Aclaración: este es un breve fragmento sobre la muerte de quien fue candidato a gobernador en Veracruz,           tomado del libro, aún en proceso, que lleva por titulo “Nomás Las Cruces Quedaron”,  que muy pronto estará a la venta.

 

…”El asesinato de Manlio Fabio Altamirano Flores en el Café Tacuba, la noche del jueves 25 de este mes de junio del año que corre, 1936, ha convertido en un manicomio la Jefatura de Policía que comanda César Garizurieta “El Tlacuache”. Han dejado a un lado todos los asuntos pendientes para dedicarse al esclarecimiento de este sonado crimen político, comparado con el que cometiera Hugo Toral en contra del general Álvaro Obregón, en la Bombilla y no es que estuvieran motivados por el celo profesional o por el afán de que se hiciera justicia, sino porque al presidente Cárdenas le urge  despejar la incógnita de lo ocurrido.

Y es lógico que esté inquieto el Jefe de la Nación. Se ven involucrados varios personajes importantes de la política y de su gobierno. Uno es Gonzalo Vázquez Vela, secretario de Educación; el gobernador interino de Veracruz, Guillermo Rebolledo; el ex secretario de Guerra y Marina, general Pablo Quiroga; el general Guadalupe Sánchez; caciques, líderes políticos y también el general Saturnino Cedillo.

Durante los careos entre los detenidos, Antonio Pérez Zamora, ayudante del general Sánchez, echó de cabeza al candidato a senador Manuel Olmos Ruiz, de quien afirma que entre el 6 y 8 de junio fue a Jalapa, acompañado de Olmos. Llegaron como a las 9 de la noche. En la puerta del hotel México, encontraron al “Pirrin” y al preguntarle si no estaba el diputado Joaquín Muñoz, dijo: “no está aquí. Salió para Coatepec, en una mula”. La verdad es que Muñoz se fue a Almolonga, según informó Gabriel Chávez, ayudante de Muñoz. Que en otra ocasión, cuando llevó a Jorge Bernal a la casa del general Sánchez, dijo al despedirse: “bueno… ahí se queda Bernal para que acabe con Altamirano”.

El día 3 de julio, el “Tlacuache” Garizurieta, afirmó haber sido amenazado de muerte por alguien que le habló varias veces por teléfono. Igual amago sufrió doña Bertha Descomps, viuda de Altamirano, quien acudió a la jefatura de policía en busca de protección. Rondan su casa en Insurgentes 498 gentes sospechosas con toda la pinta de pistoleros de Manuel Parra, “el Mano Negra”. En la tarde de ese mismo día se presentó ante el procurador Raúl Castellanos, el diputado federal Joaquín Muñoz, contrincante que fue de Altamirano, quien está apoyado por el ministro de Educación, Gonzalo Vázquez Vela y por el gobernador interino de Veracruz, Guillermo Rebolledo. Por eso le llamaban el candidato oficial, no obstante que era Manlio el seleccionado y sostenido por el PNR.

El diputado Muñoz dijo al Procurador que prescindía de su fuero y se pone a disposición de la justicia para que lo investiguen y castiguen si se le encuentra culpable de la muerte de su rival.

Las investigaciones siguen en la Jefatura de la Procuraduría del Distrito Federal, aunque por su parte también colabora la justicia federal, no obstante que esta muerte no es de su competencia.

Se presentaron a varios sospechosos

 A Paredes Zamora lo pusieron a la vista de las meseras del Café Tacuba y ninguna lo identificó. Igual sucedió con Norberto Salgado, amigo de Nicho Millinedo, el dueño del restaurante.

-“Este no fue”-, dijo Diego Rivera, el famoso pintor que esa noche cenó allí en compañía de varios amigos y vio todo.

A Hermila Herrera, la llevaron a declarar. Ella había escrito una carta a Manlio, avisándole que habían salido de Almolonga unos pistoleros de la “mano negra”, con instrucciones de matarlo inmediatamente y hasta dio el dato de que a cada uno se les dieron 500 pesos como adelanto por el “servicio”.

Manuel Mendoza, Jefe de grupo de agentes está encargado del interrogatorio y pone en claro que fue Ángel, hijo de Hermila el que descubrió la trama. Ángel de 18 años, trabaja en la hacienda de Almolonga, relata que yendo en un camión de allá de Jalapa, manejado por Manuel Caraza llevaba dos pasajeros que se llaman Rafael Cornejo Armenta y un tal Alemán Lobillo, quienes durante el trayecto enseñaron gruesos fajos de billetes que al preguntarles cómo le hacían, rieron y respondieron:

-Qué te importa.

“Me arrellené en el asiento y simulé quedarme dormido. Entonces los oí planear la mejor forma de dar muerte a Manlio”.

Ya en Jalapa, oyó a Cornejo telefonear a Veracruz, donde lo enteraron que el candidato Altamirano se disponía a salir a México. Entonces, Rafael, le indicó a Alemán Lobillo que había contraorden y que se tenían que regresar a Almolonga.

Manuel Olmos, es el secretario general de la Liga de Comunidades Agrarias y candidato a senador. Sus representantes en el DF son el diputado Muñoz, Antonio Nava y Oscar Fano. Olmos dijo al Procurador Castellanos que junto con Bernal, candidato a diputado en la planilla del licenciado Amado Trejo, había hablado con el general Saturnino Cedillo, secretario de Agricultura y Fomento y con el licenciado Carvajal para localizar al general Cándido Aguilar  para que se les apoyara como candidatos fuera del PNR.

Olmos tiene 29 años. Nació en Teocelo. Agricultor. Juró que en los plebiscitos del PNR había ganado el diputado Muñoz y no Altamirano.

Por su parte Gildardo Alemán Lobillo, declaró que solamente debe nueve vidas y no tantas le achacan. Dice que los autores intelectuales del crimen de Altamirano son Manuel Parra y Olmos. Que el primero le dio 500 pesos, igualmente a Rafael, cuando les planteó el asesinato y le regaló a Rafael una pistola Colt, calibre 38, automática. Y que él usa una pistola marca “Llama”, del mismo calibre. Que la promesa era por mil pesos, si matábamos a Altamirano. “Hicimos guardia cerca del despacho en la calle 5 de Mayo, en México pero no pudimos cometer el asesinato”. “Fue hasta el día 25”.

Rafael volvió el día 26 de junio, a Almolonga. ‘Llegé casi al amanecer’, dijo a la esposa de Luis Leal, segundo de Parra.

-“ ‘Ora’ si estará contento el patrón porque ya me eché a Altamirano…”.

Manuel Caraza, el chofer que llevó a Cornejo y a Alemán Lobillo a la ciudad de México, confirma lo dicho por Ángel, el hijo de Hermila. Dice que Rafael nació en Ixhuacán de los Reyes, que tiene 22 años y que es muy diestro para matar y que le apodan “el hombre de la silla” porque asesina a sus víctimas cuando están sentados y por la espalda, casi siempre…

El careo entre Manuel Parra y Alemán Lobillo es muy revelador.

Alemán Lobillo le dice:

-“No se haga el pato, don Manuel; confiese que sí me conoce…y ¡demasiado!…¡por la salvación de mi alma y de mis hijos, juro que digo la verdad!…”

Poco  a poco, el caso  pierde interés, tanto en la prensa como en la radio. Se ha diluido. No hay culpables. Todos son inocentes…”

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