Hay quienes han pintado a Héctor Yunes como un político intolerante, visceral, que ha sido capaz -dicen- hasta de agredir físicamente y amenazar de muerte a un periodista por el contenido de sus artículos.

Quizá.

En lo que a mí concierne, siempre, desde que lo conozco, Héctor Yunes me ha hablado de frente, me ha dado su opinión de lo que escribo, insistiendo en el pleno respeto a mi postura.

Cuando los comentarios le favorecen me busca para agradecerlos, y cuando le resultan desfavorables, también me hace saber su versión. Nunca pide rectificación, sólo que lo escuche.

Así fue la mañana del jueves. Recién había leído mis comentarios sobre su postura postelectoral y lo primero que me preguntó fue:

– ¿De verdad crees que mi campaña fue un engaño?

Héctor Yunes dijo no compartir lo que plasmé en mi análisis anterior y sugirió que pudiera haber escrito «por encargo» de alguien cercano al gobernador (no lo mencionó por su nombre pero quedó implícito que se refería a Alberto Silva).

A pesar de ello insistió en que era respetuoso de mis opiniones y sólo me pedía -como en otras ocasiones- que lo escuchara.

Comentó que una vez pasada la elección guardó silencio y una prudente distancia del Gobernador Javier Duarte, no dio entrevistas ni salió a los medios para evitar que los confrontaran. Sin embargo fue informado de expresiones que en su contra hizo el mandatario estatal «para lavarse la cara» después de la derrota. Lo hizo ante presidentes municipales y diputados locales, muchos de los cuales le informaron al excandidato.

– Fue entonces cuando salí a los medios y di mi postura. No volví a referirme a él hasta que el propio Javier Duarte fue a decir con Ciro Gómez Leyva que la derrota se debía a que yo había fallado en la estrategia, al dedicarme a atacar al gobernador. No entiende que no fue parte de una estrategia, era inevitable cuestionar sus pifias al frente de la administración estatal.

Héctor Yunes se dice dolido de que se cuestione su honestidad. Dice que en las versiones que ha escuchado sobre las críticas que le ha lanzado Javier Duarte, éste se refiere a él como un hombre honesto y le atribuye a sus colaboradores en la campaña supuestos actos desleales, los cuales por supuesto rechaza.

Sobre su primo hermano, Miguel Ángel Yunes Linares sostiene su dicho: No será un obstáculo, aunque aclara que habrá de señalar los errores en los que incurra.

No admite que se asuma que pudo haber un acuerdo mutuo, cuando se dice agraviado por las expresiones que vertió Yunes Linares en su contra y contra su familia.

– Se metió con mi padre, con mis hijas. Es por eso que he exigido una disculpa pública. ¿Tú crees que eso puede ser parte de un acuerdo? ¿Que hayamos convenido que nos agrediríamos a esos niveles?

No habló de las encuestas, ni del financiamiento de su campaña. Tampoco hizo mención a su relación con el administrador del PRI estatal.

Habló, sí, de su campaña e hizo un ejercicio de autocrítica:

– Creo que hice una buena campaña, aunque es perfectible, seguramente pudo ser mejor, hay cosas que se pueden mejorar y espero poder hacerlo en el 2018.

Le aclaré a Héctor Yunes, el político, que lo recogido en mi columna reflejaba el sentir de muchos priistas que se sintieron desencantados con su actuación y que era importante que lo valorara y reflexionara sobre la percepción que estaba generando. Prometió hacerlo.

Nos despedimos con el respeto y el afecto de siempre.

Servido.

filivargas@nullgmail.com