Atzacan es un municipio veracruzano de 20 mil habitantes ubicado en la zona de las Altas Montañas, y como todos los municipios rurales de Veracruz, adolece de los servicios más elementales y le sobran los problemas.

Su presidente municipal, Octavio Misael Lorenzo Morales, prometió durante su campaña profesionalizar, certificar y aumentar el número de elementos policiacos, subirles el salario y mejorar su parque vehicular. También prometió solucionar “inmediatamente” la carencia de agua. Y es que a pesar de los abundantes yacimientos con que cuenta Atzacan provenientes del Pico de Orizaba, la población padece del vital líquido.

Pero después de un año al frente de la comuna, ni ha mejorado la seguridad ni ha solucionado la bronca del agua. De hecho la quiere cobrar y a la mala.

Por acuerdo de Cabildo la ciudadanía tendrá que pagar un impuesto de 140 pesos anuales por el servicio del agua y otros 140 pesos por el servicio de limpia pública.

Si este impuesto se cobrara en alguna zona clasemediera de Veracruz quizá nadie lo objetaría, pero en Atzacan donde sus habitantes viven de empleos temporales y también viven de milagro, la ordenanza no pegó, a pesar que don Octavio dijo que el pago no será nada gravoso “porque si hacen cuentas, cada familia pagará diariamente 38 centavos”. (En realidad serían 76 centavos diarios).

Pero si es gravoso y muy gandalla porque el municipio que gobierna es uno de los más pobres y marginados de la entidad.

Como es lógico la gente comenzó a protestar y de la protesta pasaron a la toma del Palacio Municipal que lleva dos días cerrado y sin prestar servicios.

Este miércoles me tocó pasar brevemente por Atzacan y fue como me enteré del problema. Uno de sus pobladores, Inocencio Martínez, me dijo que si tuvieran al 100 por ciento esos servicios nadie se negaría a pagarlos “pero aquí no hay luz, no hay drenaje ni pavimentación; el agua no llega a varias colonias, las calles están muy fregadas. Mire nomás los montones de basura” y señaló un promontorio donde dos perros famélicos hurgaban en los desperdicios.

El alcalde (al que no pude ver porque estaba “en una junta”), alega que si la población quiere mejores servicios debe pagar por ellos, pero los pobladores dicen que primero quieren ver esos servicios y luego pagarán. “Primero que tienda el muerto y luego nosotros soltamos el llanto; pero que no quiera hacer las cosas de otra manera. Además, aquí son pocos los que ven 280 pesos juntos, la gente es pobre”, me dijo Inocencio.

Octavio Misael Lorenzo lamentó que por el bloqueo a Palacio no se esté cobrando el impuesto predial, pero no cede ni un ápice en su pretensión de querer cobrar por dos servicios deficientes.

En síntesis, el alcalde quiere obtener dinero de donde sea y como sea que para eso es la autoridad.

Este es sólo un ejemplo -entre los cientos que hay en los municipios rurales de Veracruz- de la lucha de un sujeto autoritario, por joder a sus gobernados pobres y fregados.

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