunque quizá poco les falta). Pero pretender minimizarlos es un error garrafal.

En infinidad de ocasiones los estudiantes han denunciado que en sus facultades hay sujetos que los asaltan, roban, golpean e incluso violan a las jóvenes. Y lo que han obtenido es indiferencia y silencio.

Sólo cuando el reclamo se eleva, la rectora Ladrón de Guevara sale de su zona de confort, suelta un choro muy de ella y regresa a su burbuja protectora.

Alejandro Hernández Romero, alumno del quinto semestre de la facultad de Derecho, dijo que la rectora se ha deslindado de las condiciones de inseguridad que prevalecen en el campus de la UV. Y tiene razón.

“El porrismo que se creía extinto, sigue con vida dentro de las instalaciones y proviene de compañeros que utilizando amenazas, amedrentando, intentando inculcar miedo y utilizando la violencia, pretenden coexistir con actitudes porriles dentro de nuestra Universidad”, denunció.

El joven agregó que las autoridades universitarias han guardado ominoso silencio después del ataque que sufrió uno de sus compañeros y remató: “Le pido a la rectora Sara Ladrón de Guevara de forma respetuosa, que tome cartas en el asunto, que se haga responsable de las necesidades de nuestra facultad y de nuestra Universidad. Que le pida a las autoridades seguridad real y que no sea partícipe de una simple foto, o de un simple informe, al cual no fuimos convocados la comunidad estudiantil”. Porque en efecto, nadie los invitó.

Lo que piden los estudiantes no es nada del otro mundo: es seguridad para ellos y su Universidad. Piden el derecho a pasearse por su campus sin temor a ser asaltados o golpeados.

Lo deleznable es que nadie les haga caso.

Este jueves 13 organizarán una “marcha del silencio” para protestar por la violencia, represión e impunidad que vive su alma mater.

Aguas, el asunto no es menor.

La rectora debe tener presente que los universitarios han estado aguantando agravios desde hace varios años y uno más puede desbordar el vaso. Además, casi la totalidad de la entidad está como agua para chocolate.

Dios ha de querer que no se le ocurra a ningún desadaptado soltar a sus porros para que agredan a los muchachos, porque eso incendiaría a la UV y a Veracruz. Y el incendio no lo apagará un discurso bien intencionado de Sarita, como tampoco las bravatas y amenazas del señor gobernador.

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