Lo mejor del debate de ayer entre los candidatos a la presidencia municipal de Xalapa es que prácticamente nadie se enteró de lo que dijeron. De haberlo hecho, seguramente la licitación por la silla principal del Ayuntamiento se hubiera declarado desierta; con las ocurrencias proferidas, más de un sensato xalapeño valora seriamente en irse a vivir a otra parte. No cabe duda que la ignorancia es osada.

El excesivo número de candidatos y una deplorable organización por parte del OPLE, lograron que el debate no sólo fuera aburrido e inútil, sino que puso en evidencia las pocas herramientas intelectuales de quienes quieren gobernar la ciudad.

Sin excepción, todos mostraron que aspiran a ser políticos más que gobernantes. Confundieron una pobre oratoria con una propuesta sensata, y estuvieron más preocupados en parecer lo que no son –gente preparada para administrar una ciudad como la nuestra- que en ofrecer garantías a la gente de que las cosas pueden mejorar. Ayer se vio que eso difícilmente pasará.

No se trata de un fatalismo sin fundamento. Como hemos dicho, todos lanzan una serie de propuestas que no tienen ningún sustento técnico ni financiero.

¿Sabrá alguno de los candidatos que el presupuesto de la ciudad rebasa los mil 200 millones de pesos, y que la mayor parte de esos recursos -6 de cada diez pesos- se van en gasto corriente? Y lo que es peor, de esos más de mil millones de pesos, la mayoría proviene de participaciones federales y sólo una pequeña parte de derechos, productos y servicios directos del gobierno municipal.

En el debate de ayer, no se escuchó a ninguno de ellos explicar cuánto cuesta lo que proponen y de dónde saldrán los recursos para hacerlo. Nadie dijo saber que los ingresos del Ayuntamiento provienen solamente de dos vías: los recursos fiscales –predial, derechos, productos y servicios- y las aportaciones federales. Las gestiones que hizo Américo Zúñiga en calidad de Presidente de la Federación Nacional de los Municipios de México seguramente no se repetirán.

Si bien es cierto que el gobierno municipal cuenta con al menos 12 fuentes de ingresos federales –entre ellos los fondos conocidos como el FISM, el Fortaseg, el Fortamun o hasta los propios recursos de la bursatilización-, la mayoría de ellas vienen etiquetadas, por lo que el margen de ajuste de un presupuesto municipal es muy estrecho. Estos recursos representan casi 950 millones de pesos, es decir, tres cuartas partes del presupuesto anual.

En cambio, los recursos propios, apenas superan los 200 millones de pesos entre impuestos y derechos. Tal vez por ello, oficinas como la de la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento (CMAS) representa la verdadera caja chica del gobierno y la única posibilidad de administrar recursos frescos, a pesar de la gran cantidad de usuarios que no pagan su servicio.

En tal sentido, ¿es muy difícil ofrecer que el dinero del Ayuntamiento no será utilizado jamás con propósitos políticos y electorales? ¿Porqué no decir también que el reordenamiento vial no es un tema de recursos, sino de establecer reglas básicas de convivencia –prohibir el estacionamiento en avenidas con camellón, habilitar zonas de estacionamiento, regular el transporte público con rutas de acuerdo a necesidades de población y no al interés de los camioneros- para lo cual es necesario recuperar el control de las funciones de tránsito y vialidad? ¿Por qué engañar con ofertas en seguridad pública que son imposibles en lo legal, lo material y lo financiero?

De verdad ¿ninguno de los candidatos ha observado que los mercados y los tianguis representan un gran negocio para organizaciones políticas y muy pocos beneficios para una población que más bien los padece por el desorden que provocan? ¿O que el costo de los servicios públicos municipales no corresponde a su pésima calidad? Sólo por poner un par de ejemplos.

De los diez parece que no se hace uno. No conocen si el gobierno municipal tiene compromisos de empréstitos o producto de sus proyectos de inversión pública, y de ser así, a cuánto ascienden y cómo deberán pagarse. Nadie mencionó lo que el Ayuntamiento gasta en servicios personales y la carga que implica para sus finanzas. Y eso del gobierno electrónico ni soñarlo.

Seguramente todos los candidatos han viajado mucho y desean que Xalapa se convierta en una de esas ciudades de ensueño que han visitado. Pero los xalapeños no quieren convertirse en una moderna ciudad europea o en una tranquila provincia canadiense, porque saben que eso no es posible.

Lo que quieren en realidad es vivir en una ciudad habitable, ordenada, donde puedan transitar con comodidad y seguridad todos los días, y que lo que pagan en impuestos lo reciben con servicios públicos de calidad. Donde el gobierno municipal se convierta en un facilitador de la convivencia y no en un obstáculo para resolver las cuestiones más básicas.

Tan fácil que sería prometer lo posible de lo deseable, pero la ignorancia es osada.

Las del estribo…

  1. “Lo que recibí fue un gran cariño”, dijo el Gobernador Yunes al ser cuestionado sobre los abucheos que le obsequiaron los maestros en el desorganizado evento para celebrarlos. Pues vaya que se llevan pesado y gozan de exceso de confianza.
  2. Tiene mucha razón el Papo Levet cuando acusa que las cosas están muy mal en la Universidad Veracruzana. Para mejorar la situación, podríamos empezar, por ejemplo, por sacudir el sindicalismo burócrata y corrupto que él mismo encabeza.