La serotonina es una sustancia que en la sangre se comporta como una hormona y que en el cerebro actúa como neurotransmisor que las células nerviosas usan para comunicarse entre sí.

El cerebro humano es un órgano complejo que en su interior contiene miles de sustancias químicas interactuando para que podamos experimentar cosas y percibir la realidad. Algunas de estas sólo pueden ser encontradas en cierto tipo de células y sus funciones son muy concretas.

Un estudio, publicado en Nature Communications y dirigido por Zachary Mainen, ha descubierto un efecto previamente desconocido de la serotonina en el aprendizaje.

La serotonina en el cerebro

Durante varios años, los neurocientíficos han dedicado tiempo a construir una teoría integrada de lo que la serotonina realmente genera en el cerebro, así como de la manera en la que esta sustancia funciona para el aprendizaje.

Para este descubrimiento se utilizó un nuevo modelo matemático preparado por  investigadores provenientes de del Centro Champalimaud para lo Desconocido (CCU), en Portugal, y el University College London (UCL), en el Reino Unido.

En los experimentos, se introdujeron un par de ratones en una cámara en la que debían activar un dispensador de agua situado a su derecha y a su izquierda, de los cuales solo uno descargaba agua, describió Madalena Fonseca, de la Fundación Champalimaud.

Al finalizar, se observó que la cantidad de tiempo que esperaban los roedores entre las pruebas (intentos para encontrar agua) era variable, pues lo intentaban inmediatamente, golpeando el dispensador. Esta variabilidad llevó a los investigadores a descubrir la posible existencia de un nuevo efecto de la serotonina sobre la toma de decisiones de los animales.

“Cuando las neuronas serotoninérgicas se activaron artificialmente, usando luz, hizo que los ratones adaptaran su comportamiento más rápidamente en una situación que requería tal flexibilidad. Es decir, dieron más peso a la información nueva y por lo tanto cambiaron de opinión más rápidamente cuando estas neuronas estaban activas”, afirmó Zachary Mainen.

El nuevo hallazgo podría ayudar a explicar por qué los llamados “inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina”, o ISRS ––una clase de antidepresivos que se cree que actúan aumentando los niveles cerebrales de serotonina circulante–– son más efectivos en combinación con terapias conductuales, basadas en el aprendizaje reforzado de estrategias para evitar los síntomas depresivos.

Con información de Muy Interesante