Decíamos ayer que la campaña azul no levanta y que se han tenido que tomar decisiones importantes en el cuarto de guerra de Miguel Ángel Yunes júnior; la primera de ellas es tomar distancia de su papá y empezar a construir una circunstancia propia, algo que no será muy difícil para quien se llama y actúa de la misma manera.

El domingo pasado, los tres pre candidatos a la Presidencia de la República estuvieron en Veracruz; extraña coincidencia habiendo tantos estados y tan pocos días de pre campaña. Tanto el PRI como Morena agarraron el librito y realizaron sus actos de proselitismo como siempre lo han hecho: el primero, en un evento masivo, con la asistencia sólo del voto duro, lo que reduce el margen de error; Andrés Manuel lo hizo a ras de piso, como siempre, con eventos pequeños y con el mismo discurso de hace 18 años, sólo cambiando los nombres de sus adversarios de ocasión.

Quienes sí intentaron improvisar fueron Ricardo Anaya y Miguel Ángel Yunes júnior, quienes luego del tradicional acto político con la estructura panista, decidieron placear por el parque Juárez de la ciudad de Xalapa, precisamente un domingo, el día que muchas familias xalapeñas de clase media asisten a divertirse.

Hasta hoy deben estar pensando en lo que sucedió. En su espontáneo paseo, aunque fueron reconocidos, muy pocos se acercaron a saludar o a tomarse alguna fotografía. Si bien no se trata de un acto público, en realidad caminaban juntos tres personajes muy importantes: un candidato presidencial, el gobernador del estado y su hijo, el candidato al gobierno de Veracruz, sin embargo, no lograron juntar las suficientes personas para llenar un Volkswagen.

Siempre se ha dicho que el mandatario estatal apuesta a los resortes del poder público y político para ganar la elección. No le interesan las encuestas ni las primeras planas de los diarios, si a su favor tiene al Congreso, al Orfis, a la Fiscalía y todas aquéllas instituciones que puedan apretar a los actores políticos estratégicos -ex funcionarios estatales y municipales- a la hora de la elección.

Pero no deja de llamar que ninguno de ellos sea un personaje reconocido por la gente. En honor a la verdad, reunió más auditorio y aplausos el payaso que se presenta en el parque cada domingo.

A diferencia del PRI –quienes decidieron llevar la elección del candidato a Gobernador hasta el último momento- el Gobernador y su prole están trabajando hace más de dos años en su proyecto.

El primero de diciembre de 2016 significó el inicio del gobierno de Yunes Linares, pero al mismo tiempo, el arranque de campaña de su hijo, entonces presidente municipal de Boca del Río. Es por ello que no han dejado nada al azar y tienen un puntual seguimiento de lo que pasa, principalmente del comportamiento del electorado y de los principales actores políticos afines y adversarios.

Es por ello que la autocrítica forma parte del plan de vuelo en caso de que la campaña no levantara. Y así sucedió. Por otro lado, el gobernador ha empezado a hacer su parte para recuperar algo de la abismal aceptación que ha perdido en sólo un año.

Este martes, luego de los focos rojos que se han prendido en la campaña azulcrema, el mandatario estatal da a conocer el plan carretero para el presente año. Con una inversión que supera los 4 mil 625 millones de pesos –algo así como el 3 por ciento del presupuesto total del estado- pretende realizar obras a lo largo y ancho de Veracruz. Ninguna de gran envergadura, pero todas ellas en municipios claves, de manera que les puedan redituar votos.

Lo que no ha dicho el mandatario estatal es que la mayor parte de estos recursos provienen de la federación y que fueron incluidos en el presupuesto 2018 precisamente por quien hoy es el candidato del PRI a la Presidencia, José Antonio Meade, en su calidad de Secretario de Hacienda y Crédito Público.

Basta recordar que antes de ser ungido pre candidato, Meade alcanzó a elaborar el PEF 2018, por lo que también conoce el origen y destino de los recursos del gobierno. El saludo con sombrero ajeno de este martes, seguramente no traerá la renta política que el mandatario estatal espera, sobre todo porque estos recursos llegarán de manera calculada y muy seguramente también habrá difusión por parte del gobierno federal de estas obras.

Hay que reconocer, en todo caso, que ante la tormenta que se avecina en el proyecto sucesorio de los Yunes azules, no hay excesos de confianza. Se han preparado para mantener el poder.

Es evidente que no gozan del afecto y reconocimiento de muchos veracruzanos –algo de lo que Fidel Herrera sí podía presumir-, sin embargo, saben que en una elección cuentan más las estructuras que los electores, considerando que la mitad de ellos, el día de la elección, siempre se queda en casa a disfrutar de su domingo.

Cuando se avecina una tormenta azul, ellos ya han sacado los impermeables. Habrá que ver qué traen bajo la manda los candidatos del PRI y Morena.

Las del estribo:

  1. ¿Y la factura apá? Tiene razón el Peje. Hasta ahora no hay noticias de la denuncia que presentaría el gobernador de Veracruz en contra de El Universal por el affraire del reloj de la abundancia. ¿Acaso extravió la factura? ¿Decidió ahorrarse un segundo ridículo? ¿Está más preocupado porque la campaña de su hijo no levanta? Será el sereno, pero quedó en otro ardid publicitario.
  2. A Yolanda Olivares Pérez, la nueva Directora del Instituto Veracruzano de las Mujeres, la conocí como consejera del Instituto Electoral Veracruzano. Siempre ha sido panista y no lo niega. También siempre se ha esforzado por prepararse, estudiar y ganar sus propios espacios; es sumamente tenaz. Es firme en sus convicciones, lo que le ha ganado críticas por su conservadurismo. Su esfuerzo quedó atrás, serán las acciones como titular del IVM las que la definan de ahora en adelante.