Millones de niños y adolescentes mexicanos no podrán festejar hoy el Día del Niño. Unos 25.9 millones de menores padecen los efectos de la pobreza y la pobreza extrema y, en Veracruz, la situación no es mejor: 1.54 millones se encuentran en esa situación, lo que ubica a la entidad en el cuarto lugar nacional.

El reporte “Pobreza y Derechos Sociales de Niños, Niñas y Adolescentes en México, 2010-2012”, presentado este martes 29 de abril por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en México y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) revela que, pese a haber experimentado en el periodo una disminución de la pobreza extrema de la población menor de 18 años, se registraron 21.2 millones de niños, niñas y adolescentes en situación de pobreza, así como 4.7 millones en pobreza extrema.

A la situación de miseria y marginación que afecta más a los menores, millones de los cuales deben olvidarse de acudir a una escuela a recibir su educación básica porque deben incorporarse en el mercado laboral para ayudar en el gasto familiar o para sostenerse por sí mismo, se agrega que los niveles de pobreza de la población infantil y adolescente en 2012 (53.8 por ciento) siguen siendo significativamente mayores a los encontrados entre la población de 18 a 64 años (40.7 por ciento), a la población de 65 años o más (45.8 por ciento) y al promedio nacional que se ubicó en 45.5 por ciento.

Por ello, las instituciones responsables del estudio destacan la necesidad de contar con una estrategia integral de desarrollo infantil temprano, de tipo intersectorial, con estándares comunes de aplicación nacional y sólido enfoque de diversidad cultural, que permita el acceso efectivo de la población indígena a estos servicios.

Veracruz, cuarto lugar en pobreza infantil

Mientras en todas las escuelas, centros sociales y culturales, oficinas públicas, ayuntamientos, colonias y comunidades rurales de la entidad se realizan hoy festivales para conmemorar a los niños, una fecha que paulatinamente es secuestrada por la mercadotecnia, Veracruz presenta un grave rezago en materia de bienestar, con más de millón y medio de menores que se encuentran en situación de pobreza y pobreza extrema.

En efecto, según el estudio Unicef-Coneval, Veracruz se ubica en la cuarta posición en número de personas menores de 18 años que padecen los dos niveles económicos más bajos, que suman 1.54 millones de personas, apenas superado por el Estado de México (que ocupa la cota más alta con 2.79 millones), Chiapas y Puebla. En la parte más baja de la tabla se ubica Baja California Sur, con 70 mil personas.

Si en números absolutos se nos ofrece un dato duro y dramático, porque representa poco más del 20 por ciento de la población total de la entidad, en términos relativos la situación es más preocupante si solo tomamos en cuenta a la población menor de 18 años.

Aunque en términos porcentuales, Veracruz se ubica en el noveno lugar nacional, superado por los estados de Chiapas (81.7%, en la parte más alta), Guerrero, Puebla, Oaxaca, Tlaxcala, Michoacán, Zacatecas e Hidalgo, no puede dejar de preocupar que los niños y adolescentes veracruzanos que sufren pobreza y pobreza extrema representan el 59.8 por ciento de la población menor de 18 años, arriba de la media nacional calculada en 53.7 por ciento. Es decir, casi dos terceras partes de quienes en los discursos constituyen el futuro de Veracruz tendrán graves problemas de acceso a la educación, la salud y el mercado laboral.

El estado que presenta el menor porcentaje es Nuevo León, con el 30%, casi la mitad de lo que se vive en nuestra entidad.

De ahí que, pese a que este lunes regresaron del periodo vacacional de Semana Santa 2 millones 341 mil 270 estudiantes de todos los niveles educativos, según datos proporcionados por el titular de la SEV, Adolfo Mota Hernández, decenas de miles de niños y jóvenes más no tendrán la oportunidad de acudir a las aulas ni a recibir un juguete o una animosa celebración este miércoles pues se encontrarán laborando en el campo, en casas particulares o en comercios, para paliar los efectos de la pobreza, recibiendo un trato déspota y una miserable compensación.

Mejores políticas públicas para la niñez

En Veracruz, el apoyo a la niñez tiene un enfoque meramente asistencialista. Mientras que la SEV se encarga de brindarles programas educativos, la otra rama de la administración pública estatal que se enfoca en ellos es el Sistema para el Desarrollo integral de la Familia (DIF), cuyas acciones se limitan a paliar temporal y parcialmente a la población infantil en el entorno familiar o a brindarles protección y cuidado cuando se encuentran en situación de calle o de violencia intrafamiliar.

Con ser digna de reconocimiento esta labor, lo cierto es que el fondo del problema se encuentra en las oportunidades sociales y económicas con que pueda contar la población en condiciones de pobreza y pobreza extrema; es decir, no se refieren exclusivamente a los niños, si bien pueden ser el objetivo, sino a las familias en que ellos se desarrollan, incapaces de brindarles por sus propios medios las oportunidades que consagra la Constitución del país.

Isabel Crowley, representante en México de la Unicef, señaló ayer que el reporte realizado conjuntamente con el Coneval busca contribuir en la toma de decisiones de los actores involucrados en el cumplimiento progresivo de los derechos de la infancia, especialmente de los más de 21.2 millones de niños, niñas y adolescentes que se encuentran hoy en pobreza y de los 4.7 millones que experimentan las mayores privaciones y la vulneración de sus derechos por vivir en condiciones de pobreza extrema.

A pesar de que la economía mexicana registró un crecimiento anual promedio de 4.3 por ciento entre 2010 y 2012 (Banco Mundial, 2013), ese dato no se vio reflejado en una disminución de los niveles de pobreza en general ni entre la población de 0 a 17 años, aunque sí se registró una reducción de la pobreza extrema.

Según los resultados del estudio conjunto, una proporción importante de esta población no tiene acceso a los bienes indispensables para su alimentación, lo que obstaculiza el ejercicio de sus demás derechos; de ahí la importancia de implementar estrategias para la atención a las carencias sociales de la población infantil y adolescente que se complementan con políticas y programas de fortalecimiento de las capacidades productivas, creación de empleos adecuados y generación de ingresos de los hogares.

Los presentadores destacaron que existen amplios sectores de la población infantil y adolescente sobre los cuales no se dispone de información adecuada para diseñar y evaluar las políticas y estrategias para su atención, como la población en situación de calle, albergues o viviendas colectivas, la niñez migrante o los adolescentes en conflicto con la ley, que no son considerados en las encuestas a hogares, utilizadas para la medición de la pobreza.

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