Si a nivel estatal no dimensionan el impacto que representó este jueves 10 la masiva demostración de repudio a la política implantada por el gobernador Javier Duarte de Ochoa para asfixiar a la Universidad Veracruzana, a nivel federal estarán más que preocupados porque este movimiento social crezca a medida que no lo resuelva el gobierno local, estando a poco más de tres meses de los comicios en que estará en juego la permanencia del PRI en el Poder Ejecutivo veracruzano.

No ha habido en las últimas décadas (y podemos incluir la enorme manifestación de apoyo recibida por Cuauhtémoc Cárdenas en su campaña presidencial en 2000), una movilización tan numerosa como la que vivió este jueves Xalapa en apoyo a la Universidad Veracruzana. Aun haciendo memoria, Veracruz no ha vivido una jornada de lucha social tan extraordinaria como la que se vivió en Xalapa, Veracruz, Orizaba, Poza Rica, Minatitlán y Coatzacoalcos, todas con un mismo objetivo: la defensa de la universidad pública, nunca en tan alto peligro como en estos tiempos.

Si Javier Duarte de Ochoa no reacciona ya (y ha postergado una precisa acción de gobierno para desactivar las protestas que hoy se desbordaron en las principales ciudades del estado, con un cálculo optimista que estima en 50 mil personas movilizadas a favor de la UV, y que uno conservador podría establecerlo en 30 mil), la comunidad universitaria podría pasar a acciones más determinantes, como el bloqueo de vías de comunicación, la toma de oficinas públicas o la convocatoria a un paro nacional de universidades en solidaridad con la UV.

Lo que hemos visto no solo es inédito por el número de participantes; lo es más por el alto nivel de civilidad con que se han protagonizado, con miles de maestros, investigadores, funcionarios y estudiantes en orden, con consignas claras en torno a la urgente necesidad de que el gobierno estatal pague los más de 2 mil millones de pesos adeudados, y tratando de afectar lo menos posible la vida cotidiana de las ciudades en que han salido a las calles.

Y lo más importante: fue una marcha realmente monumental, convocada por su máximo órgano de gobierno, el Consejo Universitario General, y encabezada por su rectora, la doctora Sara Ladrón de Guevara, quien antes de llegar a esta medida, había agotado todas las instancias de negociación y de presión, invocando (y obteniendo) el apoyo de la ANUIES, del Senado de la República, de diputados federales y otras organizaciones, y presentando denuncias ante los órganos jurisdiccionales locales y federales para lograr que el gobierno estatal pague lo que ha sido su obligación.

Lo que ocurrió este jueves en al menos seis ciudades de Veracruz, en la Ciudad de México (donde por la tarde se realizó una marcha convocada por la UNAM, la UAM y el Instituto Politécnico Nacional), y en diversos sitios del mundo donde egresados y estudiantes de posgrado de la UV se tomaron fotos con leyendas en favor de su alma mater, muestra claramente el enorme respaldo social de que goza la Universidad Veracruzana y la sensible solidaridad de decenas de miles de veracruzanos que le agradecen haberlos formado, haber dado cabida a sus hijos o nietos en sus programas formativos o haber recibido los beneficios de sus actividades artísticas, culturales y de vinculación social.

Si la fuerza social que bulle en torno a la UV, si esa energía desbordante que, pese a la lluvia, pudo sentirse ayer, si la posibilidad de que esa masa de estudiantes, docentes, investigadores, trabajadores y funcionarios puede convertirse en un movimiento más demandante, no lo calibra adecuadamente el gobernador Javier Duarte de Ochoa, se hará necesario y urgente que el gobierno federal empiece a hacerse cargo de los problemas que no puede, o no quiere, resolver el gobierno local.

Las ausencias y las loables presencias en la marcha de la UV

Si algo se pudo percibir en la magna manifestación de este jueves fue la enorme distancia que ha puesto de por medio el sindicato académico universitario (Fesapauv), me refiero a su dirigencia formal, cada vez más repudiada en el seno de los docentes e investigadores a los que dice representar.

Mientras en todas las marchas regionales, incluyendo la de Xalapa, contingentes del Sindicato Estatal de Trabajadores al Servicio de la UV (SETSUV) estuvieron presentes, encabezados por sus líderes, no se pudo ver lo mismo en el caso del Fesapauv, cuyo dirigente estatal, el ingeniero Enrique Levet Gorozpe, prefirió mantenerse al margen de una lucha que le compete.

Sí participaron, y muy activamente, profesores e investigadores que se agremian en el sindicato, que no han dejado de hacerlo en las tres marchas universitarias protagonizadas en apenas 15 días para exigir a Javier Duarte que cesen sus intentos por asfixiar a la UV y detenga las hostilidades reiteradas en contra de la institución.

Pero el Fesapauv se ha deslindado de una lucha que podría encabezar o, al menos, acompañar, obligado porque la asfixia financiera de la casa de estudios afecta directamente a sus agremiados. Cuando convocó a una marcha, lo hizo para tratar de mitigar los efectos de la que se realizó posteriormente, impulsada por maestros e investigadores que no vieron actuar a su sindicato.

 La dirigencia del SETSUV, en cambio, tradicionalmente confrontada con las autoridades universitarias en su lucha por mejoras salariales y sociales para sus agremiados, ha actuado con más inteligencia que el sindicato académico. Sabe que si no respalda a la institución en su lucha con el gobierno estatal estarían en riesgo muchas de sus conquistas laborales.

Papo Levet, sin embargo, está más comprometido con el gobierno estatal (del que ha recibido incluso beneficios políticos como la diputación plurinominal en el Congreso del Estado, además de beneficios ocultos por su participación en el consejo de administración del Instituto de Pensiones del Estado), que con la Universidad Veracruzana, de la que por su posición como líder sempiterno del Fesapauv ha logrado enormes beneficios y prebendas.

Allá él y su comité directivo. Para la comunidad universitaria y la sociedad veracruzana ha quedado claro el mayor compromiso universitario del SETSUV que del Fesapauv.

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